Japón era reconocido por muchas cosas, el avance tecnológico, anime, productos fuera de lo común, incluso un cierto contenido sexual muy liberal, aunque una parte importante era el transporte, reportes de cómo el suburbano o trenes en ocasiones lograban atascarse de personas que era imposible que entraran si no era con ayuda de los policías encargados.
— Es cada vez más tarde, prometiste que regresaríamos antes, Daehyun esta es la hora del caos.
— ¿Podrías dejar de quejarte? No pensé que terminaríamos al otro lado de la ciudad, además, sino hubieras pedido ese estúpido videojuego estaríamos camino con los demás en taxi.
— Tú no quisiste que los de la empresa nos trajeran, creí que...— Sus palabras fueron calladas por el sonido de la bocina del tren aproximándose, aunque fuera el inicio de la estación ya había bastantes personas formadas detrás de la línea divisoria aguardando que se detuviera. Daehyun sabía que era más conveniente irse en los últimos o primeros vagones, sin duda los de en medio estarían al borde de personas, su genial idea de haber salido a disfrutar de Japón no había sido muy buena cuando perdió la noción del tiempo y eran ya las 9:00pm. Justo cuando salían la mayoría de los trabajadores.
Habían sido bien educados por lo que al abrirse las puertas frente a ellos no tomaron asiento porque por el momento casi todas las mujeres estaban sentadas, aunque ellos fueran hasta la terminal de casi 17 estaciones, tardarían al rededor de 45 minutos.
— Esto es malo, ni siquiera se mueve y ya hay muchas personas.
Daehyun se termino recargando entre el hueco que había de la metálica pared del tren y las puertas paralelas a la entrada, ajustó la chaqueta a su cintura, viendo a su lado a su amigo malhumorado sin evitar reír por su condición. Su mente estaba algo distraída que no sintió en que momento se habían cerrado puertas e inicio así el movimiento del vagón, era increíble que todas los asientos prácticamente estaban ocupados, como el hecho de que había un par de personas más de pie entre los pasillo y cerca de la puerta.
La segunda estación, estaba peor.
— Demonios.
— YoungJae, acércate.
— Debimos sentarnos y dormir, llegaremos muertos de las piernas antes de hacer el transborde en la última estación.
— Ya, cállate y ven. — Le había recorrido delante de él, aunque la situación no era muy cómoda. Se miraron de frente y a escasos centímetros, sí, era una mala combinación. No era que se odiarán o vieran mal estar cerca siendo amigos, pero su gusto uno por el otro, era algo diferente, y la tensión la descubría YoungJae de inmediato apretando el agarre de su bolsa mostrando su compra.
Habían tenido su primer encuentro durante las promociones de No Mercy, YoungJae se veía jodidamente sexy y algo maduro para Daehyun con ese corte y tinte pelirrojo, más aún cuando bailaban con los pasos un poco más provocativos de los que habían sido Warrior y Power, y Daehyun había adoptado una complexión más robusta, pero solo un poco, algo que no resaltaba, sin embargo tenía un aire de juventud precioso por el nuevo corte de cabello dejando de lado por un momento su cabello de hongo y hacerlo un tanto más extravagante. Además de que los trajes le quedaban demasiado bien y resaltaban su piel morena, durante la última práctica se habían encargado de mejorar sus pasos, aunque el cansancio era un poco más, por extrañas razones los maknaes salieron a disfrutar de una o dos horas que tenían libres, Yongguk estaba hablando con su manager Kang y Himchan, sino mal entendían, debía estar con ellos también, por tanto se quedaron a disfrutar del tiempo solos.
YoungJae había detenido la música evitando que la canción siguiera, no podía seguir viendo a Daehyun a través del espejo durante los coros, menos con esas expresiones faciales tan sensuales que llegaba a realizar.