Capítulo 1

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Daniella.

-¿Dani?- preguntó mi hermana.-Voy a salir. Diana tiene que hacer un trabajo con unas compañeras y Leo vendrá a las cinco o así.

-De acuerdo- suspiré.-¿Quieres que haga yo la cena?

-No, gracias, vamos a comer en casa de mamá.

-De acuerdo, iré a prepararme dentro de un rato.

-Nos vemos luego, Daniella- se despidió sonriente.

-Adiós.

Continué viendo la televisión mientras pasaban las horas. A las cuatro y media, aproximadamente, me levanté del sofá y entré en la ducha. Bajo el agua enjaboné mi cuerpo y lavé cada centímetro de mi piel. Sequé mi cabello y comencé a aplicar una loción en mis piernas. Había puesto la música a todo volumen y por eso no oí cuando se abrió la puerta.

-¡Ey!- protesté.-Está ocupado.

-Ya lo sé, querida- la voz de mi cuñado sonó en el baño.-Eso me da igual.

-Vete- susurré al ver como empezaba a desvestirse. -¿Qué haces?

-Algo que he querido siempre- se lanzó contra mí, devorando mis carnosos labios.

Sus manos recorrieron todo mi cuerpo, deteniéndose en mis pechos y apretándolos. Bajó su boca a mis pezones y los mordisqueó, jugando con ellos. Intenté zafarme de su agarre, dañando mi espalda en el intento.

-¡Estate quieta, puta!- golpeó mi rostro con su mano.

-Leo...-murmuré entre sollozos.

-Leo, no- imitó mi voz.- Para ti soy papi a partir de hoy.

Acabó de desvestirse y me sentó en sus piernas. Sentí su erección presionar contra mis partes y gemí de dolor.

-Cállate, esto te va a gustar- volvió a lamer mi piel mientras entraba en mí.

-¡Aaaah!- un espeluznante grito salió de mi garganta.

-¿Eras virgen?- rió calmadamente.-Vaya, lo siento. O eso supongo.

Lentamente siguió moviéndose dentro en mi interior. Aumentó dolorosamente el ritmo de sus embestidas y, mientras que de su boca salían gemidos, de la mía solo se oían quejidos y gritos de sufrimiento. La lenta tortura y humillación de mi cuerpo duró unos siete u ocho minutos hasta que finalmente se separó de mí.

-Perfecta- gruñó.- Eres mejor que tu hermana. Angélica se echó a perder tras el nacimiento de David.

Me apoyé en la fría pared del baño y él me dirigió una última mirada antes de irse y dejarme sola en mi desesperación. Me deslice por el suelo, al tiempo que por mis mejillas caían pequeñas lágrimas. En cuanto toqué las congeladas baldosas sentí un doloroso desgarre en mi interior y simplemente hundí mi rostro en mis manos y continué respirando.

↖(^ω^)↗

Angie llegó una hora más tarde, cuando había secado mis mejillas y lavado de nuevo mi cuerpo. Sabía que tendría que ir a casa de mi insoportable madre igualmente, así que me peine y vestí con un sencillo vestido rosa pastel.

 Sabía que tendría que ir a casa de mi insoportable madre igualmente, así que me peine y vestí con un sencillo vestido rosa pastel

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Harvard ~Mommy Kink~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora