Keep you ; kellin quinn [iych #1.5]

«Nuestra perfecta definición de feliz»

"Y dije: Hey, ¿en qué piensas? Pienso en mi vida sin ti y comienzo a llorar, y dije: Hey, está bien, lo haremos, te amo y jamás dejaré de estar a tu lado."

: : E P Í L O G O | Nuestra perfecta definición de feliz

Extraños sentimientos se encuentran agolpados de improviso en mi pequeño pecho cuando presencio la escena frente a mis ojos, es difícil decir lo que es exactamente. No alcanzo a comprender del todo el dolor que me asalta, las personas pasan justo por mi parámetro de visión, sus retinas inundadas en lágrimas amargas rodando sin control por sus rostros mientras rozan sus manos en mi indefensos y diminutos hombros cubiertos con el oscuro vestido de terciopelo que mi tía Jess me ayudó a ponerme esta mañana, en un claro gesto de consuelo.

El clima no está a nuestro favor hoy, al parecer ha decidido unirse al sufrir colectivo y el cielo se nubla completamente, el sol no asoma su cara y luego incluso los arboles parecen haber perdido su vitalidad. También mi corazón parece latir más lento que su ritmo normal.

Las personas siguen levantándose una por una de sus asientos. Todos ellos me lanzan miradas llenas de lástima mientras acarician pobremente mi mejilla y luego dan media vuelta hasta ese lugar un par de metros más allá.

Nadie habla. Se escuchan pequeños sollozos quebrados, pero ninguna voz en alto. Nadie osó emitir palabra después del emotivo discurso que mi abuelo dio frente a todos. 

Luego todos depositan las flores que portan en sus manos pálidas y temblorosas, uno por uno, sin desviar en ningún momento su ritual mecánico, encima de la fría y brillante caja que está apostada ahí. Una fea caja gigantesca, de color marrón oscuro con manillas a los lados para que la trasladen hasta el agujero debajo de ella. Unos inmensos ramos de flores adornan el contorno del uniforme rectángulo de madera. Rosas, claveles, margaritas, calas, lirios, de cada flor imaginable que pueda existir hace más colorido el austero ambiente que nos envuelve. Pero ni eso parece animar a la gente que hoy se congrega en este lugar. Y tampoco nada lo logrará.

Los hombros de mi abuela se sacuden y esconde su rostro en el cuello de mi abuelo para buscar el consuelo que merece.

Lo sé, no soy tonta. Ahí dentro de la caja está mi mamá.

Papá agarra mis hombros y me junta a su costado cálido, pego mi mejilla a su traje suave, también negro como todo lo demás aquí, mientras él susurra un mantra eterno que pone mis pelos en punta y hace que escalofríos bajen por mi espalda: "Lo van a pagar. Por mi vida que lo pagarán."

Mi ceño se frunce hasta lograr arrugar completamente mi cara y una pequeña lágrima por fin escapa y rueda por el rabillo de mi ojo hasta caer en el insensible suelo sin flores, sin pasto, sin vida. Justo como mamá.

Mi cabeza comienza a doler y papá se agacha, besa mi cabello con cariño, y me sostiene en sus brazos.

Un iluso y tonto pensamiento infantil asalta mi mente en ese momento:

"Le quiero tanto que él jamás se irá de mi lado."

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1 año después. Meet Street, complejo de apartamentos.

(Megan)

Unos cálidos labios acariciaron mi mejilla derecha mientras sus dedos inquisitivos rodaron por la larga extensión de mi cuello hasta mi hombro desnudo donde trazó su camino sigilosamente ida y vuelta en círculos que enviaron deliciosos temblores por mi columna vertebral. Las sábanas se pegaban a mi cuerpo adormilado mientras los traviesos rayos del sol se colaban por las rendijas que dejan las cortinas y mi cerebro tardó en asimilar el abrupto corté del sueño en el que estaba inmersa para verme transportada a esta escena donde un muy caritativo Kellin trataba de meterme mano cautelosamente... o no tan cautelosamente si contamos el nuevo rumbo que su mano estaba tomando.