Capitulo I

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Ahora

No siento mis pies

En realidad, no puede sentir nada de la cintura para abajo. Mis brazos escocen, siento la grama seca crujir bajo mi mientras me muevo. Voy a necesitar dormir tres semanas para recuperarme de esta. Pero no tengo tiempo

Levanto mi cabeza, el mundo me da vueltas, toco mis piernas por instinto. Siguen ahí, muy bien, eso es bueno. Levanto mi torso poco a poco hasta quedar sentada. ¿Dónde llegaron a parar mis armas? Muevo mi cabeza de lado a lado, destrucción a donde mire.

Mi pueblo era de un tamaño moderado, con muchas flores y árboles, casa pequeñas de maderas pintadas de diferentes colores. Veredas de verde pasto se extendían por todo el pueblo mostrando el camino a los niños al colegio y los hombres al bosque. Ahora, veía las ruinas de un pueblo muerto. Los poco pilares de las casa todavía crujían con las llamas del fuego vivo, la grama negra, cuerpos esparcidos por todos lados ¿Dónde están todos? ¿Mamá y Papá, Sann, Rinn? No están cerca de mí, tendré que revisar el perímetro. Necesito mis armas primero

Pero hay algo que no encaja, no entiendo porque mi pueblo se quema. Demasiadas preguntas cruzan por mi mente ¿Quién hizo esto? ¿Por qué? ¿Cuándo empezó? ¿Dónde están todos? ¿Muertos? ¿Por qué sigo viva? Todos estos pensamientos me provocan dolor de cabeza, es momento de ver la zona, después pensare lo demás.

Un problema a la vez, necesito levantarme de aquí. Toco mis mulos, ni un hormigueo. Hay dos opciones: a-me dieron miel de Larr, aquel liquido de un pequeño árbol que provoca entumecimiento en la zona donde te toque o b- golpearon un punto exacto de la columna vertebral ralentizando el flujo de sangre en mis extremidades inferiores, eso significaría que me atacaron por atrás o perdí una batalla ¿pero con quién? No siento adormecimiento, es la opción a

El efecto del árbol Larr puede tardar de 1 a 2 horas, no tengo idea cuanto tiempo ha pasado ni lo tengo para esperar a que se elimine el efecto. Vuelvo a mirar a mi alrededor, extrañamente está limpio de cuerpo cerca de mí, como si alguien hubiera decidido dejarme libre la zona

No me queda más remedio, me tengo que arrastrar. Me pongo boca abajo, tarda un buen rato intentando voltear la parte baja de mi cuerpo, cuando por fin lo logro; es momento de avanzar. Muevo mis brazos poco a poco hacia adelante, me arden, debo de tener unos cortes en ellos.

No pasan ni 5 minutos y ya estoy agotada, pero me sigo moviendo. Me encontraba en la entrada del pueblo, ya estoy cerca de la primera hilera de casas, es decir que he recorrido unos 5 metros. Estoy demasiado débil ¿Qué me hicieron? Esto es más que la miel de Larr

Me sigo moviendo, paso la primera casa adentrándome más al pueblo, cuando veo un brillo. Me permito emocionarme, es mi katana, bueno, una de ellas. Voy más rápido (solo un poco) soy como un caracol llegando a su roca, lento pero constante, dentro de poco la tomo, y me invade un sentimiento de seguridad, de control. Estaba demasiado lejos de mi ¿La abre soltado? Poco probable, el arma es una extensión del cazador ¿Me la arrebataron? Más fiable. Pero ahí llega la misma pregunta ¿Quién?

Mi sexto sentido se activa, alguien se acerca. Mis sentidos se intensifican. Bajo mi cabeza y alejo mi mano de la katana, relajo mi cuerpo, puedo escuchar el crujido de sus pisadas acercarse, cierro mis ojos, ralentizo mi respiración. Cuando siento su cuerpo a mi lado tomo el arma y volteó mi espalda, atacándolo proyectándome a sus rodillas, más se aleja y no logro tocarlo; puedo ver quién es.

Sinceramente no tengo la más remota idea de quién es este chico, su cabello rojizo liso y sus ojos azul vibrantes captan mi atención, su piel es clara, pero con un ligero color como si hubieras estado expuesto al sol un poco. Levanta sus manos en señal de defensa. No vuelvo a atacar, se alejó demasiado.

Crónicas del cazador: El elixir del olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora