Decidí hacer poesía
mientras divago en estas vacías líneas llenas de agonía.
Vacías como mi alma,
que en ningún momento ha permanecido en calma,
calma como la que encuentro cuando tu voz me susurra
y tus manos acarician mi espalda,
caricias que en un santiamén me hacen ver lo buena que es la vida,
vida que a tu lado se volvería paraíso enseguida,
paraíso como el sabor de los labios de mi amada,
labios con los que sueño cuando me recuesto en mi almohada,
almohada que me recuerda la soledad que me acompaña,
soledad que de tanto verme mal, también te extraña.