23. ¡Te extrañé maldita zorra!

54 6 0
                                    

De todas los hombres que viven en este estúpido edificio ¿por qué tuve que chocar con él? En otro momento no me hubiera importado, pero luego de lo que acabo de ver, no me apetece cruzar palabra con este imbécil.

—creo que hoy mi suerte no es muy buena— dice molesto mientras dobla los ojos.

—ni que lo digas…— a mi tampoco me está yendo de pétalos, tarado.

¿Recuerdan a Erick? El machista que creía que una chica no podía ganarle en una batalla de gotcha? ¿Al que le ganamos? Bueno, con él es con quien he chocado. No crean que me olvidé de la apuesta, para nada, sólo que el día de la apuesta tuve un contratiempo y en mi lugar envié a Alexa, quien lo grabó cumpliendo el reto. Aún tengo el vídeo guardado en mi laptop con contraseña, claro.

—fijate por dónde vas, niña— grotesco y tonto, justo como lo conocí.

—vete al diablo, Erick— escupí hiriente.

Seguí con mi camino, cuidandome de no volver a chocar con alguien, de nuevo. Tengo mucha hambre y no me perderé la cena por este troglodita.

—¿¡que harás con el vídeo!? — grita antes de que me marche por completo.

Pobre, seguro le a de estar picando las costillas el saber lo que haré con el dichoso vídeo. Creo que debería dar gracias a Dios que nos soy tan mala persona cómo para subirlo a internet y que éste se haga viral.

—¡no losé! ¡Seguramente burlarme de ti cada vez que lo vea!— grité para que me pueda oír —¡no te preocupes, está a salvo conmigo! Por ahora— eso último lo dije con intención de que no me escuchara.

Bien… creo que se me hizo tarde para la hora de la cena, así que apretaré el paso, talvez aún alcance comida caliente.

Creo que me estoy volviendo loca. Nosé si es producto de mi imaginación o en realidad está pasando. Mientras camino por las mesas buscando algún lugar libre para sentarme, escucho algunas murmuraciones sobre mí y la fotografía que me sacó Violeta. No alcanzo a oír lo que dicen pero sé que se trata sobre eso.

—odio esto— me tumbo sobre un sofá en la mini sala.

Después de oír los comentarios burlones de mis hermanos sobre mi fotografía, unas miradas asesinas de Bridgit desde otra mesa y comer, regresé a mi habitación totalmente molida.

Me quité los Converse, me dejé mis calcetines morados con lunares celestes y me recosté en el sofá. Cubrí mi cara con uno de los cojines de la sala y cerré los ojos.

Tonto Adrián, tonta Bridgit, tonto Erick y por último pero no menos importante… tonto exilio real.

Es necesario che, pero no debo dormirme aún. Sólo descansaré de mi realidad unos minutos y luego despertaré para buscar un libro que traigo perdido.

Estaba cayendo en un delicioso sueño, los brazos de Morfeo me estaban jalando, hasta que

Día 8:

—¡mierda!— gruño cabreada.

Tal parece me quedé dormida en el sillón. Fui una tonta al creer que esos “solo 5 minutos” serían en realidad sólo 5 minutos. Ahora me duele el cuello y estoy bastante irritada gracias al que está llamando a mi celular.

Busco mi celular en la mesita de noche sin levantarme ni quitarme el cojín de la cara. ¿Una llamada? ¿A estas horas y tan temprano? Bien, creo que no lo sabré hasta que conteste. Así que deslice el telefonito verde y contesté:

Una princesa imperfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora