Mi Trabajo Es Ser Tu Novio (Adaptada) Malec

Capitulo 15

¿No sabes donde está Alec? – preguntó Dylan.
- No – suspiré – Lo siento.
- No te preocupes, lo hiciste bien – sonrío.
- Pero quiero ayudarlo Dylan.
- No puedes seguir trabajando con él – desvió la mirada
- Por favor no me digas eso, solo vine a que me vendaran la herida, pero volveré por él, lo prometo, debo salvarlo. – estaba algo agitado
- No queremos arriesgarte, Magnus, ya hiciste demasiado.
- ¡¿Qué no entiendes?! – grité - ¡Estoy enamorado de él!

-No puedes estar enamorado de él – sonrió nervioso - ¡No te lo permito!
- Dylan, yo no puedo controlar esto, es solo algo que sucedió – intenté explicar.
- ¿Pero acaso no oíste? ¡No puedes! – gritó furioso, levantándose de golpe y caminando de un lado a otro.
- ¿Por qué te comportas de esta manera? – estaba algo asustado ante su reacción.
- ¡Porque te he estado esperando demasiado tiempo para que una idiota estrella pop venga y te aleje de mi! – Gritó
- ¿Qué?
- ¿No es obvio, Magnus? - sonrió irónico - ¡Quiero que estés a mi lado! Yo también estoy enamorado, y se que tú eres mi chico indicado.
No. Esto no podía ser cierto, Dylan ha sido mi amigo desde siempre. Mi mejor amigo. Esto no está pasando.
- Pero tú siempre...- me interrumpió.
- Siempre te he estado mandando señales, pero tú nunca te percataste – se acercó un poco a mí, y me capturó entre sus brazos, en el abrazo mas emotivo que me haya podido dar. – Siempre supe que algún día no aguantaría más, y terminaría explotando. Por eso quiero disculparme, me excedí un poco en la reacción.
- Dylan... realmente... me siento alagado – dije apenas – pero tu sabes que...
Y ahí estaba, mis palabras quedaron suspendidas en el aire, sin importancia, sin nadie quien las oyera, interrumpidas por Dylan, quien se atrevió a cortarlas con un beso.
Solo eso bastó para dejarme callado, por los menos unos tres minutos después de que todo terminara.
- ¡¿Qué haces?!
- Dime que no te gustó – sonrió triunfante, y un segundo después, tenía en el rostro la marca exacta de mi mano en un tono rojizo.
- Arruinaste algo que había durado años – dije furioso, y acto seguido me levanté de la camilla en que estaba sentado, y con el pie vendado, y aún con dolor, me fui caminando hasta la calle, donde tome un taxi, rumbo al puerto en donde podría estar mi Romeo.
Tardamos unos veinte minutos en llegar, y allí estaba lloviendo, camine por el sector, lentamente, y atento al menor movimiento sospechoso, cuando de pronto, divise unas sombras. Estaban en un oculto lugar, en el que no se veía nadie más que ellos tres. Perfecto lugar para un asesinato, pensé. Me acerqué cauteloso, y me escondí tras unas enormes cajas que acababan de descargar de algún barco. Estaba lo suficientemente cerca para escuchar las conversaciones, y distinguir la voz de... Si, esa chica otra vez.
- ¡Pero que no pueden hacer nada bien! – gritó furiosa a sus ayudantes – Les dije, maten al chico, y ahora se ha escapado. Y les dije que se deshicieran del otro chico hace dos horas y ustedes aún lo tienen ahí.
- No te preocupes – la tranquilizo uno de esos matones – Ahora terminaremos con todo dijo caminando hacia un enorme saco, en el que algo, o mejor dicho alguien en su interior se movía y hacía ruidos de asfixia. De seguro era Alec, y esos idiotas pretendían arrojarlo al océano.
-Bien – dijo un sujeto tomando un extremo del saco - Sácalo de ahí, que debemos atarle el peso para que se hunda. – Entre ambos lo sacaron y a los pies le amarraron unas enormes y gruesas cadenas de acero, en cuyo extremo había un cubo muy grande del mismo material, debía pesar al menos unos veinte kilogramos.
Alec estaba consciente, y en sus ojos se reflejaba el temor, la desesperación, pero sobre todo, la desilusión, ahora lo sabía: El me esperaba.
Lo hicieron pararse en una orilla del muelle
- ¿Algo que decir, bobo? Digo, antes de morir– preguntó la chica a Alec.
- No quiero desperdiciar mis últimos minutos insultando a alguien que no vale la pena. – Dijo él
- Vamos – lo animó ella – Quiero ver de que eres capaz.
- Esto no se quedará así. Alguien te encontrará, y en ese momento te arrepentirás por completo de siquiera haber escuchado el nombre de Alec Lightwood.
- Claro, querido, sigue soñando – Dijo acercándose un poco a él, hasta casi rozar sus labios – Te daré una buena despedida – sonrió, y junto sus labios a los de él, algo que realmente me revolvió el estomago, y con los ojos aún cerrados, empujó con el pie aquel peso que al caer al mar se llevó a mi amado Alec.
Ah! Me pareció casi imposible reprimir el gritó al ver a mi enamorado caer en las profundidades del océano, sin poder respirar, desesperado.
Sin pensarlo dos veces me lancé al mar, en un lugar donde esos malditos secuestradores no pudieran verme. Y nadé buscando a Alec.
Estaba en el fondo.
Pero aún estaba consiente.

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Super perdonnnn por no haber actualizado, pero tuve un problema con la netbook y no pude hacer nada xd

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