Íñigo POV.
Pensé que sería una buena idea pasearme despreocupadamente por los alrededores del Congreso. Necesitaba despejar mi mente de todo lo que estaba pasando. Pablo, con Pedro. Albert y la fábrica de fuet. Mariano e Inda...bueno, estos dos últimos no están realmente juntos, sin embargo, me encanta escribir en la libreta de Pablo "Marinda es real" cada vez que puedo.
Sea como fuere, me encontraba dando un paseo matutino por Madrid. Teniendo en cuenta que poco después tendría una reunión sumamente importante, llevaba mis cuadernos y carpetas. Todo perfectamente calculado.
La mañana era cálida, llevaba un jersey verde fino que apenas abrigaba, unos vaqueros y unos zapatos marrones. Realmente, las vistas del Congreso de los Diputados son bonitas, así que me entretengo mirando a los lados como un poseso, aunque a mi me agrada.
Sin embargo, al mirar hacia arriba, siento que un rayo de luz me ciega la vista y caigo al suelo.
Todos mis papeles acaban esparcidos por el asfalto. Incluso algunos caen en charcos, por lo que ya no son salvables.
"Ey... Estás bien?" Oigo decir a una voz masculina detrás de mi.
"S-sí...gracias"
Me ayuda a levantarme y a recoger mis cosas.
"Me llamo Alberto...tú eres...?"
"Íñigo. Íñigo Errejón."
"Ah, sí! He oído hablar de ti! Eres el que va siempre con Pablo Iglesias! Sinceramente...te imaginaba más...canijo."
"A QUIÉN HAS LLAMADO CANIJO?" Me arremango las mangas del jersey, creando un gesto violento. Él me sujeta los brazos, los baja y se acerca a mi oído.
"A ti, canijo" Dice con tono prepotente.
"PERO SERÁS..." Contesto, aunque no me deja acabar la frase. Recoge los papeles y libretas restantes y me los da, acto seguido, coloca su dedo índice sobre mis labios.
"Shhhh. Venga, que los teletubbies están a punto de comenzar, canijo."
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"Dios, qué se habrá creído el comunista?" Pienso. "Pf...la verdad es que, si no estuviese tan bueno, creo que nadie le votaría...ESPERA. ACABO DE PENSAR QUE ESTÁ BUENO? No es posible.
Nunca he pensado en nadie de esa forma...quizá sea raro, pero nunca sentí ninguna atracción por nadie, ni siquiera el impulso de decir "está buene".
Nada.
Ahora...ha sido completamente espontáneo. Inesperado hasta para mi mismo.
Bueno, aunque esto no quiere decir nada...no?No?
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Sé que es un capítulo un poco cortito, pero es el primero, y a partir de aquí serán más largoooos. :3
Pd: se lo dedico a AccioHiddles, gracis por todo, bonita.<3
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Entre Panes con Azúcar y Gatetes.
FanfictionFanfic Garzíñigo. Era una cálida primavera en el Congreso de los Diputados, el joven Iñigo, aún en su más pura inocencia, no creía en el amor a primera vista, hasta que apareció él, con sus gatetes, su preciosa sonrisa y su comunismo.