Historias de Minecraft 4: Las Alas Del Siniestro

el inicio

Habia una vez en un mundo muy lejano a el de los humanos un lugar lleno de las más raras criaturas, con solo decirte que algunos humanos tenian alas. Bueno en fin, en este lugar no se permitian los humanos, ya que estos desde el principio quisieron apoderarse de este lugar.

En este lugar habia una bella joven hada llamada alex, que por sierto era la hada mas poderosa de todas, pero ella no lo sabia porque solo tenia 9 años de edad.

Un dia mientras ella volaba y saludaba a sus amigos los guardianes le dijeron que un humano estaba dentro del lugar y escondido en una cueva, alex le dijo que salga y le prometió no hacerle daño, y fue allí donde conoció a steve, el cual tenia 11 años.

Alex lo llevo a la orilla para que volviera a su hogar.

Steve: te podre volver de nuevo.

Alex: no sé, es que es muy peligroso que vuelvas te podrían matar.

Steve: y si vengo aqui en la orilla?

Alex: está bien, pero haora vete.

Steve se despidió de alex y al darle la mano este la quemó.

Alex: ahu !

Steve: Que pasa !

Alex: el hierro quema a las adas.

Steve se quito el anillo y lo arrojó muy lejos para poder darle la mano a lex, alex vio como este niño que no tenia nada en el mundo arrojó su único anillo para poder tocar sus manos y esto conmovió su corazón.

Al dia siguiente steve volvió a la orilla a buscar a alex.

Steve: alex estas aqui.

Alex: si, vamos a jugar.

Steve: y como tu te diviertes?

Alex llevo a steve a dar un paseo por su mundo el cual estaba lleno de grandes diversiones, y la pasaron tan felices que por el momento parecia que la guerra entre hadas y humanos nunca habia existido.

7 años despues

Alex ya había cumplido 16 años de edad y esteve dijo que le tenia un regalo special, le dijo que era un beso de amor verdadero.

Y fue en esos dias cuando steve segado por la ambición y la avaricia volvió al mundo de los humanos y dejo a alex para siempre. Alex no sabia porque esteve la había dejado y con la esperanza de que vuelva se sentaba todo los dias en su morada a contar las oras esperando su llegada.