Historia

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  Dentro de unas horas todo habrá acabado se dijo fallidamente como si eso hiciera el proceso más placentero. La niebla parecía ocuparlo todo y entonces sintió que se aproximaba su llegada. Pronto seré Todo.

 Le pareció sentir el aroma del café e inevitablemente recordó la tarde que se reunió con Damián en el bar del sanatorio ese día que oyó las noticias. No tiene cura le dijo carente de emoción como si aquello fuera una obviedad a la que él había estado huyendo durante semanas; siguió huyendo.

 La oscuridad mantenía la luz atrapada, incapaz de atravesarla presa de la niebla se encontró sometido a un fin en oscuridad. Ahora no era más que parte de ella. Ya no era aquel hombre que huía, no había donde huir, era mucho más que eso, era parte de lo que pronto lo sería Todo; esa idea lo reconfortó mientras lo esperaba.

 Salió del sanatorio y caminó apuradamente sin dirección aparente. Sentía prisa y no veía por donde andaba. La calle estaba casi vacía pero aquello no le impidió tropezar con el indigente apoyado sobre la pared de la Iglesia. Cayó al suelo y su caída provocó que se volcara la taza de limosnas con apenas cinco monedas una de las cuales parecía falsa. Pensó un instante antes de levantarse en si el indigente sabría de la moneda. Se paró apuradamente y antes de marcharse pidió perdón al hombre aunque aparentemente no había sufrido daño alguno. ¿Una moneda? preguntó el hombre intentando agarrarle la mano como si intentara retenerlo. Un escalofrió corrió por todo su cuerpo e inició nuevamente su marcha apurada. Cuando se encontraba al menos a tres metros del accidente volvió la cabeza y observó al hombre mirándolo con una sonrisa mientras sostenía la moneda falsa entre sus dedos haciéndola girar. A la izquierda del hombre vio un cartel no supo como podía haberlo pasado por alto. No pudo leerlo completamente pero conocía la frase: no te apoyes en tu propio conocimiento.

 No te apoyes en tu propio conocimiento se repitió mientras el frío recorría su cuerpo. No puedo entenderlo todo pero creo que entiendo esto, pensó sabiendo que ya se encontraba realmente cerca. Pronto seré Todo.

 Cansado de andadas sin rumbo, y sin poder olvidar la moneda de medio dólar ahora en un giro eterno, decidió volver a su hogar donde nadie estaría para recibirlo. No tropezó con más indigentes y ya no se encontraba apurado. No creo que valga ni medio dólar dijo y se tapó la boca sorprendido de haber dicho aquello en voz alta en medio de la calle por más que no hubiera nadie para escucharlo. Revisó el correo antes de entrar a su hogar, no tenía cartas excepto una factura de luz. Entró y contempló el abre cartas que le había regalado John Franco hacia ya varios años, éste tenía un águila calva en la cabeza del mango con un número grabado; su cumpleaños. El sueño americano dijo con un atisbo de sonrisa en la cara y abrió el sobre para ver el monto de la factura: 63 dólares con cincuenta centavos.

Cuando el frío lo cubrió por completo un calor repentino lo invadió. Sonrió al pensar en la voz de Ella Fitzgerald la cual jamás pudo escribir bien su apellido cantando Summertime junto a la trompeta de Armstrong. Un haz espontáneo de luz dejó ver su figura entre la niebla. Todo verano tiene su fin, sabes que la niebla esta aquí Omnipresente dijo. Pronto seré Todo.

 Se sentó en el sofá frente a la ventana mientras esperaba sin saberlo la llamada de Damián. Contempló el Monumento a Lincoln que se asomaba a la distancia sin dejarse ver del todo, sin embargo podía verlo. Se encontró a si mismo recordando las fiestas, los dedos blancos, los ojos vacíos, la monotonía del negro, la música autóctona, el calor de la época y la fría tradición que transcurría en dos días y todo le pareció tan cercano a pesar de haber ocurrido hace ya hace al menos once años. La sucesión de recuerdos inevitablemente lo llevó a pensar en Damián ¿también recordaba como él esos días? No fue una pregunta que perduraría mucho tiempo ya que cuando terminó de formularla el teléfono sonó. Pensó que no sería más que una moneda de medio dólar falsa pero igualmente atendió. Ya pasó todo dijo Damián tras el teléfono, tan frío como la tradición de éstos días; sus presunciones habían sido correctas. Colgó sin decir una palabra y lloró con una sonrisa. Pensó en la ironía del asunto al mirar el calendario y ver que era el segundo día del mes. Sin embargo, sabía que no podía apoyarse en su propio conocimiento, él era solo una moneda falsa de medio dólar.

 El frío volvió, la luz desapareció y la niebla volvió a ocuparlo todo. Pronto seré Todo dijo una última vez. Tomó su mano a pesar de no sentirla. Una última vez sintió el calor en su cuerpo, la sangre dejó de fluir y soltó su mano a la vez que se convertía en Todo.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2016 ⏰

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Una niebla secularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora