Es una lectura corta, disfrútenlo.

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-¡Estúpido cuaderno!-digo, intentando hacer que entre en mi bolso. Ha sido un día largo y finalmente es viernes así que seré feliz en mi casa, con un libro obviamente.

-¡Hey Dani!- escucho que alguien llama. Es Carlos, eso pone una sonrisa en mi rostro, es un buen amigo.

Ya he caminado hacia la puerta del salón donde esta parado.

-¿Qué onda, cariño?- le respondo, sólo porque sé que sonreirá en cuanto diga "¿Que onda?"

-¿Quieres salir conmigo este sábado?- pregunta de golpe, con mucha seriedad y obvia tensión.

-¿Cómo?- le respondo. Me ha tomado por sorpresa, lo suficiente como para separarme del marco de la puerta, donde estaba recostada.

Déjenme explicarles: Carlos es mi amigo desde hace años, como 4 más o menos, somos cercanos, cariñosos el uno con el otro, nos tenemos confianza y no puedo decir que en algún momento no hayamos pensado en "salir". Pero nunca lo intentamos, de alguna manera supimos que no funcionaríamos. 

  -¿Quieres salir conmigo este sábado?- pregunta de nuevo, con lentitud, intentando ponerle gracia, pero sin dejar de estar tenso.

-Cariño te quiero y te consta, pero no nos vemos de ese modo- le respondo, poniendo algo de énfasis en la palabra "nos".

-No, no lo hacemos, bebé- me respondió, sonriéndome, lo que se me hizo raro.

Me abrazó relajado y tranquilo, como estoy acostumbrada a verlo.

-¿Y de donde salio esta idea?- le pregunto, en uno de mis ataques de curiosidad, mientras empezamos a caminar para salir del colegio. 

-Nada...Sabes debo irme, ¡Te quiero!- dice alejándose, claramente incomodo. 

Estoy un poco sorprendida, así que parpadeo y sigo mi camino.

Ya he bajado las escaleras y cerca de la puerta se encuentra el chico con el que vivo.

Es increíble que se mudara a casa hace sólo seis meses, parece mucho más tiempo, claro con mis padres siempre de viajes de negocios no es difícil pensar que es más, pues casi siempre nos valemos por nosotros mismos.

Me encanta recordar lo dispuesto que estuvo a hacer el intercambio cuando se lo propuse, en el momento en que dije: "¡podríamos estudiar en el mismo colegio y vivir en la misma casa!" Aceptó.

Así que aquí esta, esperándome como lo ha hecho desde hace seis meses. Este será un buen día.

Nota que camino hacia el y me sonríe, lo cual hace que la pequeña cicatriz que tiene en un lado de la boca se curve, como una segunda sonrisa. Se separa de la pared donde estaba apoyado y arremanga las mangas de  su camisa.

Es increíble lo mucho que he llegado a acostumbrarme a su imagen de adolescente (ya que nos conocemos desde niños, su familia y la mía son amigas desde hace mucho, pero me costo acostumbrarme a verlo "crecidito"). El cabello, rubio o castaño claro dependiendo de como le pegue el sol; su estatura, sólo un poco más alto que yo (recuerdo que me reí cuando hizo tanto revuelo por ser finalmente más alto que yo); sus ojos, de un café claro;  y sus labios, que tan lindos me parecen. 

-Hola ¿Que tal tu día?- pregunta con cierta mirada insinuante.

-Todo bien- le respondo, extrañada por su tono.

-¿Algo nuevo?- pregunta con clara ansiedad.

-De hecho, sí. Carlos me invito a salir- le respondí, mientras revisaba mi celular. Cuando levanté la vista él me miraba expectante- y le dije que no- le digo, en tono de "obviamente".

-!Eres increíble!- dice con una expresión de molestia- !Me doy por vencido!.

-¿A que te refieres?- pregunté.

Suspira.

-Estas claramente triste- dice, dejándome estupefacta- cuando lees no te concentras, relees lineas una y otra vez, cantas muy poco, estas distraída, cada vez ignoras más al mundo en tus audífonos- continua, en este punto ha comenzado a inclinarse hacia delante- y he intentado solucionarlo, te compré 2 libros nuevos, te descargue más música  ¡te hice tu desayuno favorito!.- toma aire y continua- Y hoy, te organice una cita con un chico que te gusta ¿Y LO RECHAZAS?

Estoy estupefacta.

-Y-yo... n-no- balbuceo.

Respiro  hondo. Me calmo y le respondo: 

-Estas haciendo un escándalo.

-¿Y crees que me importa? Yo quiero respuestas- dice, mirándome con fiereza.

Lo tomo del brazo y lo conduzco al baño de chicas, ya es ultima hora así que no hay problema. Cierro la puerta y me volteo.

Él esta de espaldas al banco que esta al final, mirándome expectante.

- No quieres saber que me tiene así- le digo, y como respuesta sólo consigo una mirada de "necesito saber"- Tú.-Esperé y cerré mis ojos- Me matan  tus ojos, tu amabilidad, lo odioso que puedes llegar a ser, me mata que te dieras cuanta de que no me concentro cuando leo, porque nadie más lo haría; me mata cada día- Listo, lo he dicho, esto me ha carcomido desde hace tiempo. Abro mis ojos. Y lo que veo me sorprende, no se que esperaba ver, pero en definitiva no esperaba verlo sentado en el banco, con posición y expresión hundida, como si lo acabaran de derrotar.

Voy y me siento a su lado.

-Esta bien- dice, con tono hueco y la mirada baja-mi madre dijo que podía volver si las cosas no funcionaban.

Esta comenzando a pararse cuando lo jalo, y lo siento a mi lado de nuevo. A penas acabo de entender que lo ha entendido todo mal.

-Eres un idiota- declaro, aun con su muñeca agarrada mientras sonrío y niego con la cabeza.

 - Sí, ya le he entendido ¿Okay?- me responde casi a gritos- Me desprecias, te caigo mal.

Me paro y me pongo frente a él.

-No, idiota. No me caes mal, me gustas, mucho- dicho esto le doy la espalda y voy a lavarme las manos, una costumbre que tengo cuando estoy incomoda. 

- Así que sí, me gustas. Pero en cuanto a eso de irte... me mata que estés aquí, más no puedo imaginar que no estés- Me he volteado y después de tal demostración de vulnerabilidad, decido tomar las riendas de la situación- Pero lo superaré, no te preocupes, en algún punto, se me pasará.- Me dispongo a salir del baño.

-¿Cómo?- lo oigo decir, y por su tono sé que era para sí mismo, pero no contó con el eco del baño.

-No se, tal vez drene una parte de mi sangre, así de profundo te has metido-me volteo y veo una mirada horrorizada en su rostro. Voy a sentarme a su lado y pongo una mano en su hombro- calma, no lo haría- le digo para tranquilizarlo.

-Pero yo sí- responde con lentitud. Quito la mano de su hombro- De hecho, yo tendría que sacar toda la sangre que hay en mí para sacarte de mi sistema- dice, mientras se voltea y me mira a los ojos, por primera vez desde que le dije lo que sentía.

Estoy estupefacta, congelada. Él se levanta y me mira como diciendo: "ahora hablo yo".

-¿acaso crees que me doy cuenta de tus pequeños detalles por accidente? No, los noto porque te observo, porque si tu estas bien, yo soy feliz. Razón por la cual te organice ¡una cita con otro chico, aunque eso me mate  a mí- comienza a exasperarse, no es muy bueno con las palabras- Y estos 6 meses han sido tortura y felicidad. Y...y...

Me besó.

 un beso con el cual he estado soñando desde hace semanas. Me derrite los huesos, me des concentra, no se de minutos ni horas, estamos solo él y yo en el mundo. Y así será,  siempre. 

  



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⏰ Última actualización: Sep 18, 2020 ⏰

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