Regreso (objetivo la tierra #1)

3-Preparación de primera misión

  Ya hemos terminado las pruebas, es fascinante que se haya tardado solo un día. Las notas han sido fascinantes. Yo he tenido las mejores marcas. Habilidad en situaciones complicadas (la primera), 10. Destreza, 7.5. Cuerpo a cuerpo, 8.8. Profundizar la mente, 7. Circuito, 9
  Me siento muy orgulloso. Siento como si pudiese contra esos seres. La única duda que tengo es cómo han conseguido saber tanto sobre ellos. Si solo han tenido una ocasión de contacto visual. A lo mejor sabían más de lo que pensamos y no quieren contárnoslo. Puede que no sepan suficiente. Esas son mis mayores sospechas. Algo no me huele bien en este proyecto.
  Confío en Anderson, en sus propósitos, en que todo salga bien.
  Corto...

  Tras terminar aquel diario, una voz se colaba pos la puerta entreabierta de mi habitación.

  —Buenos días, lez.—era la capitana Amnes.
—¿Que hace aquí? Esto es mi zona privada.
—Solo venía a asegurarme de que está despierto.

No hizo nada, solo se dio media vuelta y se fue.
Aquello me resultó muy extraño. Se le veía una pequeña sonrisa que atemorizaba bastante. Desde aquel día, me sentía observado. No se si sería por mis calificaciones en las pruebas. Empezaba a pensar que no fue buena idea superar las pruebas.

Me dirigí a la sala de reuniones. Para mi sorpresa, no estaba nadie. Unicamente, una pantalla que titilaba. Todo estaba oscuro. Miré la hora. Las 5:26 am, demasiado temprano ¿Cómo me había despertado tan pronto? Y algo aun más extraño es por qué Amnes también. Aun tenía una hora para descansar. Me acordé de lo que pensaba de los humanos y su pereza. No podía descansar. Posiblemente eso sería mi lema.
  Me dirigí a la sala de entrenamiento. Se encontraba a la derecha que la de pruebas. Los entrenamientos serían muy variados, eran casi lo mismo que las pruebas. Lo único que me interesaba era superar ese circuito otra vez. Las batallas, fijo que la que hice en las pruebas no era la única simulación que habría.
  ¿Qué hice?
  Muy sencillo, ambas.
  Me dispuse en la linea de inicio. Activé el sistema de Okons y otros enemigos durante el circuito. Mi equipaje era, obviamente, mi traje de guerra, un revolver de energía, un subfusil y mi escudo de bola.
  Yo mismo decidí mi salida. Empeze trotando un poco mientras llevaba a manos el subfusil. En poco tiempo, aparecieron unos Okons. Tuve suficiente tiempo para reaccionar y evitar su ataque con un escurridizo esquive, acto seguido, un golpe en una de sus patas, se la torcí por completo, esto hizo que se rindiese en el suelo a pesar de sus intentos de contraatacar. Los otros dos, armados, me atacaron como intentó el primero. Se repitió la situación, esta vez no en sus piernas, esta vez en sus caras. Su viscosa y verde sangre me salpicó. El suelo se agrietaba al igual que en la prueba. No me dio tiempo a continuar el camino, otro grupo de Okons y otros bichos extraños similares a una mezcla entre escorpiones y humanos. Para ello prescindí de mi subfusil. Mi puntería con armas de fuego era excelente y debía aprovecharlo y sobre todo, perfeccionarlo. Antes de que llegasen apunté y disparé a cada uno de ellos. Ninguno sobrevivió a mis disparos. Continué mi camino, rápido y evitando las grietas del suelo desértico.
  Tras pasarla, una colina se abría paso en el camino y me obstaculizaba y reducía mi velocidad en el momento de subir. Los Okons aprovecharon ese problema para atraparme. En esa... no sobreviví.
  La simulación finalizó.

  —No te preocupes. Con el tiempo mejorarás.—Amnes... siempre tan siniestra.
  —G...gracias. Y si... supongo que con el tiempo mejoraré, pero... ¿Cómo afectaría esto a las misiones?
  —No te preocupes por eso, sois mejores de lo que creéis. Ya son las 7, tus compañeros están esperando en la sala de reuniones. Deberías ir.

  Así como apareció, se fue. Lo de seria no era su mejor descripción, es mejor siniestra.
  No tardé mucho en llegar a la sala. Solo me retrasé porque fui a mi habitación para cambiar mi ropa y pegarme una ducha rápida, solo para eliminar el olor pestoso del sudor de la noche y del entrenamiento. Todos me miraban, me sentía extrañado. Incluso más extrañado que con la capitana Amnes, quien también se encontraba entre ellos.