RELATO CORTO
Año 2.523, La Tierra había sido deshabilitada y abandonada por los humanos. La falta de recursos, la escasez de petróleo y la radiación, habían hecho de la cuna de los humanos, un hervidero donde era imposible sobrevivir. Tras años de desarrollo en la ciencia más avanzada, comenzaron a conquistar lunas que se suspendían más allá del Sistema Solar, con el propósito de convertirlas en sus nuevos hogares. Alma era el último satélite que sufrió la gran inmigración terrestre. Giraba alrededor del planeta Xoos, y era la mayor luna jamás colonizada, convirtiéndose en la sede central burocrática para los ex-terrestres. Las naves que iban y venían de los planetas vecinos, repostaban y recibían órdenes desde Alma, ningún ser humano podía aterrizar en un nuevo mundo o satélite sin una autorización previa. Los años transcurrían con normalidad, el día a día consistía en la prospección del terreno y grandes excavaciones para el posible hallazgo de Hilitio-E, el nuevo combustible natural para la supervivencia humana. El Hilitio-E había sido determinante para poder dar el salto hacia las estrellas lejanas, allí donde ningún telescopio había podido llegar. Era la principal fuente de ingresos y el descubrimiento más importante para sostener de nuevo una base sólida en una civilización empobrecida y mentalmente depresiva. Desde hacía años, el gobierno de Alma había ordenado tranquilidad absoluta y carencia de hostilidad hacia cualquier objeto brillante que pudiera aparecer en el cielo del satélite. Los más veteranos, ancianos, y hombres que llevaban una vida entera viviendo entre las oscuras rocas de Alma, contaban leyendas sobre una raza a la que llamaban Los Usurpadores: habitantes de otros mundos que vagaban por el universo, buscando un lugar donde establecerse durante un tiempo determinado. Contaban historias sobre esferas luminosas que viajaban fugazmente por el cielo. Los recién llegados a Alma, provenientes de las demás colonias situadas al otro lado del cosmos, veían este satélite como la capital central del complejo galáctico humano, y el mejor lugar para crecer profesionalmente. Alma era ejemplo de paz y tranquilidad, de cómo prosperar como persona y civilización. Alma era el corazón que bombeaba energía e información hacia el resto. Diariamente recibían millones de hombres y mujeres, que por supuesto rechazaban por completo la vieja historia de aquellos a los que llamaban Los Usurpadores. Creían que sólo era una estrategia para ahuyentar la llegada de más turistas de las diferentes colonias. Y quizá fuera cierto.
—¿Crees que es cierto eso que dicen de Los Usurpadores?—preguntaba Robert, miembro de la fuerza de seguridad de Alma.
—Esa alarma no para de sonar, ha debido de detectar movimiento cercano—respondió su hermano, Steven, dándole una calada al cigarro.
—Dicen que Los Usurpadores se han hecho con el planeta Marte.
—¿Y qué pasa con nuestra colonia? Nuestro hermano Alan estaba allí, ¿verdad?—preguntaba preocupado Steven.
—Alan se quedó en La Tierra, trabajando en la búsqueda de Hilitio-E por el Sistema Solar. Aún debe creer que encontrará algo de Hilitio-E en Venus o Urano.
—El capitán Arrow ha perdido la señal con el Planeta Rojo, justo minutos después de que una brigada aliada comenzara un estado de alarma.
—¿Y crees que Los Usurpadores han saqueado Marte? Es una vieja leyenda—dijo Steven mirando las miles de estrellas que iluminaban el cielo, estaban sentados sobre el motor desconectado de una de las naves. —¿Quién puede creer que seres de otros mundos van de planeta en planeta robando sus tesoros?
—Nadie quiere hablar de ellos—dijo Robert mirándole de reojo—¿no crees que haya algo de verdad en toda esa historia? Marte ha desaparecido como colonia aliada, y nadie sabe por qué. El capitán Arrow está desbordado con la noticia.
—Señalan a una especie inventada sólo por no reconocer los errores humanos—dijo Steven frunciendo el ceño. —Fuimos capaces de huir de la Tierra cuando vimos que se deterioraba, pero solamente lo hicimos unos pocos, dejando a millones de personas allí encerradas. Desde Alma nos dicen que fue lo correcto, pero yo sé que en aquellas arcas flotantes entraban más personas, esas gigantescas máquinas podían albergar en su interior a millones de personas más de las que íbamos a bordo.