Capítulo 6: ¿Qué pasó después?

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Toqué mi frente, con mis ojos aún cerrados, sentía que me encontraba en un zamba que nunca acababa.

   ―¿Cómo estas? ―preguntó, reconocí su voz al instante.

   ―Como si te importará ―contesté.

   ―Tienes razón, no me interesa, solo quiero saber si tengo que llamar a tus padres para que preparen el velorio.

   Lleve mis ojos al cielo aunque se encontraban cerrados.

   ―Das lastima ―dijo, después de unos segundos.

   No contesté, el dolor de cabeza aumentaba cada vez más.

   ―¿Natalia? ―preguntó, escuché pasos, si mis sentidos no me fallaban se acercaba, tocó mi frente―. Mierda.

   Sus pasos se alejaron y no escuché nada por unos minutos.

   ―Estas hirviendo ―sentía la su voz lejana―. Te meteré a la bañera de mi cuarto, con eso se tendrá que pasar la fiebre.

   Sentí su brazo debajo de mis rodillas y otro debajo de mi cuello y me alzó. Inmediatamente quise soltarme pero mis músculos hacían caso omiso a las órdenes de mi cabeza.

   Creo que me desvaneci por unos instantes, porque lo próximo que sentí fue el agua congelada de la bañera. Largue un suspiro al sentir el brusco cambio de temperatura.

                                       • • •

   ―Por lo menos ahora no estas hirviendo ―comentó Jones.

   Me encontraba acostada en su cama con él a mi lado, se apoyaba con su brazo y me inspeccionaba con la mirada.

   ―Si tratas de alentarme, no lo estás logrando ―comenté, mis dientes castañeaban, de las puntas de mi cabello bajaban gotas y no paraba de temblar.

   ―Tampoco lo intentaba.

   Llevé mis ojos al cielo, abrió el armario, sacó un toallon azul y me lo arrojó, cayó en mis pies y lo levante para cubrirme con el.

   Sacó su celular y el tomó una foto. Ni siquiera intenté arrebatarle el objeto metálico, sabía que fallaria en el intento.

  ―Sabes que tomaré venganza cuando me recupere, ¿no?

   ―Me da igual ―se encogió de hombros―. Siempre es el mismo círculo, uno le hace la broma al otro y el otro se venga y así.

   ―¿Piensas pegar esa foto con las demás? ―pregunté, lo mire.

   ―No se de que me hablas ―contestó, paso una mano por su cabello, sonreí, ese era su tic, el que me indicaba que mentía.

   ―Puede que no sea tu amiga, pero se cuando mientes, pasas una mano por tu cabello cada ves que lo haces.

   ―Cerré esa puerta con llave.

   ―Pues no la cerraste bien.

   Nos mantuvimos en silencio unos minutos. Me senté en la cama por unos momentos y cuando me sentí lista, me paré.

   ―Adiós, Jones ―salí de la habitación lo más rápido que pude pero verificando que en el próximo paso no me tambaleara ni desmayara.

   Cuando llegue a mi habitación me cambie de ropa y baje hasta la cocina donde sabría que Lupe se encontraría.

   ―Hola ―la saludé, con mi cabeza asomada en la puerta, levantó la vista y me sonrió.

   ―¿Cómo te sientes? ―preguntó, comenzó a hervir agua en una pava.

   ―Mejor ―contesté―. Lo suficiente para volver al trabajo.

   ―Esta bien ―contestó, sacó la pava del fuego y me hizo un té con ella―. De todas formas, Delfi, no se encuentra en la casa desde una hora antes de que te desmayaste, se fue de una compañera del colegio.

   Asenti y me dispuse a tomar mi té.

   ―Lupe ―la llamé―, ¿Jones siempre fue así de malhumorado?

   Sabía cual era la pregunta, solo quería estar al tanto de lo que había sucedido en todos estos años que no estuve.

   Hace dos semanas había vuelto y había perdido la conexión con todos mis antiguos amigos cuando era una niña.

   ―¿Jones? ―preguntó.

   Cabeza hueca, me regañe a mi misma, acá son todos Jones.

   ―Nathan ―aclaré.

   ―¡Oh, no! ―exclamó―. El joven Nathan cambio mucho cuando la niña a la que le jugaba bromas se marchó.

   Sabía que hablaba de mi, pero no dije nada al respecto.

   ―¿En que sentido cambio? ―pregunté.

   ―Antes de que esa niña se marchará a no se donde, Nathan se la pasaba todo el día con los empleados, preguntando que broma le podía hacer o si estaba bien la que había diseñado, cuando esa chiquilla se fue siempre estaba de muy mal humor y ya no andaba con los empleados, casi siempre estaba en su cuarto, después de unos años se le paso un poco, sus padres nunca se enteraron y hasta se alegraron de que la niña se fuera sin importarles que a su hijo se le fue lo que más quería.

   Me quede callada, sin saber que decir o hacer, nunca me había puesto a pensar si le había afectado o no mi partida porque obviamente ubiera deducido que no.

   Mentiría al decir que a mi no me había afectado, a veces me levantaba con nuevas bromas y luego caía en cuenta de que no las podría realizar porque me encontraba a un océano de distancia, luego de un año me obligue a aceptar que no volvería, era eso o un psicólogo y no iba a ir a uno, lo supere poco a poco y decidí no remover más el pasado.

   ―¿Los señores Jones nunca notaron alguna diferencia? ―pregunté, procurando aclarar de cual integrante de la familia quería saber.

   ―El señor y la señora Jones siempre se encuentran de viaje, los últimos años ni siquiera han venido para Navidad ni los cumpleaños de sus hijos ―suspiró pesadamente―. Bueno, es mejor que vayas a buscar a Delfina y la lleves a las clases de natación, Jorge esta enfermo y no podrá llevarla.

   ―Esta bien ―contesté y salí de la cocina.

   Esa noche fue la primera en que no dormí con su collar.

〰◾〰

¿Qué habrá significado ese acto de compasión de Nathan?


Natalia esta descubriendo algunas cosas en ese lugar.

¿Por qué se quitó el collar Natalia?

[EDITADO]

Los quiero❤

Miss.Muaz.

Enemigo a la vista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora