ME DESCUBRIERON

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<< perdón, realmente lo siento, no había podido escribir en mucho tiempo y es que pues acabo de regresar a mis actividades escolares y he tenido horarios muy apretados.

Por el momento les dejo este capitulo un tanto corto, espero lo disfruten, comenten y voten.

Estaré actualizando lo más pronto posible. BESOS <3

NARRA FABY.

Después de la escuela, Alex me acompaño a mi casa, me dijo que quería saber cómo era, ya que nunca la había invitado, caminamos muy tranquilas, mi casa no estaba muy lejos, así que no tardamos en llegar. Pasamos hasta mi cuarto, no era grande, pero si muy cómodo, sacamos nuestras libretas y comenzamos los deberes, normalmente los hacíamos juntas, así podíamos vernos casi todo el día.

Estábamos sentadas en el piso, con las libretas sobre la cama, cada una estaba concentrada en sus cosas; de pronto sentí su mano en mi espalda, la miré y me sonrió, poco a poco se fue acercando, me acomode mejor, para que pudiera acercarse más y cuando la distancia ya no existía entre nosotras, me besó.

Al separarme de ella la miré tímidamente, sentía mi corazón saltar como loco, era así como me hacía sentir ella; se mordía discretamente el labio inferior, se veía súper linda haciendo eso. Luego de lo que pareció una eternidad, continuamos con la tarea.

Nuestros encuentros a solas eran cada vez más íntimos, a veces pasábamos horas besándonos y tocándonos un poco, era bastante emocionante, no hablábamos, solo sentíamos.

- Oye Faby, ¿a qué hora llega tu mamá? – me preguntó Alex sacándome de mis pensamientos.

- Ya bastante tarde, a veces no la escucho llegar – le contesté mientras guardaba todo lo que ocupamos para la tarea.

- Es bastante triste que te quedes todas las tardes tu sola ¿no? – pregunto arrugando la frente.

- Bueno no triste, me sentía un poco sola, pero después de acostumbrarme, incluso llegue a disfrutar el tiempo que pasaba en casa después de la escuela – dije con un poco de nostalgia y alegría – pero ahora estás tú aquí, no tengo motivos para sentirme sola – me sonrojé bastante al decir eso, pero era lo que sentía, cada vez me costaba menos ser totalmente sincera con ella.

- Me alegra que así sea, no me gustaría verte triste una vez más – me dijo acercándose a mí, me abrazó y me besó.

Nos quedamos así un largo rato, nos besábamos, nos tocábamos, nuestro roce se volvía cada vez más intimo, excitante; no me había dado cuenta de la hora, hasta que escuche la puerta de la entrada abrirse, ¡demonios! Era mi madre, miré el reloj ya pasaban las once, casi eran las doce, miré a Alex, quien solo se encogió de hombros.

- ¿Me puedo quedar a dormir? – me preguntó sonriendo, yo ya estaba a punto de ir a ver a mi mamá.

- Claro, acomódate, iré abajo a decirle a mi mamá – bajé rápidamente y la saludé.

- ¿Y eso que estés despierta a esta hora? – me dijo cuando me vio.

- Es que una amiga y yo estábamos haciendo la tarea juntas, no vimos que tan tarde se nos había hecho – mi mamá sonrió.

- Bueno, ¿aún está aquí? – me preguntó preocupada.

- Si, ¿se puede quedar a dormir? – dije poniendo cara de suplica.

- Claro, no te preocupes, se puede quedar – dijo sonriente.

- Bueno, entonces nos acostaremos ahora – comencé a caminar hacia las escaleras.

- Fabiola, ¿ya cenaste? – preguntó mi madre y en ese momento recordé que no había comido nada desde hace rato, no había notado el hambre que tenía.

- De hecho no, ahorita bajo junto con... Alex, para comer algo – le dije continuando mi camino.

- No, si quieres les preparo algo y en un rato se los subo – dijo mi mamá, asentí con la cabeza y regresé con Alex a mi cuarto.

Ella estaba acostada bocarriba en mi cama, tenía los auriculares puestos y movía su cabeza al compás de la música, me parecía preciosa haciendo eso, así que me quede mirándola el resto de la canción; luego de ver que se quedaba quieta y con los ojos cerrados, me acerqué y le di un beso mientras estaba desprevenida, rápidamente ella correspondió de inmediato y poco a poco nuestro beso se hacía más profundo; pero en ese momento no estaba pensando en algo importante.

-¡¿QUE DEMONIOS SIGNIFICA ESTO?! – gritó mi madre desde la puerta, tirando los platos con un par de emparedados que tenía en sus manos, las cuales utilizó para taparse la cara e irse corriendo.

Alex y yo nos quedamos petrificadas, mirábamos la puerta, luego nos miramos entre nosotras ¡MIERDA! ¿Ahora qué?

Sin ti no puedo vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora