Los fantasmas de Anastasia.

Ahí viene Caroline de nuevo.

Ahí estaba yo como idiota viéndola escondido como todas las veces anteriores, nunca eh tenido valor para enfrentar esa atracción contradictoria. Claro que no es una atracción física de eso estoy seguro, no es fea claro, pero es más bien esa clase de atracción a lo prohibido a lo que el mundo censura por mero capricho. Tengo mucha curiosidad no lo puedo negar, es una persona muy extraña y callada, no puede ser posible que sea tan pasible cuando la tratan tan mal en la escuela. Quizá sea morbo... llamenle como quieran la verdad es que no me interesa lo que sea, para mi es simple curiosidad.

Y luego esta Caroline, la que pone fin a mis acosos silenciosos. Es más molesta de lo que creía, no tengo nada en contra de ella pero simplemente no puede dejar a Anastasia ni a sol ni a sombra. 

—¿Estas a caso contemplando tu insignificancia?—Dijo Caroline con sarcasmo monótono acercándose a su presa—. Hola imbécil—Sonrió.

—¿Que quieres Carol? —Dijo con voz fría observando el suelo.

Se miraron, una in expresa y otra con diversión, sentí fría mi espalda entera,me tensaba. Caroline se acercó abarcando el espacio en el que Anastasia se recargada. Esta última al ver que Caroline se acercaba dio un paso atrás y callo en un charco, que hizo qué se sobresaltase y cayese al suelo el cigarrillo.

—Hasta para ser estúpida eres la más estúpida—Comentó Caroline con simpatía.

Anastasia se quedó callada, puso el pie sobre el cigarrillo y lo piso con efusividad. Pero había sucedido algo extraño, su cara no tenía ninguna expresión, no miedo, no enojo, o nerviosismo. Se miro los tenis mojados y frunció los labios con disgusto. Miro a Caroline que en ningún momento le quito la vista de en cima y se veía muy divertida.

Era una escena muy extraña.

—Maldita sea—Gruño desanimada.

  —No te quejes hay gente peor en el mundo—Dijo Caroline sonriente—, ¡Que bueno que no los conozco por que contigo tengo suficiente!.

En circunstancias distintas ese comentario me habría dado risa, pero no me dio gracia.            
Bien, lo admito a veces soy insensible, pero tendría que ser un maldito desalmado para no sentir al menos ¿Lástima a caso?. Veo todo, como la tratan, claro a veces me da algo de risa las estupideces que dicen,pero a también me gustaría decir algo que contrarrestará todas las idioteces.

Esas escenas son algo patéticas, algo incomodas.

*

—Oye Idiota, el viernes habrá una fiesta en la casa de Lucas—Trae tu propio alcohol, vendrán las de quinto grado—Sonrió victorioso.

Idiotas de segundo grado emocionados por que habrá alcohol y chicas más grandes, ebrias que las entregan a los cinco minutos, incluyendo a las de intercambio una que otra canadiense, algunas alemanas  y las hermosas rusas. La verdad no comprendo si son los suficientemente estúpidos o sólo se hacen, claro que para un rato esta bien, hay que ser sinceros y la verdad es que un rato con una chica guapa se disfruta pero hay cosas que es mejor dejarlas así, esas chicas eligieron esa vida y hay que saber diferenciar cuando  es de un rato y cuando ponerse serios, nunca pueden tomarse con seridad ni siquiera un rato.

—Aya nos vemos—Dije animado.

Yo se cómo son esas fiestas, no se si es prudente ir aburrido y sin ánimos. La verdad es que no tengo muchos ánimos de aguantar universitarios borrachos y chicas de sonrisas fáciles.

—¿Quien asistirá?—Pregunte después de un rato.

—Casi todos, del salón todos menos las europeas.

—¿Cuales?—Dije extrañado.

—La alemana, la rusa y la inglesa—Señaló al grupito de atrás.

—¿Anastasia?—voltée a verla de lejos extrañado—¿La invitaron?.

—Si el mismo Lucas fue—Arqueo su ceja rubia—Después de todo son sexys, aunque sean tan "especiales".

—Ustedes nunca han querido a Anastasia—Negué desconcertado.

—Sólo por que Lucas anda diciendo que la vio en las duchas y ahí lucía sexy—Dijo sonriendo.

Hijos de puta, nunca la habían tomado en cuenta, digo no es que me importe pero al menos no soy hipócrita.