Día 6.2

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El se precipitó a ayudarla en cuanto percibió el problema. Su brazo y su pierna. Dios santo, si hubiera una palabra para describir el olor sin sonar como un completo psicopata, el al usaría, pero no se le podía salir de la mente la palabra cerdo asado.

La tomo del brazo, importándole poco las preguntas de su esposa y los quejidos de la chica.

La acercó al fuego, para ver todo mejor.

-¿Cómo...?- su pierna, podía salvarse, pero su brazo... Tal vez habría opción si siguiera pegado a su cuerpo. -¿cómo llegaste hacia aquí? ¡¿Y así?!- el chico, sin pensarlo, se quitó la camiseta y en un tirón la hizo jirones, tomó una botella de agua y empezó a mojar la tela, bajo la atenta mirada de la muchacha.

-Siempre te a gustado...- trago hondo, ya no consiente del dolor- hacer de una emergencia una excusa para quítarte la camiseta...- La chica volvió a gritar cuando el chico amarro lo que restaba de su brazo con uno de los pedazos de tela.

La chica gritaba siempre que Theo la tocaba, pero Támara no podía evitar que un sentimiento oscuro estrangulara su garganta y vaciara el contenido de su estómago de forma metafórica. Esa chica, lo conocía de algún lado, lo conocía incluso antes de que todo esto pasara.

-La verdad, no esperaba sobrevivir...- murmuro la chica, tragando saliva mientras miraba a Theo calentar una espátula que usaban para cocinar, hasta que se ponía al rojo vivo. El la miro, esperando su autorización para hacerlo, pero ella no sabía si intentarlo. Sabia que todo el dolor que había estado sintiendo desde que llegó ahí, no sería nada comprado a lo que representaba quemar su piel. Y contarle lo sucedido a su mejor amigo tampoco ayudaría a sanar la herida que en verdad importaba. La herida que estaba en su corazón, creada por otra clase de dolor. Pero sabía que no sobreviviría si no lo intentaba, no llegarían a tiempo hasta el núcleo, así que, con el corazón a mil y todo su cuerpo temblando. Asintió.

Los venenosos pensamientos de Támara fueron sustituidos por absolutamente nada cuando de nuevo escucho el grito de la chica y su estómago se volteó cuando de nuevo ese aroma inundó el lugar.

Estaba apunto de vomitar, y evitando que eso sucediera se fue al bosque para respetar aire fresco, siendo inútilmente detenida por Rob, quien no se había percatado del olor. Tal vez porque su mente no lo dejaba o simplemente las lagrimas habían afectado todos sus sentidos. Pero de una cosas estaba seguro ahora, que esa chica, era la causante de todo esto.

-No te vayas-murmuro, tratando de ocultar su odio- no podré protegerte si no te veo - los lloriqueos de la chica seguían chocando con el viento y a Támara se le congelaba el alma cuando lo escuchaba. Pero tenía que quedarme allí, al menos hasta que tuviera las respuestas que tanto quería, pero, que sinceramente, no necesitaba.

Nothing was the same 2.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora