Heaven's road #exo

conociendote.

Si de momentos extraños en su vida se tratara, ese quizá se llevaría el premio mayor, porque nadie en su vida le había dicho que terminaría en el baño de un Starbucks, sentado sobre el lavabo mientras un chico casi de su edad limpiaba su camiseta, peligrosamente alzada por sobre su abdomen, dando una ligera vista de su bronceada piel, del que claramente no tenía ganas de mostrar.

— Lo siento, de verdad. Es solo que ando distraído y todo esto me tiene con cafés y chocolates y...y no me fije. 

— Ya es la trigésima novena vez que me dices que lo sientes así que hazme el favor de callarte antes de meterte ese trozo de papel manchado de chocolate en la boca.

— Lo siento.

— Ya lo dijiste de nuevo. Te lo advertí — replicó estirando su mano para tomar aquellas toallas de papel desperdigadas a su lado en una señal de callarlo pero una sonora carcajada suave sonó, haciendo que girara para verlo y sin poder evitarlo reír junto a él.

— Así que te parece gracioso ¿eh? —bromeó, tomando uno de ellos pero sin llegar a aventarlo.

— Lo es, realmente eres gracioso... —murmuró, repasando una vez sobre su camiseta. Estaba más que seguro que aquella mancha sería imposible de sacar con cuanta cosa para ropa existiera, pero era algo que no le iba a decir al castaño si no quería que terminara semidesnudo porque este se lo llevara a la lavandería para intentar salvar lo insalvable, era algo que notaba era capaz ese pequeño ser, como lo llamaba mentalmente— Pero lo que no entiendo es como puedes haberte cruzado en mi camino. Soy distraído pero no he logrado tirarle el vaso encima a nadie hasta que te cruzaste, y no digo que sea tu culpa pero... 

El chico parecía empezar a divagar mientras llevaba los restos del crimen hasta el bote de basura metálico y el se apresuraba a acomodarse la camiseta, bajando rápidamente de ahí, parándose frente al espejo para arreglar su gorra y sus cabellos, algo extraño porque no veía casi nada porque lo primordial era cubrirse.

— Ya, deja de hablar como un loco... — espetó como si se tuvieran la confianza más grande del mundo sin siquiera notarlo, girándose para observar nuevamente a aquel desastre con patas, que al notar su afilada mirada sobre él, bajo la mirada avergonzado mientras buscaba sus libros o cuaderno de notas, o lo que fuera; a un lado de los lavabos— Y lo que yo no entiendo es como puedes tomar chocolate o café caliente en este calor. Dios, hubiera calcinado a mi garganta...

— Mh, no hace calor, es que para mí siempre todo es frío. No lo sé, en este momento mis dedos están helados y siempre estoy a esa temperatura, un cubito de hielo andante... — bromeó, levantando su mano izquierda y mostrándole sus dedos con las puntas rojas. Efectivamente sus dedos parecían estar pálidos del frío, el resto de su palma estaba cubierta por aquella manga del suéter gris que llevaba que parecía irle muy grande, pero ese momento no importó cuando el otro volvió a sonreírle, le devolvió otra más suave pero el otro ladeó el rostro algo confundido, viéndolo directamente, como si acabara de descubrir algo. Mierda, estaba jodido.

— Pero si tanto te quejas del calor, ¿Por qué estás con esa camisa larga y el gorro? — preguntó curioso, dejando de mirarlo para acomodarse el cuello de su suéter cerrado. Al parecer no le dio demasiada importancia porque tomó sus cosas y empezó a caminar hasta la puerta del baño, dejándolo sorprendido pero reaccionando rápidamente para salir detrás de él.

— ¿A dónde vas?

— Eh...¿A mi piso? Oh, ¿Crees que sea necesario? Sabes que estoy dispuesto pero ni siquiera sé como dártelo o a nombre de quién hacerlo. Sería necesario que me des el número de tu casa o departamento para que te lo envíen mejor...

— ¿Se puede saber de que demonios hablas? — preguntó entre dientes mientras ambos recibían miradas curiosas, claramente por ver a dos hombres salir de un baño o porque el otro parecía hablar de algo de lo que no entendía ni el Eh.