Verónica se encontraba en medio de un sueño agradable el cual fue innecesariamente interrumpido por los golpes que provenian desde la ventana.
Antes de despertar, Verónica soñaba que se encontraba con su madre y su padre en la habitación principal. Estaban los tres sentados en el sofá más amplio y observaban la televisión mientras disfrutaban de palomitas y refresco de uva. Se veían tan felices juntos. Teniendo uno de esos momentos familiares que con el tiempo se añoran cada vez más y se vuelven mas necesarios conforme pasa el tiempo y avanzan entre los diversos problemas.Repentinamente cambió de sueño, ella se encontraba en su habitación, podía verse a sí misma tal y como estaba sin la menor necesidad de tener sus ojos abiertos. El hecho de verse a sí misma en su sueño le provocó un asombroso poco usual.
El sueño de Verónica acabó en el momento en que ella abrió sus ojos luego de los insensantes golpes en la ventanilla.
La habitación se encontraba tal y como la había dejado antes de ir a dormir; con su lámpara de noche encendida que derramaba un dulce y cálido brillo dorado que llenaba la habitacion y la hacía sentirse acogedora. Con un par de sábanas al final de la cama y el ropero abierto mostrando sus jeans, unas cuantas camisetas de franela, vestidos de encaje, faldas y un par de tenis, zapatillas y entre otras cosas.
Verónica se levantó. Llevaba puesta su pajama color azúl pálido, y al bajar la mirada, pudo notar que en su mano derecha llevaba consigo su oso de peluche de la infancia, ese que había tenido desde el día en que nació y que tanto le añoraba. Oh, Verónica sentía felicidad absoluta, no paraba de sonreír, sin duda alguna ella sabía lo que pasaba, era claro que estaba esperando ese día con ansias, pero, ¿y si esto era sólo un engaño? ¿Qué iba a pasar si no era como lo imaginaba? ¿Habría valido la pena dejarlo todo a cambio de nada? Eso, ya no importaba, había llegado el momento que tanto esperó y debía continuar.
Verónica, se encaminó hacia la ventana y observó a traves de ésta contemplando el resplandor de la luna y sus fieles compañeras las estrellas, el pasto recién cortado y la valla blanca que separaba su casa con la de al lado, y observó el árbol que se encontraba en su jardín. Se volteó y se dirigió hacia su cama, y mientras más cerca estaba de esta, más clara se veía a sí misma.
Se veía pálida y rígida, sus ojos estaban cerradas sin esperanzas de volver a abrirse. Su piel tenía un tono amarillento, se veía fría. Su cabeza descansaba con delicadeza sobre la almohada, y su sábana cubría su cuerpo hasta los brazos dejando al descubierto su pálido rostro.
De alguna manera extraña Verónica se veía a sí misma con una belleza poco usual, y pese al estado en el que se encontraba, aún habitaba en ella la felicidad y amor propio. Se acercó y se colocó un mechón suelto en su rostro detrás de la oreja dejando aún más al descubierto su palidéz.
Verónica se aproximó hacia la puerta.
Al abrirla comenzó a dirigirse hacia el pasillo que la llevaría a la habitación de sus padres.Cruzó el pasillo y se aproximó hacia la puerta, la abrió lentamente y se adentró en ella dirigiéndose hacia la cama en donde sus padres se encontraban.
La escena le agradó, su padre acababa de voltearse hacia el lado derecho en donde se encontraba su esposa, tiró su brazo hacia ella sujetándola por la cintura y descansando su mano sobre el estómago. La madre de Verónica sujetó su mano con fuerza aferrándose a él, parecía como si en ese acto le dijera: "Oh cariño, aun puedo sentir el poco amor que nos ha quedado, aun seguimos aquí, aún lo seguimos"Verónica se acercó hacia su madre arrodillándose a la orilla de la cama para así estar junto a ella. Acto seguido, su padre se soltó de ella y se volteó hacía el lado izquierdo de la cama.
Verónica, sujetó su mano izquierda y dijo:
-¡Oh, madre! ¡Lamento no haberlo dicho! Cuanto lo lamento... Esto será mejor para vosotros dos, sólo quiero que seas fuerte y sigas adelante, por favor madre, sólo sigue adelante.-
Besó su mano, se levantó y se dirigió hacia su padre.
Verónica contempló su rostro. Le veía con una belleza y un atractivo inocente.
-¡Oh, padre! ¡Lamento no haberme quedado más tiempo para ti ni para ella, solo quiero que cuides de mamá!¡Los amo tanto! ¡Los amo demasiado!-
Le dio un beso en su frente, y este le quitó un poco su sueño.Quizás, para Verónica la noche era el momento propició de una despedida digna y sin interrupciones.
Verónica se dirigía con paso decidido hacia el primer piso.
El ambiente era acogedor, la abrazaba un profundo silencio, de esos en los que solo se escuchaban algunos grillos y el croar de las ranas. Con los rayos azules de la luna penetrando hasta el último rincón de la habitación y del alma, de manera suave y acogedora.
Eran de esas noches que la hacían sentir paz, y un inmenso placer de vivir, de tener la dicha de respirar y estar presente para este tipo de ambiente. La hacían sentir curiosidad por el mundo y sus maravillas, por toda la belleza que éste le ofrecía.
Sin duda alguna la inundaba un grato sentimiento.
Y mientras bajaba las escaleras, un suave pero profundo aroma a canela se apoderó de la habitación principal al igual que de ella. ¡oh, Verónica amaba el olor a canela! Sin dudarlo su aroma preferido.Mientras bajaba las escaleras hacia la puerta principal llegó a esta y Verónica, extendió su mano izquierda, aun con su oso de peluche de la infancia en su mano derecha , se escuchó la puerta de la habitación de sus padres abrirse pero ella solo ignoró el ruido y giró el llavín, acto seguido, se escuchó otra puerta abrirse. En cuestión de segundos se escucharon los gritos de lamentos y sollozos de su padre y pasos en el corredor.
Verónica hizo caso omiso a estos sollozos y lamentos.
Verónica abrió la puerta.
No vio hacia atrás, solo podía ver hacia al frente, ella solo podía ver más allá de la puerta , no quería limitarse a ver atrás, esto era el comienzo de su vida, su verdadera vida.
Verónica sacó su pie derecho, luego el izquierdo, se encontraba fuera de la casa. Su casa, la cual contenía sus recuerdos y momentos mas preciados, aquella en la que se encontraban las dos personas que ella mas amaba en su vida.
Dolía. Sin duda alguna dolía dejar todo esto atrás pero sin embargo era necesario hacerlo. Nada de eso importaría ya en el lugar hacia donde se dirigía.Verónica cerró la puerta.
Verónica se marchó.
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Ya Es Hora
Short StoryLuego de despertar de su sueño interrumpido, Verónica es consciente de la condición en la que se encuentra. Ella sabe, que su momento ha llegado y decide partir. Esta, es sólo una breve narración de la despedida de Verónica antes de encaminarse hac...