Capítulo 44: Con eso no.

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Charlotte.

Sentía que estaba a punto de estallar. Quería volver a llorar, gritar, correr. Mierda esperaba no tener otro ataque.

Quería morir.

Mi mamá cambiaba rápidamente su mirada, de Emma a Dani, de Dani a mí. Quería ver quién hablaba primero.

La pelirroja a mí lado se había tensado, al igual que yo, y apretaba mi mano bajo la mesa para darme apoyo.

Tanto ella como yo sabíamos que había llegado la hora.

— ¿Entonces? ¿Nadie hablará? —interrogó mi madre. Entonces, observó fríamente a mi novia—. ¿Por qué no empiezas tú? Me encantaría que me explicaras que hacías en mi casa, sabiendo que no eres bienvenida.

—Quería hablar con Charlie —dijo con sencillez.

—Pero, ¿por qué? Charlotte tenía prohibido verte.

—Oh, vamos —Dani resopló—. Usted sabía que nosotras nos seguíamos viendo.

A veces Dani era demasiado directa.

—Y me parece una falta de respeto que no se me obedeciera.

—Pero usted no dijo nada al respecto —argumentó mi novia.

Mi madre se sorprendió un poco cuando oyó eso.

—Bueno, Danielle, eso era porque una pequeña parte de mí, comenzaba a aceptarte... pero después de lo que ayer...

— ¿Qué tiene que ver lo de ayer? —preguntó Dani, su tono fue de confusión.

—Olvídalo —soltó, como si no valiese la pena explicarlo, después se dirigió a mí—. Quiero oír tu versión de la historia, Charlotte.

—Oh, pues... —bajé la mirada—. Y-yo... no recuerdo mucho... en realidad, no tengo una imagen muy clara del momento del ataque... las únicas imágenes que me vienen a la mente son las de... —paré, antes de decirlo. Dani apretó mi mano—. De algo malo.

—Dani dice que parecía tener una pesadilla, puede que eso haya ocasionado ese ataque —añadió Emma.

—Dani dice, Dani dice... ¿Acaso Danielle era la única presente durante el ataque? —preguntó mamá, con notorio enojo—. Dime Emma, ¿dónde estabas tú?

Emma se sonrojó.

—E-estaba en la cocina... no escuché nada, porque tenía la música a todo volumen. De hecho no me enteré de nada hasta que Dani bajó muy alterada y con la muñeca ensangrentada —sin ser consciente, miré la venda en su brazo, se me revolvió el estómago—. No era ni capaz de explicar lo que pasó, así que subí con ella para verlo con mis propios ojos.

— ¿Viste a Charlotte durante su ataque?

—No —Emma negó—, se había dormido cuando Dani bajó.

—Curioso, entonces Williams fue la única testigo del ataque...

El tono de mi madre tenía un toque de ironía.

Yo no capté lo que significaba. Sin embargo, algo en la seria cara de Dani, en sus ojos grises, me dijo que ella sí. Comenzó a ponerse pálida y aún más tensa.

— ¿Qué quiere decir, señora Evans?

Esas palabras que salieron de la boca de mi novia, sonaron tan frías, que me asusté.

—Sólo digo que me parece muy extraño que mi hija decidiera agarrar unas tijeras y atacarse a sí misma por una estupidez tan grande como una pesadilla. Y sólo tú, Danielle, la viste.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora