Luego de que Jenny le hiciera entender a la fuerza al pobre Luifran por qué se había molestado, nos dirigimos al cine y nos sentamos a ver la película después de comprar unos dulces y esconderlos en los bolsos.
Transcurrido unos cuantos minutos me dan ganas de ir al baño y les informo a los muchachos que saldré un momento.
Al entrar, observo que hay una muchacha de aproximadamente 22 años de edad que es preciosa, lleva unas pestañas enormes que hacen que sus ojos verdes resalten, nariz perfilada, alta y a juzgar por su facha, es de dinero. Sin mencionar el cuerpo de infarto que tiene.
La miro de reojo pensando que quisiera estar como ella y sigo mi camino hasta una de las casillas donde está el inodoro. Hago lo que debo hacer y luego salgo para lavarme las manos.
La chica sigue aquí, sólo que ahora está recostada de uno de los lavabos y me mira desafiante.
¿Pensará que soy lesbiana porque la estaba mirando?-Hola- digo en tono amigable-. Los demás lavabos no sirven ¿Puedo utilizar el que estás tapando?
-Claro, señorita Di Lorenzo- dice mientras se rueda y se posa contra la pared con los brazos cruzados y alzando una ceja. Su tono es sarcástico y lleva un poco de amargura.
-Mi apellido es Altobelli si no te molesta- digo mientras abro el grifo y me lavo las manos.
A lo mejor se confundió y piensa que soy hermana o qué sé yo de Sebastián.
-Como sea. Pero eres la novia de Sebastián ¿o no?
-La que viste y calza.*- subo la cara y enderezo el cuerpo para parecer segura.
-Eres más feíta de lo que imaginé- me mira con desprecio. Me giro para verla directo a los ojos ya que la observaba por el espejo.
-¿Me dirás qué quieres o seguirás insultándome hasta hacer que te rompa la cara?
¡Mentirosa! Tú no le romperás nada!
Mi conciencia tiene razón, jamás he peleado y sé que puedo propinarle un golpe y salir ilesa porque ella tiene menos pinta de boxeadora que yo, pero solo lo digo para intimidarla.
Ella se sobresalta abriendo los ojos como platos pero luego recupera la compostura y me observa de arriba a abajo examinándome.
-¡Hmmm! Ni siquiera tienes dinero, ni cuerpo, ni eres tan linda de cara. ¿Que te habrá visto Sebastián?- dice golpeteandose los labios con su dedo índice simulando estar pensativa.
-Pues tengo mucha curiosidad-digo con sarcasmo-¿Por qué no le preguntas y luego me cuentas?
-Conmigo nunca quiso algo serio.
-Algo me habrá visto a mí que tú no tienes, porque ¿Te digo algo? Está conmigo y no contigo.
Paso cerca de ella rápidamente tratando de no tocarla para irme pero ella me agarra fuerte de la muñeca lastimándome. Me volteo por reflejo buscando una posición cómoda para mi muñeca y le planto mi mano izquierda en su mejilla derecha con todas mis fuerzas y a continuación la fulminó con la mirada.
- No me vuelvas a poner una mano encima o te juro que acabarás con la cabeza metida en uno de esos inodoros- le espeto señalándola con el dedo índice.
- No tienes idea de con quien te metiste- dice frotándose la mejilla.
-Tú eres quien no sabe lo que soy capaz de hacer, así que sal de aquí antes de que pierde la paciencia de nuevo.
Me mira con los ojos muy abiertos de la impresión, lo piensa unos segundos y luego agarra su cartera y se larga.
-Te haré la vida miserable- grita cuando está en la puerta del baño.
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No soy suficiente
Novela JuvenilAmanda tiene 19 años, es una chica que parece segura de si misma, pero la verdad es que, a raíz de los constantes "no sirves para nada" de su padre, se ha creado una imagen de insuficiencia en ella misma. Amanda nunca había tenido un novio, hasta q...