lo que busco

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Camino por el centro de la ciudad buscando algo que no entiendo. Camino sin destino alguno. En el camino veo el rostro de la gente que pasa y sólo veo en ellos felicidad y alegría, pero si pudiera verme el mío sabría que en él no hay marcada ninguna expresión.

Cada momento que voy avanzando el sol se va escondiendo y sigo sin encontrar lo que estoy buscando. He pasado por una librería, quizás tengan lo que busco plasmado en alguno de sus libros. Lamentablemente no estaba ahí lo que quería encontrar.

Seguí caminando por las calles del centro de la ciudad. En el camino me encontré con una niña pequeña que estaba llorando y nadie se molestaba en ver que le pasaba. Estaba sola por lo que pude ver. Se encontraba apoyada en la pared de una tienda y no dejaba por ningún motivo de gritar y gritar, parecía que algo la estuviese controlando en ese momento. Era algo que no me llamaba la atención, pero podía ser que esa niña supiera lo que yo buscaba. Me acerqué a ver que le sucedía y cuando hice eso, la niña comenzó a gritar el doble de fuerte y a mover los brazos como si yo fuera una especie de monstruo que intentaba comermela o que era esa típica retada que daban los padres que había un hombre que se llevaban a los niños cuando estaban solos.

Como la niña no callaba se me ocurrió la idea de entrar a la tienda en la que se apoyaba y en ella encontré a una señora que gritaba por los precios y alguna que otra prenda que tenía un problema. Se veía que tenía en un dilema a la encargadas del local. Decidí avisar de la niña he irme de ahí, aquella niña no sabía lo que buscaba o donde podía encontrarlo.

El día pasaba y el sol ya se disponía a desaparecer hasta el próximo mañana. Cuando la luz del sol se va y empiezan a prenderse las pequeñas lamparillas de las calles y las luces de los locales empiezan a llamar más la atención, cuando sucede eso, sé que es el momento de volver a casa y esperar a que llegue el mañana para seguir con lo que busco.

Camino ahora hacia mi casa. Cuando llego todo está en penumbras, me dispongo a prender la luz de la entrada y la de la cocina. Me preparo un café y saco de mi bolsillo un pequeño mapa de la ciudad y un lápiz de color rojo. Lo extiendo en la mesa de cocina y, por mientras que bebo mi café, tacho los lugares en los que estuve hoy. Del otro bolsillo de mi chaqueta saco una pequeña libreta que ya está amarillenta de tanto manosearla y escribir en ella. En ella anoto lo que hoy hice. Pongo-Hoy caminé por las calles del centro, entré a una librería y vi a una niña que no paraba de llorar, hoy no encontré lo que buscaba-

Relleno las últimas palabras en la libreta, doblo y guardo cuidadosamente el mapa en mi bolsillo junto con el lápiz, tomo el conchito de café que me queda en la taza y me voy a la habitación.

Prendo la luz y me pongo el pijama, en la tele no hay nada interesante y el reloj que está encima de la cómoda me dice que me quedan pocas horas para que el sol vuelva  salir. Arreglo la cama, apago la luz y me acuesto. Espero que mañana pueda encontrar lo que tanto busco y que sea algo bueno.

Son las cinco de la mañana, el sol está casi por salir, me preparo un café con unas tostadas, saco cuidadosamente el mapa de mi bolsillo y reviso que lugar toará hoy para buscar aquello que tanto persigo. Espero que hoy lo pueda encontrar... 

relatos brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora