Capitulo 3

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El despertador no dejaba de sonar anunciando que ya debía levantarme para ir a trabajar, lo llevaba haciendo mucho tiempo y aun no me acostumbraba al cambio, sin embargo Víctor hacia que mis mañanas fueran las mas linda de toda mi vida, el día de hoy era diferente no lo tenia a mi lado abrazándome por la cintura para que saliera de la cama directo a la ducha, haciendo desear que cada beso que depositaba en mi cuello y espalda fueran eternos.

Luego de tomar la ducha, cambiarme y perfumar mi cuerpo salí a la cocina a buscar a mi chico.

- Quieres un poco ? -Me pregunta apenas siente mi presencia en el lugar.

- Sabes que sí -rodeo su cuerpo con mis manos y pude sentir su aroma que me encantaba.

- Porque eres tan egoísta Sarah? - me dice mirándome por encima del hombro.

- Victor tu y yo ya tenemos ese tema claro -

-Yo quiero ser padre Sarah, compartir contigo la crianza de un bebe-

- Llegara a su tiempo Victor - se fue de nuevo sin decir ninguna palabra.

Si algo odie desde que tengo uso de razón era que las personas no se tomaran el trabajo de arreglar las cosas, de hablar con la otra persona para buscar soluciones a los problemas, y en vez de eso tomaran la iniciativa de alejarse enfadados sin dar la oportunidad de solucionar las diferencias.

Iba camino para el trabajo en mi auto, llevaba musica suave tratando de colocar mi mente en otro lado, los problemas se debían quedar en la casa o en el auto en este caso.

- Sarah como estas? -Dice Mary en cuanto cruzo su puesto de trabajo.

- Bien Mary - Eso sonó falso - y tu?

-Bien, en tu escritorio están los papeles del proyecto de San Pedro, revisalos y se los llevas a el señor Bruno-

Al parecer iba a ser un largo día.

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Si algo odiaba era traer trabajo a casa, eso me terminaba de consumir la poca energía que me quedaba, no me permitía descansar, el estrés me seguía consumiendo cada día mas, y estaba segura que otra responsabilidad como la de un bebe no me iba a permitir seguir con esto, o era el trabajo o el bebe, pero no quería tener que escoger a alguno de los dos eso me ponía en una frágil posición.

-¿Amor estas en casa? -Digo en cuanto cruzó la puerta principal.

-Aquí estoy - Contesta desde algún lugar de la casa.

Camino hasta el pequeño cuarto que habíamos denominado como despacho, donde teníamos una computadora, un gran sofa, libros, ventilación, y una cafetera un ambiente totalmente laboral.

-Te extrañe - Dice Víctor sentado en la gran silla de cuero que estaba detrás del escritorio.

-¿ Si? - pregunte juguetona.

-Ven acá -me llama con su mano, camine hasta él, me senté sobre su regazo y sus manos rodearon mi cintura.

Si algo amaba de Víctor era sentir su calor, sus manos acariciando cada parte de mi cuerpo, me sentía tan tranquila, tan conforme, tan llena, a su lado que cualquier palabra que dijera no iba a terminar de describir lo que sentía cuando estaba con él.

- Lo siento -Dice con su frente unida a la mía.

-Tranquilo bebe -di un curto beso en sus labios.

Me recoste a su cuello sintiendo toda su aroma, me quede sin decir ninguna palabra, solo escuchaba los latidos de su corazón sin duda alguna ese sonido era perfecto.

Mas Fuerte Que NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora