Invierno

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El viento jugaba con su cabello mientras sus pasos crujían sobre la nieve, el viento chocaba contra su rostro siendo cortado por el hielo en este pero no le importaba ¿desde cuando ya nada de eso le importaba? Mirando la fría figura frente a él se recordó, fue aquella vez que se fue, que lo dejo para ser un poderoso líder, cuando destruyo a ese hombre.

Claro que nunca pensó que la destrucción de este seria su propia muerte. Por eso estaba ahí. Necesitaba volver a vivir.

Volteándose el cazador dejo ver su confiable compañera Bloody Rose aferrada a su mano, pero su agarre era suave e incluso desganado. Su rostro estaba pálido, sus labios rojos y sus ojos amatistas fríos como la nieve, sin odio, sin alegría, estaban vacíos como su alma.

A un metro de distancia se detuvo, analizando al menor, quien a estas alturas no era ni la sombra de lo que alguna vez fue, pero ante esta idea curvo una sonrisa irónica, ya que el mismo, era solo el recuerdo de un gran líder.

—¿Por qué me buscas?—Pregunto con voz pausada y rasposa, mientras su pupila penetraba la contraria

¿Por qué?

¿Por qué estaba ahí en primer lugar?

No lo sabía

¿Qué estaba esperando?

Él tuvo la necesidad de verlo, de enfrentarlo cara a cara, de sentir como alguien le negaba su superioridad y lo enfrentaba sin miedo.

Desde que se había marchado, esperaba ver como el cazador se auto destruía, como moría lentamente, verlo caer a la locura y poder sentir que había ganado.

Pero no fue así.

Tenía a Yuuki.

Tenía el poder.

Tenía a sus nobles.

Había destruido la esencia de Zero.

Pero algo le faltaba.

Mientras estudiaba al cazador, metió las manos en sus bolsillos y se acercó al árbol frente al menor, mientras este le seguía solo con la mirada, hasta verlo apoyar su espalda contra el árbol, cerrando los ojos y dejando que la fría briza hiriera su piel para acordarle que estaba vivo.

—Kaname... —Había llamado Yuuki nuevamente, pero él seguía viendo a través de la ventana de la mansión la nieve caer, aquello fue el detonador de recuerdos y de la necesidad, la fría nieve, quién a pesar de ser solo agua no temía a nadie, no paraba por nadie... como el cazador. De pronto sintió las manos de Yuuki en sus hombros y como esta coqueta acercaba su cuerpo al suyo

—Algo falta... —Tan solo murmuro y sintió como la menor se colocaba tensa

—Pues... lo que quieras, te lo puedo dar... —Dijo nerviosa la menor mientras agarraba con fuerza su ropa, como siempre, trataba de complacerlo, darle todo para no perderle— Solo dime y será tuyo, todo...

—No —Tan solo había contestado antes de voltearse y alejar a Yuuki de su cuerpo— No puedes.

Abrió los ojos dejando el recuerdo atrás y miro de frente al frio cañón de la Bloody Rose, que ahora solo estaba a centímetros de su rostro.

—Te necesito. —Solo murmuro

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