Sueños Compartidos [Yaoi]

Capitulo 7: "Ebano" Parte 1

Bueno, le debo miles y miles de disculpas a quienes comentaron, le dieron a favs y a los lectores que no hicieron nada, pero que siguen.  ¿Que deberia agradecer? Todo. Sus leidas, sus favoritos, sus comentarios... ¡El puesto! Oh si, ¡estoy tan agradecida con ustedes por eso! No crei que llegara a tener mas de 900 leidas, ¡Pronto al 1000! :,D

Me emociona mucho~

Encerio, se que no escribo bien, no se nada... Pero estoy muy feliz.
Por eso, les dejo este capitulo mas largo...

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Por primera vez en su vida, se había perdido. Perdido en las calles de Japon.

-Joder... ¿Pero qué cosa es esto?- Intento usar el GPS de su celular, pero era la primera vez que lo usaba. Tantas cositas que no entendía; así que termino por guardarlo de nuevo en su bolsillo.

A sus escasos 12 años, no sabía mucho del mundo. Pocas veces fueron las que habían salido de su casa. Y gracias a unas mentiras muy bien planeadas, logro escaparse de su jaula (Mansión). Al menos su altura servía como algo de protección...

"¿Podre llamar a Akiteru, al menos?" Solo a él podía hacerlo. Su madre y su padre creen que esta en su habitación, estudiando. Aunque se llevaría un gran sermón... Pero al menos no estaría perdido.

Saco de nuevo su celular y...

Sin batería.

Y pum, teléfono apagado.

-Hey... ¡No, no!- Tenia unas ganas tremenda de romper el teléfono contra ese muro de piedra que estaba a su lado... No, por más tentativo que sonara eso, no podía hacerlo. Se quedaría sin teléfono, seria sospechoso... y todo eso significa Problemas.

Inhalo con fuerza y lentamente fue expulsando el aire de sus pulmones, serenándose.

"Calma, paciencia y tranquilidad, Kei..."

Su paz fue interrumpida por un sonido gutural. El de su estómago; su estómago había rugido fuerte debido al hambre que sentía. Rápidamente se tapó, mirando hacia los lados intentando que nadie lo oyera, pero la calle estaba vacía.

Suspiro aliviado. No quería pasar vergüenza, mucho menos en calles desconocidas...

Un crujido atrás suyo hizo que volteara en alerta. "Podría ser un pervertido... un ladrón... Un dinosaurio come-hombres." Puso su rostro más amargado posible, mientras miraba en esa dirección.

-Oye tu.- Dijo, probando suerte. Si era un niño peleón... podría hacerse cargo. Si era algo más, bueno, murió luchando. Algo ahí se movió en respuesta- Sal de ahí, puedo verte.- Mintió. En realidad apenas podía ver...

Y de los arbustos, salio... Un perro. Un perro pequeño, patas cortas y baboso.

Este ladro un par de veces, no estaba acomplejado por el rubio edificio. Aunque sus piernas se vieran un poco flacas para masticarlas, algo era algo. Ladro un par de veces y tomo marcha para encarar a Kei, corriendo detrás de el hasta quien sabe dónde.

El rubio, cansado de tanta actividad física, intento perderlo doblando hacia un almacén grande. Por suerte lo logro, quien sabrá lo que podría hacer ese Bulldog de Tsukishima Kei.