Delirando.

Capítulo 23: "Que comience el juego"

PARTE JAKE

Estaba ansioso, con ganas de vivir, de volverla a ver, de poder admirar su dulce mirada perdida mientras se ponía un mechón de pelo tras su oreja, o sus millones de sonrisas que tenía, escuchar su risa al verme con su bata de lunares por las mañanas...

No había otra chica en el mundo como ella, y no la iba a perder por un payaso como él; y, con la ayuda de Enigma, estoy seguro de que daremos con la forma de que Clary regrese, mi chica de la sonrisa.

Enigma, el hombre más misterioso e imprevisible que he conocido, se mostraba encima de un escritorio frunciendo el ceño mientras miraba unos planos. Sinceramente no entiendo por que tendrá interés en rescatar a Clarisa; tal vez sea por vengarse del Joker, aunque me parece una forma absurda de ponerlo en práctica, pero, para un aliado que tenía, no iba a echarlo a perder.

Además tenía muchos contactos, y en Gotham le temían, así que me convenía serle fiel y confiar, por que si solamente estuviéramos Selina y yo, puedo asegurar que no serviría de nada.

Pero había algo en él que me inquietaba; su forma de mirarme me daban escalofríos por que me observaba de forma lasciva creyendo que yo no me daba cuenta, y eso sin contar las innumerables ocasiones  que ha intentado rozar mi mano con la suya "accidentalmente". No sé si ese contacto era para saber si era de fiar o... Tal vez le gustase...

¡No! ¡Eso no debía ser!

Me acerqué a Enigma para despejar mi mente de pensamientos extraños y así averiguar que estaba tramando.

Observé detenidamente el plano como cuando estaba en comisaría.

Era el plano de un antiguo parque de atracciones.

Las marcas en rojo que había allí marcaban las zonas donde podrían estar ellos dos, las azules mostraban posibles lugares de conexión entre ellos. 

-Muchacho, sé lo más objetivo posible... ¿Tu crees que esté es el lugar?

Sus ojos absorbieron los míos con su profunda mirada ámbar, aunque su expresión me recordaba mucho a la de Clary cuando está confusa... Mucho...

Sería mera coincidencia.

Analicé otra vez el mapa y, en el momento que vi una atracción, todos mis sentidos se activaron y la experiencia habló por mi.

-Tengo una corazonada; nuestro enemigo es un bromista por naturaleza ¿No? Pues habrá encontrado un lugar exacto en el que sea obvio pero que pase desapercibida por que pensaremos que es demasiado fácil para un villano de esa popularidad. Y... ¿Qué es más obvio que una atracción de payaso? Sé que puede sonar algo raro, y a lo mejor me estoy equivocando, pero ese tío, aunque diga que no, planifica mucho las cosas antes de hacerlas. Lo del hospital es evidente que es algo planeado, por ejemplo, pero lo enmascara como algo espontaneo que lo ha echo sin razón aparente, como un lunático. Los tipos como él son muy buenos engañando a los policías, muchos de los hombres de James Gordon han caído en sus trampas como moscas. Además, esta vez es un secuestro, así que, que mejor que esconderlo en un lugar donde podría ser una tomadura de pelo ¿No?

Su mirada de admiración infló mi autoestima, y, cuando empezó a aplaudir, me sentí realmente bueno. Nunca me habían felicitado por algo que había echo, y, por primera vez, me sentía reconfortado con alguien que no era Clarisa. 

Después del aplauso, entró Selina de la forma menos disimulada posible. Abrió la puerta de un portazo y desafió con la mirada tanto a Enigma como a mi.

En cambio, él hizo como si nada y retomó la conversación.

-Chico, realmente eres toda una joya. Si no estuvieras en el cuerpo de policías te reclutaría en mi bando encantado. Y, además de guapo, inteligente...

Su rostro se aproximó al mío peligrosamente. Unos sudores fríos empezaron a correr por mi mente y un debate interno inundaba mis emociones: Si le aceptaba el beso, él se haría ilusiones, si lo rechazaba, a lo mejor pasaba de ayudarnos.

Pero en ese instante, Selina cargó su revolver que siempre llevaba en el cinturón y le apuntó a la cabeza.

-Deja al chico en paz, Enigma, o, debería decir... Padre de Clarisa.

Mi cerebro tardó en asimilar aquellas palabras, pero, entonces, relacioné todo lo ocurrido con varios cabos sin atar que estaban desperdigados por mi mente.

El por que me recordaba a Clary, su interés en rescatarla, la forma en la que planeaba venganza contra el Joker... Todo concordaba.

Él, irritado, se fue corriendo a por Selina con la ira de mil demonios.

Pero ella, como si nada, le disparó en la pierna y, acto seguido, lo dejo inconsciente de un golpe de muñeca mientras una sonrisa descarada invadía su rostro.

-A partir de ahora, yo estoy al mando, y cuando recupere la conciencia, más le vale seguir mis órdenes.

Y, acto seguido, se giró y salió por la puerta de forma tranquila y desafiante, dejando a Enigma completamente inconsciente en el frío suelo de madera de su despacho. La herida no parecía muy grave, desde dónde estaba se podía ver que era una rozadura de bala y, si realmente aquella mujer quería darle de verdad, lo hubiera echo con los ojos cerrados.

Pero siendo consciente de los contactos de Enigma, de sus ansías de venganza, de su ira de Apolo, de todos los artefactos peligrosos que poseía... Le había disparado como si le diese igual todo, sin miedo a la muerte, sin temor a nada.

Aquella chica tenía unas agallas...