Capítulo 32.
Bajé del coche de Ji Yong y cogí la maleta con manos temblorosas. Muchas preguntas pasaban por mi mente. ¿Qué mierda hacía aquí? ¿Desde cuando me levanto a las 5 de la mañana por un hombre? ¿Cómo dormiríamos esta noche? ¿Por qué vine? ¿Cuándo dije que sí? ¿No quería olvidarme de él?
-¿No vas a entrar?-Preguntó Ji Yong abriendo la puerta de la casa.-Nadie va a robar el coche.
Cerré la puerta y el desde lejos puso el seguro. Entre en la casa y dejé la maleta en el sofá.-Bueno, otra vez aquí.
-¿Piensas en algo?
La pregunta sería en que no estoy pensando.
-No, estoy bien.
-¿Quieres cenar algo?
-No, estoy bien.
-¿Te pasa algo?
-No, estoy bien.
-¿Estás en modo repetición?-Se rió.
-Lo siento, estaba en otro mundo.-Pasé mis manos por el pelo.-Se me hace raro dormir aquí.
-Sabes que si no quieres, no vas.-Encogió los hombros.-Puedo estar solo todo el día.
-No, quiero hacerlo.
(...)
Después de cambiarme bajé al salón para encontrarme con Ji Yong. Colocaba unas sábanas en el sillón.
-¿Qué haces?
-Preparar mi cama de esta noche.
Negué con la cabeza.-Tú no vas a dormir ahí.
-¿Quieres dormir tú?-Me miró extrañado.-Es bastante incómodo.
-No.
-¿Dónde vas a dormir?
-En tu cama.
-¿Y yo?
-En tu cama.-Entrecerré los ojos.
-Oh.-Susurró.-¿Estás segura?
-No me molesta que duermas conmigo.-Encogí los hombros.
-No quiero tener más problemas con Seungri.
-¿Desde cuándo te importa?-Pregunté un poco molesta.
-Bueno, como quieras.
Guardó las sábanas y subió a la habitación para poner otra almohada. Fui detrás de él y me apoyé en la mesa. Me sonrió al ver que estaba mirándole y besó mi frente. No sabes las ganas que tengo de decirte te quiero.
-¿Puedo hacerte una pregunta?-Dijo sentándose en la cama. Asentí con la cabeza.-¿Tan mal lo hice para que volvieras con Seungri?
-G-Dragon...-Suspiré.
-Dijiste que si podía hacértela.
-Pero no que fuera a contestar.
-Por favor.-Susurró.-Necesito saberlo.
-No hiciste nada mal.-Me mordí el labio con nerviosismo.
-¿Entonces por qué me dejaste?
-Pero si...-Intenté gritar.-¡Si me pegaste jodío imbécil! ¡Deberías darle gracias a dios de que aún te hable!