SIEMPRE JUNTOS

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Verano, una simple tarde de verano, como todas las demás, pero, en la que se podian notar los primeros sintomas del proximo otoño, presentandose en forma de una leve brisa fresca. Guillermo se encontraba en su habitación, descansando plácidamente sobre su cómoda cama, en la que había sido invadido por el mundo de los sueños.
Cuando, repentinamente, este escucha un sonido un tanto extraño que le teletransporta mágicamente al mundo real y le hace entreabrir los ojos, para toparse con los últimos rayos solares del dia, traspasando su ventana. Adormilado, rebusca con su mano en la mesilla de noche que se encuentra al lado de su cama y coge lo que parece ser su móvil, ya que este sigue emitiendo el ruidito típico de una notificación. Guillermo vuelve a abrir los ojos a lo que esto provoca que una luz blanquecina que proviene del aparato, le ciege y vuelva a cerrarlos. Deja su teléfono por unos instantes en la mesilla, se sienta en su cama y se talla los ojos con sus manos, suelta un simple bostezo y se despereza. Después vuelve a agarrar su móvil y puede ver que tiene dos mensajes de su mejor amigo, Frank.
- Hey Guille, ¿quieres venir conmigo a la fiesta que va a organizar esta noche Alex en su casa? - Dijo su amigo coloquialmente. Frank era un chico alegre y bromista. Tenía un sentido de la intuición muy bueno y se había dado cuenta de que a Guillermo algo le pasaba. Había estado distante con él desde hace unas semanas y lo menos que quería era perder su amistad. Si, salían de ved en cuando, pero el podía notar que tras su mirada un vacío inmenso se encontraba y eso no le gustaba. No entendía porque, la verdad, Guillermo siempre había sido muy extrovertido y gracioso , pero esos días se encontraba disperso y no sabía cual era la razón. Ultimamente no había pasado nada raro en la vida de su amigo, así que le desconcertaba un poco su comportamiento. Por eso, pensó que invitarle a una fiesta junto con sus otros amigos, estaría bien para subirle los animos a Guillermo, y así fue. Quedaron y Guillermo comenzó a prepararse para la gran noche. Como siempre, eligió un atuendo coloquial pero con un toque formal. Una camisa blanca ligeramente desabrochada, sus tipicos vaqueros azules marino, y su americana de lino que le quedaba perfectamente entallada. Se roció con su perfume con olor a masculinidad en estado puro y acomodó su pelo a su gusto. Llegó la hora y se tenía que marchar, ya que Frank estaba aparcado en su calle, esperandole tranquilamente en su coche. Cogió su móvil y sus llaves y se despidió de su madre dándole un dulce beso en la mejilla. Bajó hasta su portería y se dirigió al coche de Frank, en el que este, alzó la vista y vió a un Guillermo bastante arreglado y formal, algo raro en él . Entró en el coche y se sentó al lado de Frank, no se dijeron nada hasta que este comenzó a conducir.
- Vaya - Dijo Frank sin retirar la mirada de la carretera - ¿Si que te has arreglado, no? -
- Lo normal - Dijo Guillermo sin mirar a su amigo.
Tras 20 minutos silenciosos de camino, llegaron a la casa de Alejandro. No era la más lujosa, ni mucho menos, pero si era lo bastante grande como para montar una fiesta en condiciones. Alex aprovechaba cada vez que sus padres se iban de viaje; cosa que pasaba con bastantes frecuencia porque estos trabajaban en el mundo de los negocios; y por ello, se le conocía por dar las mejores fiestas, por lo menos, en su barrio y Universidad. Aparcaron y entraron a su casa, siendo recibidos por su grupo de amigos.
- Hey que tal estás - Dijo Frank saludando a Alex dándole un abrazo. Este le correspondió y Guillermo se presentó de la misma forma. Y así con cada uno de sus amigos.
- Pasad, vamos a tomar algo a la barra - Dijo Alejandro señalando con su mano el camino hasta el salón. Guillermo se tomó un segundos para analizar todo al detalle mientras seguía a sus amigos hacia la habitación . La casa estaba pintada de un tono beig muy bonito, acompañado de un suelo de madera, muy bien cuidado, lo que le daba a la casa un ambiente un tanto acogedor. Los sillones del salón eran de un color morado oscuro, y estaban justo al lado de la barra, la cual era transparente y con los bordes verde fosforito. Detrás de la barra se encontraban dos estantes enormes, que iban a juego , y estaba ocupados por montones de botellas de alcohol. Guillermo y sus amigos se sentaron y pidieron unas bebidas, aunque él no solía beber, pero como dice el dicho, una vez al año no hace daño y eso es lo que quería él, por una vez al año, disfrutar como no lo había hecho nunca y lo más importante de todo, junto a sus amigos.
- Ahora vengo chicos, tengo unos asuntos pendientes. - Dijo Alex mientras se levantaba para después marcharse. La verdad es,que, Guillermo se lo estaba pasando bien, aunque se le podía notar un poco incómodo y nervioso por el olor a tabaco que se podía respirar en el ambiente y la música a todo volumen que estaba sonando por los altavoces. Siguieron con su charla, cargada de carcajadas, hasta que, por fin, volvió Alex, pero esta vez acompañado.
- Hey chicos, quiero presentaros a mi amigo Samuel, estará de intercambio en nuestra universidad el curso que viene. -
Guillermo alzó la vista, para encontrarse con los ojos alegres del joven, y con una sonrisa que, esbozaba sin apenas esfuerzo.
- Hola, encantado - Dijo este sin temor ninguno. Guillermo tragó saliva y, a continuación, analizó al chico con la mirada. Unos ojos cafés brillantes, su cabello moreno repeinado ,músculos perfectamente trabajados,unos labios aparentemente suaves y esponjosos y su sonrisa picarona, que ya había conocido anteriormente. Guillermo sintió como si le dieran una punzada en el estómago y a la misma vez, como si estuviese en el mismo paraíso. Estaba más nervioso de lo normal y está vez no se trataba de la música ni del alcohol.
- Hola, soy Guillermo, un gusto - Dijo distante cuando ya todos se habían presentado. Estableció contacto visual con Samuel y comenzó a sentir como sus mejillas ardían incesantes. Mierda, se había ruborizado, y seguramente habría quedado como un borde por ser tan cortante. No podía creer el cúmulo de emociones que estaba sientiendo en ese mismo momento. El sudor frío recorría todo su cuerpo y no entendía el porque. Desde siempre Guillermo había sido heterosexual, de eso no había duda. Y tanto que era hetero, si en el Instituto tenía a todas las chicas de su clase detrás de él. Pero, en toda su vida sólo había salido con una afortunada de ellas y vaya que si lo había disfrutado. 4 años de relación en la que Guillermo había sido el hombre más feliz del mundo, pero, de pronto y sin razón, todo ese amor se desvaneció. Y eso le dolió, mucho. Al parecer, ella encontró a otro mejor, "otro mejor" decía Guillermo apenado y dolido por la traición. Por eso, no volvió a intentarlo y no confío en nadie más, "para qué" pensaba él. Quizá ese era el motivo por el cual estaba triste. Quizá sentía un vacío muy grande que cada vez le dolía más , y que, aunque costase, quería llenar. Pero a pesar de ser hetero y tenerlo muy claro, esta vez era diferente y obviamente sabía que acababa de conocer a Samuel hace unos minutos, pero, sabía que tenía algo especial. Algo que le hacía sentirse como si estuviera en las nubes.

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⏰ Última actualización: May 23, 2016 ⏰

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