Capítulo 11

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—Te lo compensaré —Le doy un beso en la barbilla y se agacha para tomarlo en los labios.

—Duro y 24 horas —Sonríe y niega.

Duro...

Agarra su maleta y la arrastra para la puerta de embarque, su público lo espera.

Verlo irse es de las cosas que bien podría suprimir de mi vida, pero es necesario. Estar pegados como sanguijuelas simplemente hace que todo duela más, nuestros lazos se hacen uno solo y si lo tuercen duele como un puñal clavado en la piel.

No creo resistir tanto la distancia, sueltame de tu mano...  Si puedo seguir de pie no habrá sido en vano.

Enseñame a estar sin ti un minuto, una hora, un día. Quiero aprender como es vivir un ratito sin tu compañía.

Me acostumbre a ser tu sombra fiel y ahora es tan difícil recordar quien soy, demuestrame que sale el sol el segundo en el que no me miras.

Suspiro al recordar esa canción de Andrés Cepeda que ahora tan bien me viene y mientras él desaparece entre la gente que lo ignora me voy empujando la carreola de Joselito que roba varias miradas al pasar, como si fuera el mejor auto del mundo... Y lo es, para bebés.

Romperse y reconstruirse es el pan de cada día en las relaciones, el amor el mejor pegamento.

Sin Maluma a mi lado soy simplemente una chica más caminando en el aeropuerto.

Antes de salir me permito rememorar aquel día en el que fue concebido mi hijo, cuando apenas se cocía este amor después de haberlo admirado tanto. Me es increíble pensar todo lo que ha sucedido desde entonces, las personas que han entrado a mi vida y los sube y bajas que he tenido.

Antes me quejaba porque no pasaba nada interesante en mi vida y ahora que esta en un constante cambio extraño esa tranquilidad... Pero no cambiaría los momentos con Juan Luis y mi hijo por volver a mis solitarios días metida tras un mostrador.

S

uspiro y sigo caminando por las calles demasiado concurridas hasta una base de taxis, el auto en el que llegamos se queda en el estacionamiento para cuando Juan vuelva.

—Suba —Me abre la puerta del auto y cargo a Josesito para subir mientras en hombre hace malabares con el cochecito.

Al acabar sube y le indico la dirección de la casa de mis padres. Me pesa el pecho volver sola, ya no es lo mismo andar por ahí.

Hay muy pocos carros transitando y la carretera se me hace un poco tenebrosa. Tenia que ponerme manos a la obra y buscar ofertas de empleo antes de que para la gente pase de ser
una exhibicionista de baño de cine a una mantenida.

Pretty Boy & Pretty GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora