13►Reliquias

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María.

Apreté los labios con fuerza y me llevé las manos a la zona del puente de la nariz para recoger cualquier resto de lágrima que pudiera caer inconscientemente. Me balanceé adelante y atrás en el puff con las rodillas pegadas al pecho y las manos prácticamente tapándome toda la cara. No podía permitir que Carlos me viera en ese estado, aunque todos sabemos que era inevitable. Me mordí el interior de la mejilla recitando mentalmente los diálogos que ya me sabía de memoria.

Ahogué un sollozo y me restregué los ojos para no empañarme la vista y asegurarme de que no me perdía nada de nada.

La escena cambió y sentí que me hundía del todo. Me quise arañar toda la cara para que fuera menos doloroso, y me pregunté por qué siempre me pasaba lo mismo. Por qué acababa llorando como una niñata de parvulario que se ha salido de la línea al pintar con lápices de mayores.

Solté un pequeño grito de emoción cuando conjuraron el Patronus de la cierva, y Dumbledore se quedó mirando a Snape, reconociendo perfectamente su significado.

–Joder.– murmuré, y me empezó a temblar el labio inferior.

Y lo dijo.

Lo dijo.

LO DIJO JODER.

Me tapé la cara con las manos e intenté calmarme antes de volver a centrarme en la película, pero era difícil, muy difícil. Respiré hondo varias veces y me enjugué las lágrimas con el dorso de la mano.

Solo entonces me percaté de que Carlos había parado la película y me estaba mirando intentando no reírse de mí. Alzó una ceja en cuanto vio que le miraba, y torció una sonrisa divertida.

–¿Estás llorando?– preguntó.

–No.– respondí, negando con la cabeza.

–¿Estás mintiendo?

–Sí.– confesé, ya no había vuelta atrás.– ¡Joder, que ha dicho que Always, no puedo con mi vida!

–María, ¿cuántas veces has visto esta película?–cuestionó Carlos, frunciendo el ceño.

–Con esta, creo que unas trece o así.– asentí con la cabeza, creyendo quedarme corta, pero bueno.

Carlos se rió y se levantó de su respectivo puff. Se acercó a una de las estanterías de la Sala de Juegos y empezó a trastear. Volvió con un paquete de clínex, que me tiró y conseguí coger al vuelo.

–Blas también se suele emocionar en esta escena, estoy preparado para cualquier cosa.– dijo él. Se puso delante de su puff y le empezó a dar patadas para acercarlo al mío.– Me acerco porque, si vuelves a llorar, te pienso hacer fotos.

–¿Qué? Eso es muy cruel.– dije, pasándome el clínex por debajo de los ojos, para limpiar las lágrimas.

–Coño, ¿y no te parece cruel haberle sacado una foto a Carla y a David mientras se liaban?– preguntó risueño, sentándose en el puff.

–Hubiera sido cruel si no fueses tan torpe y no la hubieras borrado.– dije, cruzándome de brazos, haciéndome la enfadada.

–¿Sabes qué? Espera.– dijo Carlos. Giró el cuerpo para intentar sacarse algo del bolsillo trasero de su pantalón, se mordió la lengua al buscarlo y yo solo pude pensar que se estaba sobando el culo a sí mismo.– Ajá, aquí está.

Sacó el móvil de Carla, con el cual habíamos hecho las fotos. Lo puso en el centro de los dos para que pudiera verlo con él, y se fue directo a la galería.

Otra historia / Spin Off SDE / (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora