Había una vez un hombresillo, nadie lo quería, y él sólo quería un amigo, pero como no era humano... todos le decían monstruo. Él vivía en el campo y le encantaban los animales, le molestaba que cada que se acercaba a la gente ésta empezara a llorar y gritar por su aspecto (no tenía la tapa de cráneo, su ojo estaba salido y en el otro una cicatriz muy larga, era muy muy grande y con facciones muy bruscas) pero era amigable y alegre, respetaba a los animales y le encantaban, ya que ellos nunca huyeron de él en toda su vida.
Un día decidió ir a la ciudad, o al menos lo intentó. Sólo que no aguanto la presión ante las miradas aterradas de las personas y los tantos gritos de horror, y salió corriendo hacía un lugar oscuro y solo en un callejón. Sólo que no estaba solo... en una casita hecha con una caja de cartón habitaba un hombre vagabundo.
Tommy (el monstruo temido por todos) se percató que el vagabundo no gritaba ante su presencia, el vagabundo escuchó el llanto de Tommy y se acercó a él preguntándole que por qué lloraba, Tommy le respondió que por que todos huían de él cuando sólo quiere ser amable, y que se atemorizaban con su aspecto, el hombre se acercó más a él tratando de consolarlo y le dijo: no te preocupes muchacho, las personas pueden ser algo crueles y huecas... y Tommy le preguntó... ¿y usted por qué no huyó de mi?- A lo que el vagabundo respondió que no podía ver. Tommy se sorprendió y tomo las manos del vagabundo llevándolas a su propio rostro mientras le decía: mire... ¿De verdad asusto?
El vagabundo, mientras sentía más el rostro de Tommy se empezaba a horrorizar sintiendo su piel dura y áspera como la de un elefante, el tamaño de la cara y hasta que llegó al profundo hueco del ojo empezó a gritar desesperadamente. Queriendo huir de él... Tommy se enojó, y, atrapándolo del cráneo… lo levantó y lo estrelló contra la pared haciendo que su cráneo explotara en pedazos.
Tommy sólo espero a la noche para regresar a su casa. Resignado... se puso triste, hasta que decidió no rendirse y buscar a un amigo, así que fue en busca de humanos para llevarlos a su casa y hacerlos sus amigos.
Cada que hacían algo que no le parecía los llevaba a su sótano y los desmembraba. Un día atrapó a una mujer embarazada de aproximadamente 8 meses, cuando la mujer despertó en una cama ajena ésta se asustó de tal impacto que rompió la fuente e iba a tener el bebé ahí mismo. Tommy no sabía qué hacer en esas situaciones, pero al momento de ver la cabeza del infante apenas saliendo de la madre, decidió por instinto pero sin mala intención jalar al bebé y sacarlo de golpe. La madre sollozaba de dolor, un dolor indescriptible, cien veces mayor al de un parto natural en hospital como naturalmente se hace. Fue tal dolor que falleció. Por lo tanto Tommy se había quedado con el bebé, un bebé sanamente hermoso. Miró los ojos del bebé y tuvo una sensación muy grata y reconfortante, ya que no había visto tal pureza e inocencia en ningún otro ser humano, así que decidió quedárselo y convertirlo en su amigo. Tommy no tenía ninguna experiencia alguna respecto a los bebés, así que no sabía cómo tratarlo.
Lo había encerrado en un cuarto, sólo con un montón de periódico para que ahí pudiera dormir el pequeño. Una noche el bebé llorando, despertó a Tommy, molesto agarró su trinche y entró al cuarto del bebé, lo vio gateando alrededor de la habitación llorando y gritando, fue ahí donde le clavó el trinche a través del recto de modo que los picos salieron de su cráneo a manera de callarlo. Lo llevó de igual forma al sótano con todos los demás cuerpos...
