Ese chico es mi crush •Editado•

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Hazel Steel

Salí de el salón junto con Caroline, mi mejor amiga, para ir a la cafetería, estábamos muertas del hambre y solo teníamos mente más que para comida. Los pasillos se llenaban cada vez más, los estudiantes corrian de lado a lado y muchos me empujaban. Claro, soy básicamente invisible y nadie ve que soy una persona como cualquiera que siente y padece. En fin... llegamos a la cafetería y rápidamente hicimos la cola para tomar nuestra comida, cuando ¡Bum! Lo ví, era completamente hermoso...Un principe perfecto, un angel caído del cielo, un modelo de lencería, era... simplemente perfecto ante mis ojos. Su cabello castaño, sus ojos color avellana, su piel blanca... perfecto.

— Hey, regresa niña — dijo Caroline sacandome de mis pensamientos o mejor dicho, de Desconosilandia.

— Lo siento... ¿Que decías? — dije mirando a Caroline e intentando no mirar a el chico cuyo nombre es desconocido para mí y que me parece perfecto.

— ¿Que te sucede Hazel? — preguntó Caroline mirando a todos lados hasta que chocó con el chico perfecto. — Oooooooh... ya entendí por que tan embobada — fruncí el ceño y la mire como si no entendiera nada.

— ¿De que hablas Carol? — pregunté mirando nuevamente a el chico.

— Te gusta el chico de ojos color avellana ¿Cierto?— sonrió con una ceja levantada. Negué, pero al final lo acepté, ella es mi mejor amiga, no le puedo ocultar eso.

— Ese chico es mi crush— dije sin previo aviso. Caroline abrio los ojos como platos y sonrió ampliamente.

— ¡NO LO PUEDO CREER! ¡POR FIN TE GUSTA UN CHICO DEL COLE!— grito emocionada y levantandose de la mesa, lo cual la tome del brazo, la sente y la mande a callar.

— ¡Cállate! El colegio entero no se tiene por que enterar— dije para mirar hacía los lados algo preocupada.

— Tienes que hacer algo amiga, ese chico es guapo y si no haces algo, él no va a voltear a mirarte— Tenía razón, si no hacía algo, él jamás me miraría. Yo soy como..."Invisible" para muchos en este colegio, a excepción de Caroline obvio.

— No sé que hacer...— confesé. Ella frunció el ceño como pensando en que hacer o como ayudarme.

— Habla con él — dijo sin más.

— Eso nunca — ella resopló — Él jamás se fijaría en algo como yo, solo mírame, soy completamente horrible — dije mirándome y señalándome.

— No seas estúpida Hazel, mira si quieres que ese chico sepa de tí, tienes que hacer algo... Solo te digo que si no quieres hablarle en persona, hazlo de otro modo...— dijo tomando su soda en manos.

— ¿Cómo qué? ¿Cómo puedo hablarle sin ser en persona?—

— Redes sociales amiga, eso existe que no se te olvide — dijo bebiendo.

— Si amiga, él problema es que... NO SÉ SU NOMBRE — dije sonriendo forzadamente. Ella dijo "Oooh cierto" y se sentó sobre la mesa, para comenzar a observarlo.

— Por cartas — dijo mirándome.

— ¿Qué? —

— Sí, por cartas, escríbele por cartas — dijo sonriente.Ella ya se volvió loca.

— ¿Estas algo loquita, lo sabes, cierto?— ella asintió y se giro a verme.

— Escríbele cartas, déjalas en su casillero o quizás, dáselas a un amigo de él para que se las entregue, escríbele como Anónima — dijo — Sería increíble — asentí tratando de asimilar lo que dijo.

Escribirle por cartas... como Anónima... Se las dejaría en el casillero, porque entregárselas a un amigo, sería mostrar mi identidad y eso es lo que no quiero, por algo se las escribí como anónima. ¡Duuh!

— Bueno... —

— ¡Es una increíble idea Hazel! Así no muestras quien eres, pero hablas con él, quizás y te devuelva una carta— dijo tomando sus cachetes y apretandolos.

— ¿Como me va a devolver uma carta si soy anónima? ¿A quien se la va a dar, si no sabe quien soy yo, Caroline?— dije mirandola obvio. Ella hizo una mueca.

— Cierto...— dijo media fastidiada. — Bueno, pero si se las a algún amigo suyo, él puede decirle que te entregue una a ti — tenía un punto, pero yo jamás le entregaría una carta a uno de sus amigos, se burlarían de mí.

— Yo jamás le entregaría una carta a uno de sus amigos, se burlarían de mí y eso es lo menos que quiero— confesé, ella asintio y abrió una bolsa de papas fritas.

— Pues, se las puedes dejar en el casillero o en su asiento cuando entre a los salones— dijo

— Buena idea. —

— Todas mis ideas siempre son buenas— dijo sonriendo victoriosa. Reí fuerte y me concentré en ese chico el cual se puso de pié y tomo su mochila.

— Voy a mi casillero, ya vuelvo— dijo, dejándome escuchar su hermosa y ronca voz.

— Esa es la señal amiga, es hora de que sepas donde será tú buzón para dejar las cartas— dijo Caroline sonriendo. Asentí con una sonrisa y me puse de pié para perseguirlo.

— No me tardo— dije y fui tras él a una distancia prudente.

172... ese es su casillero. Bueno, creo que es pronto para que empiece mis cartas.

Nuestro Encuentro [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora