Capítulo 1

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Hace algun tiempo Kageyama había notado algo extraño en Hinata; desde que la madre y la hermana de Hinata habían fallecido en un accidente de tránsito, el chico estaba más cabizbajo. Pensó que se le pasaría luego de un tiempo cuando lo superase, ya que tenía el apoyo de todo el equipo, definitivamente Kageyama no tenía un pelo de comprensión o al menos eso pensaban todos cuando este le gritaba al menor. Pero lo que no sabían era que le gritaba por la preocupación, lo cierto es que Kageyama aunque no lo demostrase, quería mucho a Hinata como compañero naturalmente y verlo en ese estado lo ponía de los nervios, lo que provocaba sus gritos contra él.

Pero lo extraño que tenía el pequeño no era lo triste que se veía, sino que últimamente estaba usando su chaqueta en las prácticas y muñequeras. Prácticamente no había visto sus brazos en mucho tiempo y eso para Kageyama era muy extraño, aunque para los demás no era algo a lo que poner atención.

Kageyama iba caminando junto a Hinata y este le hablaba sobre algo que le había pasado ayer...pero Kageyama estaba tan absorto en sus pensamientos tratando de adivinar lo que le pasaba a su compañero que no le ponía atención en nada y solo asentía por instinto.

-Hinata...-se detuvo a mitad del camino y lo llamó.

-¿Qué pasa Bakeyama? -respondió con una sonrisa que el mayor notó, no era real.

-Muestrame tus muñecas -dijo como orden.

-¿P-para qué B-bakeyama?

-Muestrame.

-¡No! -dijo subiendo a su bicicleta tratando de escapar.

-¡Que me muestres! -gritó el mayor mientras tomaba al menor del chaleco de su poleron.

Esta acción hizo que ambos cayeran al piso y Kageyama quedara sobre Hinata. Al notar esto, el mayor se puso entre las piernas de su compañero impidiendole la movilidad y tomando sus muñecas de forma brusca y fuerte a lo que el menor se quejó por el dolor.

-Te dije que me las mostraras -dijo con voz demandante y una cara que asustaría al más valiente.

-¡K-kageyama...déjame! -dijo aun más nervioso de lo que estaba.

Y dicho esto el mayor tomó una de las muñecas de Hinata y sacando la muñequera que este tenía, notó los diversos cortes de color rojizos casi cicatrizados que tenía.

-Hinata...tu...-dijo casi en un susurro.

-Ya déjame... -dijo Hinata, mientras lágrimas caían de sus ojos ya enrojecidos- por favor déjame...

Kageyama soltando a Hinata y sentándose en el piso, suspiró mientras pasaba su mano por su cabello. Ya mirando a Hinata que aún lloraba y hacía el esfuerzo inútil de limpiar sus lágrimas que caían cada vez con más fuerza, lo abrazó. Casi como un impulso que vino desde su interior, lo abrazó como nunca había abrazado a nadie en su vida, tratando de transmitirle la poca calidez que creía que tenía. Hinata por su lado se quedó congelado por la impresión y apenas sintió todo el calor que Kageyama emanaba de su cuerpo, se sintió protegido...sintió que después de mucho tiempo volvía a estar completo. Sin dejar de llorar, abrazó a Kageyama de vuelta y este lo apretó cada vez más fuerte en su pecho, así estuvieron un buen rato, hasta que Hinata dejó de llorar.

-Vamos a casa -dijo Kageyama levantandose del piso y extendiendo su mano hacia Hinata.

-Sí... -susurró tomando la mano que le extendían.

Ya los dos luego de limpiarse la tierra que se había pegado a su ropa y Hinata por su lado limpiando sus lágrimas. Se marcharon lentamente, pero había algo raro que notó Hinata; Kageyama no había soltado su mano en ningún momento. Pero esto no le molestaba, es más,  le agradaba y le hacía sentir cálido en su pecho. Algo de calor no era malo en ese invierno tan frío, pensó Hinata mientras se avergonzaba un poco por la situación.

Cuando hubieron llegado a esa calle, en los que separaban sus caminos Kageyama miró a Hinata a los ojos y apretó su pequeña mano.

-¿Estarás solo hoy? -preguntó.

-Sí... mi papá tiene trabajo y no hay nadie más en casa.

-Entonces te vienes conmigo.

Y dicho esto Kageyama tiró de la mano de Hinata en dirección a su casa. El menor nunca había estado en aquella calle y tenía cierta curiosidad por saber en dónde vivía Kageyama, así que se dejó guiar. Ya dentro de la casa de su compañero, ambos se quitaron su calzado y se encaminaron a la sala de estar.

-¿Quieres algo para beber Hinata?

-S-sí...gracias -susurró.

Cuando Hinata se encontró solo en aquel lugar se comenzó a sentir más nervioso, por una lado Kageyama ya le daba un poco de miedo y por el otro lado su corazón se volvía loco al estar con él. Cuando Kageyama volvió a la sala con unos vasos y bocadillos en una bandeja para los dos, se sentó en frente de Hinata mirandolo fijamente, cosa que lo puso mucho más nervioso provocando un dolor de estómago en el menor.

-Hinata...tu...No vuelvas a hacer eso -dijo de manera seria, casi amenazante.

-No puedo Kageyama...tú no entiendes -dijo agachando su cabeza.

-Tal vez creas que no, pero estás equivocado. Yo también perdí a mi mamá hace algunos años, fue difícil, conozco la soledad que se siente y el dolor en el pecho al momento de recordar. No creas que no tengo sentimientos y que sólo pienso en Volleyball ¡Idiota! -dijo como regañando al menor.

-Lo siento, pero es tan difícil. Muchas veces yo... he necesitado un abrazo, pero luego me doy cuenta de que estoy solo y... lo único que tengo en ese momento es...la navaja -dijo con una expresión un tanto vacia que no decía nada.

-Para eso me tienes a mi idiota -dijo suspirando Kageyama mientras se dirigía hacia Hinata -escúchame bien, no le diré a nadie sobre esto, pero si te vuelves a cortar...yo también lo haré.

-¡No Kageyama! No quiero que te hagas daño por mi culpa -dijo mientras lágrimas caían de sus ojos- por favor no...yo no soy tan fuerte.

-¿Acaso eres idiota? Por algo estoy aquí contigo.

Dicho esto lo abrazó muy fuerte y acarició la cabeza del menor. Tratando de esta manera, quitar aunque sea un poco el dolor del pecho de su compañero y darle el apoyo que necesitaba, susurrandole al oído "no estás solo".

Esa noche Hinata durmió en la casa de Kageyama, durmió acurrucado en sus brazos deseando que ese día nunca terminara. En realidad su compañero a pesar de lo malhumorado que siempre era y lo grosero que se portaba...tenía un buen corazón y el más cálido que había tenido el agrado de ver en su vida. Kageyama era todo lo que necesitaba para sanar a su corazón.

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Aquí Demoni-chan reportandose con este Two-shot que se me ocurrió mirando la lluvia y eso xD.

Espero sea de su agrado y nos vemos en la siguiente parte. Enjoy!

Cicatrices - Kagehina- Two~shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora