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01 / Abril / 2018

Era un día gris. Las nubes entristecían el ambiente de aquella ciudad.
Al parecer, Abril no sería tan caluroso como habían predicho.
Dylan disfrutaba aquella brisa de lluvia desde su ventana, contemplando el paisaje que se tornaba.
Desde su casa podía verse toda la ciudad.
Era magnífico; y al igual que otro dibujante se disponía a dibujar algo en ese ambiente de melancolía.
-Eres tan hermosa. - le dijo a la lluvia.
Dylan era un chico "tranquilo" para su edad de 15 años.
Los demás se la vivían en fiestas y en el internet. Todo el día.
Al igual que las chicas.
Aquellos chicos, los "tranquilos" eran muy pocos. Contados en aquella escuela.

Apesar de que Dylan era atractivo, no vivía como los demás atractivos.
Para él, eso era un desperdicio de su personalidad.
A esta edad ninguna chica le había gustado tanto como para durar más de un mes o una semana.
Pues todas eran iguales, competían entre sí por todo.
Y lo peor. Nadie tenía gusto por el arte.

Así, su madre, al ver los gustos de su hijo, hizo una platica de como eran antes los tiempos.
Las niñas no eran fáciles.
Los niños debían tratar con respeto a todo.
Las chicas vestían apropiadamente.

Toda esa platica influyó en la curiosidad de aquellos tiempos, deceando conocer una chica así.
Pero, tenía que vivir en la realidad.
Ya no eran esos tiempos.
Le había tocado vivir así.
En esta época.

-Dylan... - su madre llamó a la puerta.
-¿Que pasa? - preguntó Dylan.
Su madre sonrió.
-Carla vino a visitarte. Deberías bajar a saludarla.
Dylan dejó el lapiz y el cuaderno en el piso y salió corriendo de su habitación.
Al bajar las escaleras, su mirada se encontró con aquella chica de pelo extremadamente negro y ojos tan verdes cómo un árbol.
Aquellas pecas resaltaban entre todo su precioso físico.

-Hola Carla. -La abrazó y pudo percibir su olor tan dulce.
-Me da gusto verte Dylan. - ella le sonrió.
Subieron al cuarto del chico.
Carla se quedó parada a mitad del cuarto, mirando hacia la ventana de piso.
Ni siquiera parpadeaba.
-¿Qué te ocurre? - Dyln agitó una mano frente a su cara.
-Es precioso como se ve desde aquí la lluvia...¿Pero por qué hace frío aquí?- volteó hacia el mini-split en la pared.
18°.
Miró a Dylan.
Este sólo se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa.
-Ya sabes que tengo que estar en el frío. No soporto el calor.
-¡Pero ni siquiera hace calor! - Se abrazó a ella misma, por el frío de la habitación.
-Bueno... No apagaré el acondicionado. Así que ten. - Dylan le tendió un suéter desde su armario.
Carla, aún abrazada, miró aquel suéter y luego lo tomó. Se lo puso lentamente y cuando este ya estaba enrollado en su cuerpo, aspiró el aroma del perfume que él tenía. Olía de maravilla.

-Huele todavía a perfume... ¿No lo has lavado? -preguntó Carla para tratar de disimular su gusto por aquel olor. 《Solo para despistar》Pensó ella.
Dylan se dejó caer en su cama y la miró.
-Bueno, sólo me lo puse una vez esta semana, no hay necesidad de desperdiciar. - puso sus manos tras la nuca y se acostó. Se había quedado tan cómodo que empezó a dormitar.

Mientras tanto, Carla veía a todas direcciones en la habitación.
Dejó su telefono en una repisa debajo del acondicionado.
Se percató de que había un cuaderno y un lápiz tirado al pie de la ventana de piso, Se acercó hasta allí y lo ojeó.
Sabía que a Dylan le gustaba dibujar, pero aquellos dibujos eran verdaderamente buenos.

Las nubes tronaron y la lluvia se intencificó.
Miró hacia la ventana y se decidió por abrirla.
Puso su mano en la manija para abrirla, cuando se dió cuenta de que llevava el suéter de Dylan y si lo mojaba, aquel perfume desaparecería.
Se lo quitó y saltó hacia la lluvia. Respiró hondo y se quedó en aquel balcón, mojada completamente.

Carla miró de nuevo hacia adentro, vió a Dylan durmiendo y se acercó a él. No le importó que estuviera mojada. Lo observó dormir por no más de 5 minutos.
-Dylan...¿Qué me has echo? murmuró.
Se acercó a su teléfono tiritando por el frío.
Cerró las ventanas y se acercó de nuevo a la cama de Dylan.
Con mucho cuidado se arrodilló junto al colchón, desboqueó su teléfono, lo puso en silencio y tomó una foto de Dylan durmiendo.
Una sonrisa se formó en sus labios rosas. Se levantó y miró la foto.
-Me he enamorado de ti. -Sonrió con tristeza, pues sabía que nunca sería algo más que una amiga. Se levantó y se fue de la habitación aún mojada.
Tras ella, cerró la puerta con delicadesa y se marchó.
Con mucha cautela salió de la casa de Dylan, sin que nadie se diera cuenta.
Así era ella, la veías por todas partes y al mismo tiempo en ninguna.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2016 ⏰

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