♡ 22 | Triángulo romántico ♡

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Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible.

-Mario Benedetti



Era consciente de la hora, era demasiado tarde pero mi preocupación era distinta. Alguien había dejado una nota en la casa de Nicole y era necesario averiguar que decía.

Sólo estaba a unas calles de llegar, cuando me decidía entre llamar a Zedd o Luke, cómo podía pensar aquello, Luke era mi novio y merecía saber que ocurría al igual que Zedd pero al final ellos vivían juntos ¿no? uno podía avisar al otro.

Corrí calle abajo para encontrarme sólo cara a cara con Bastián, la calle estaba iluminada con la luz artificial de los faros, pero pude distinguir el rostro del mencionado tan lleno de horror que comencé a hablar.

- ¿Bastián?, nos vemos por segunda vez en el día... ¿Qué se supone que haces aquí?, no deberías estar...- pensé muy bien la frase- ¿con los demás?

-No toda mi vida es... Ángeles o demonios- dijo mirando a una esquina de la calle- estoy... Dando un paseo. Sí, eso. -

- ¿Tan noche?-

Se empezó a reír- Eso te lo tendría que preguntar yo- me miro a los ojos, sus eran de un color tan rojo que me sorprendió, pero al instante de parpadear ya no eran los mismos-

-Pues yo voy a la casa de mi amiga- suspire- además no tendría que decirte lo que hago-

-Lo mismo digo- punto para Bastián, me sonroje porque tenía razón-

Era muy extraño que Bastián apareciera en estos momentos como había ocurrido con la nota y todo el rollo de la chica.

Me preocupaba aquello, pero ahora no era tiempo de hacerme pasar por Sherlock Holmes, era tiempo de ir con Nicole. Luego habría tiempo, además podría decirles a los chicos y ellos lo arreglarían.

Antes de irme Bastián comenzó a hablar.

-es mejor que...- no dijo nada más y se acercó a mi-




Narra Zedd

Me encontraba tirado en mi habitación como en algunas ocasiones hacía, pensando en todas las posibilidades que tenía, sin saber muy bien como empezar a resolver mis problemas comencé a tocar el piano.

Me gustaba el sonido que producía en aquella habitación, el eco que salía de todas partes, al parecer era al único que le reconfortaba la melodía, todos decían que era un dolor de cabeza cuando entraban a mi habitación.

Tal vez por esa razón nunca entraban.

Siempre que no sabía que hacer recurría a tocar, era el único que no hacía preguntas y tal vez porque las cosas no hablaban, pero me sentía a gusto haciéndolo.

Algunas tardes después de la escuela cuando no estaba con Luke o Kate, salía a lugares lejanos, a lugares que no tenían que ver con peleas clandestinas o simplemente con el mundo de ángeles por el simple placer de estar solo.

El Chico Raro I - LUKEZELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora