Capítulo 6

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Se encontraban en un corredor de apariencia normal e intensamente iluminado. Las paredes eran de color hueso y el suelo estaba cubierto por alfombras de un gris artificial. Unas luces fluorescentes rectangulares de aspecto corriente jalonaban con regularidad el techo. Extrañamente hacia más calor.

Aquel lugar era digno de admirar, pero Aleksandra no prestó mucha atención debido a que sus hermanos tenían una mirada sombría. Justo al final del corredor había un ascensor
Los cuatro comenzaron a caminar mientras que los Volturi lo hacían frente y detrás de ellos. La puerta gruesa crujió al cerrarse de un portazo detrás de ellos, y luego se oyó el ruido sordo de un cerrojo que se deslizaba de vuelta a su posición.

Jane los esperaba en el ascensor con gesto de indiferencia e impedía con una mano que se cerraran las puertas.
Los tres vampiros de la familia de los Volturi se relajaron más cuando estuvieron dentro del ascensor. Echaron hacia atrás las capas y dejaron que las capuchas cayeran. Felix y Demetri eran de tez ligeramente olivácea, lo que, combinado con su palidez terrosa, les confería una extraña apariencia. Felix tenía el pelo muy corto, mientras que a Demetri le caía en cascada sobre los hombros. El iris de ambos era de un color carmesí intenso que se iba oscureciendo de forma progresiva hasta acercarse a la pupila. Debajo de sus envolturas llevaban ropas modernas, blancas y anodinas.

El viaje en ascensor fue breve. Salieron a una zona que tenía pinta de ser una recepción bastante pija. Las paredes estaban revestidas de madera y los suelos enmoquetados con gruesas alfombras de color verde oscuro. Cuadros enormes de la campiña de la Toscana intensamente iluminados reemplazaban a las ventanas inexistentes. Habían agrupado de forma muy conveniente sofás de cuero de color claro y mesas relucientes encima de las cuales había jarrones de cristal llenos de ramilletes de colores vívidos. El olor a flores era tan intenso que parecía el lugar en que vendían flores para los muertos.

Había un mostrador alto de caoba pulida en el centro de la habitación.
Aleksandra quedó sumamente sorprendida al ver al la mujer que había detrás. Era alta, de tez oscura y ojos verdes. Era humana. Esbozó una amable sonrisa de bienvenida.

—Buenas tardes, Jane —dijo.

Su rostro no denotó sorpresa alguna cuando echó un vistazo a los acompañantes. Jane asintió.

—Gianna.

Luego prosiguió hacia un conjunto de puertas de doble hoja situado en la
parte posterior de la habitación, así que la siguieron. Felix le guiñó el ojo a Gianna al pasar junto al escritorio y ella soltó una risita tonta .

Les aguardaba otro tipo de recepción muy diferente al otro lado de las
puertas de madera. El joven pálido de traje gris perla podía haber pasado por el gemelo de Jane. Tenía el pelo más oscuro y los labios no eran tan carnosos, pero resultaba igual de encantador. Se acercó a su encuentro, sonrió y le tendió la mano a ella.

—Jane...

—Alec —repuso ella mientras abrazaba al joven. Intercambiaron sendos besos en las mejillas y luego miraron sus invitados.

—Te enviaron en busca de uno y vuelves con tres... y medio —rectificó al reparar en ellos—. Buen trabajo.

Ella rompió a reír. El sonido era chispeante de puro gozo, similar al arrullo de un bebé.

—Bienvenido de nuevo, Edward —le saludó Alec—. Pareces de mucho mejor humor.

—Ligeramente —admitió Edward con voz monocorde.

El chico se le quedó mirando con una ceja alzada a Aleksandra. Nunca se habían visto en sus vidas. El Volturi sabía de la existencia de otra Cullen, pero no se había imaginado tenerla ahí. Alec rió entre dientes en cuanto miró a Bella.

Cuando el amor llegó ⟨••Caius Volturi••⟩ (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora