Día extraño, y recuerdos.

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Desperté de mi pequeño trance, con la respiración algo agitada, aún podía sentir ese dolor inmenso que sentí cuando la aguja traspasó mi piel.

-¡Fubuki!-escuché de nuevo que me llamaba, pasando a agitarme por los hombros al ver que aún no reaccionaba del todo. Antes de poder decirle algo, me abracé a él, buscando la anhelada protección de sus brazos. Cada vez mis recuerdos de ese sitio eran peores, y a decir tenía miedo de lo que pudiese haberme pasado.-¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?

-M...me...me-trataba de decir aún con el miedo recorriéndome todo el cuerpo. Una vez que por fin pude lograr tranquilizarme, gracias a las caricias de Gouenji sobre mi espalda, contándole mientras lo que acababa de revivir en ese sitio tan espantoso.

Algo preocupado todavía, me remangó la camiseta observando la pequeña cicatriz dejada por aquello.

-Lo siento-me miró con cierta lástima, sin embargo yo no quería que estuviese mal, y menos por mi culpa, así que le sonreí restándole importancia al asunto.-¿Quieres que de momento dejemos de investigar?

Negué con la cabeza.

-No, Gouenji, no podemos atrasarnos con algo como esto, ya me encuentro bien, mejor prosigamos-así que haciéndome caso volvimos a las andadas, cosa que en el fondo agradecía así no pensaría demasiado en el miedo que pasé en cuestión de segundos.

El tiempo pasó más rápido de lo esperado, y volvimos sin ninguna pista sobre lo qué ocurrió al estar todo calcinado debido a las llamas; lo único que pudimos más o menos ver con detenimiento, fueron esos míseros papeles. Sacamos en claro que no era el primer sujeto de pruebas de esos científicos locos, al parecer llevaban años intentando algo, lo cual no sabíamos por mala suerte. Si por lo menos tuviésemos los videos de las cámaras de seguridad, esto sería más sencillo...Sin embargo, las llamas de nuevo calcinaron todo por completo.

Esto era muy frustrante.

Mientras íbamos de camino a la oficina, me preguntaba en qué tipo de caso nos habíamos metido, de verdad, este nos estaba costando, y solo era el principio.

Una vez terminamos con nuestro trabajo del día, Gouenji se despidió de mí para irse a su casa; mientras yo iba a buscar a Hiroto para irnos juntos, en realidad no nos hacía falta ir en coche, pero como siempre salíamos tarde de casa por culpa de que casi siempre se despierta zombi, preferiríamos ir en coche, si fuese por mí, iba andando.

Me paré en la puerta del baño de los chicos, no creo que esté aquí, sin embargo por mirar no iba a perder nada.

Eran los típicos baños con un gran espejo, y varios cubículos. En eso, escucho como ¿un gemido? Algo extrañado me acerqué de donde provenían, comprobando que en efecto allí se encontraban dos personas metidas.

-A...ah-volví a escuchar más claramente, sin poder creer de que esa voz fuese de ¡¿Fudou?! ¡¿En serio?!-K-kidou para, nos van a oír-le pidió con voz entrecortada, y de hecho ya alguien había ido esto, es decir, yo y de paso me llevo un pequeño trauma. La verdad no sabía si llorar o reír ante lo que acababa de escuchar.

-No puedo aguantar más-logré escuchar antes de desaparecer por completo del baño, no quería que cuando les viese pasar por allí, se me vinieran imágenes de ellos dos haciendo a saber qué cosas. No todos los días escuchas gemidos de compañeros de trabajo.

Al salir cogí mi móvil, viendo la llamada entrante ''Hiroto Kiyama''

-¿Si?-pregunté al descolgarle el teléfono.

-Shirou lo siento no podré llevarte a casa, Midorikawa me ha insistido en que me quede a dormir, y no pude resistirme a sus encantos-me explicó percibiendo a través de la línea como sonreía, seguro que como tonto enamorado. Me reí levemente ante aquello.

Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora