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Sam

Me despierto por el sonido de la maldita alarma.

Una vez estoy vestida con una camiseta de manga francesa azul y unas mayas negras me pongo mis zapatillas de tela y bajo sin ganas las escaleras de casa.
-hola, hija- mi madre me espera con todo el desayuno hecho mientras me dejo caer en un taburete.
Me comienza ha hablar de el gran paso que supone convertirme este fin de semana, establecerme en la manada y encontrar un mate para suceder a mi padre en el puesto de Alpha en nuestra manada, "brigth moon".
Después de tomar unos sorbos de leche agarro mi mochila y me la cuelgo de un hombro mientras comienzo a andar hacia la parada del autobús con los auriculares sonando a todo volumen.

Cuando llego a la parada me encuentro con la anciana de todos los días y una mujer latina que solo viene los viernes.

Subo al autobús y me siento en la plaza que tiene un asiento a su lado y otros dos de frente y, como siempre apoyo los pies en el de enfrente para hacerle una indirecta a la gente de que no quiero que me acompañen.

Tras unas paradas aparece un chico alto, muy alto, medirá metro noventa.

Lo miro de reojo y veo que tiene el pelo negro y unos ojos verdes increíbles.

Vuelvo a mi móvil y sigo leyendo el libro que me acabo de descargar.
De repente me mira y se queda parado delante de mí por un segundo, antes de que aparte las piernas y le deje sentarse en frente mío.
Sus piernas son tan largas que sus rodillas chocan contra las mías.
Levanto la vista cuando hacen contacto pero sigue tecleando en su móvil.
Vuelvo la vista al mío en el momento en el que toca mi parada.
Cuando bajo se me quita toda esperanza de que sea alumno nuevo en mi instituto.

No Pienso Ser Tu MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora