[Prologo]

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–Carta número veintiséis– se dijo allí frente a su mesa de comedor comprada por los padres de su esposo como regalo de bodas con su lápiz aun en mano y sobre la mesa un blog de pocas hojas, se asoma un poco dando vista hacia su papelera metálica q...

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–Carta número veintiséis– se dijo allí frente a su mesa de comedor comprada por los padres de su esposo como regalo de bodas con su lápiz aun en mano y sobre la mesa un blog de pocas hojas, se asoma un poco dando vista hacia su papelera metálica que esta aun lado apoco centímetros de esta –te molestaras pero aún existe correo hermanita– mirando bolas de papel tanto adentro de aquella papelera como afuera. Suspira y se endereza y acomoda en aquella silla, para proseguir con su intento de carta.

Querida hermana no soporto mi vida es un infierno literalmente, Axel –seca sus lágrimas con su mano libre que solo posa sobre aquella hoja evitando que de alguna manera escapase– no es quien pensé que era... simplemente no somos compatibles, él llega a casa y me ignora o simplemente – vuelve aquella hoja bola y la arroja sin miramiento para luego levantarse y comenzar a recoger su detestables y mentirosas cartas « ¿Por qué se me hace tan difícil explicar el infierno que vivo?» pero se auto-corrige «lo amas » finaliza.

Cada día su vida está afectada de baja autoestima de ahí su moda "más ancha es mejor" su apariencia es de una mujer vivida de cuarenta y pico cuando realmente tiene veintiocho y sin hijos « ¿Por qué tan demacrada?» Pregunta su jovial y a la moda hermana Agatha pero ella simplemente responde «el grito de la moda de una ama de casa desesperada sin hijos» logrando que Agatha frunza el ceño pero también riera y finalizara con "Nunca me casare".

Sale de su departamento de casada con un "gran y autentica Energía" con todo el sentido de las palabras entrecomilladas con su bolsa negra de frustradas cartas hacia su hermana menor de tan solo veinticinco años que odia recibirlas cuando prefiere un mensaje de WhatsApp. Baja las escaleras ya que el ascensor de ese viejo edificio nunca ha funcionado o mejor dicho nadie le pone el miramiento necesario «pobre anciana de la cincuenta y dos» piensa mientras Joan una octogenaria sube con su carrito de compras a arrastras golpeando todo a su paso. «Espero que no lleve huevos será un auténtico desastre» sonrío con autenticidad en lo que va de día mientras Joan con su entrecejo fruncido sigue subiendo aquellos peldaños...

Ya en el lobby se cruza con varios vecinos de puertas de pisos adyacentes a la suya que nunca se hablan entre ellos o bueno solamente una y es Kinshasha Gordon la afroamericana que se dedica a leer el "Tarot" a la que no se cansa de decirle "tu mediocre marido te engaña" desde que llego literalmente a este edificio en Harlem.

Harlem no están peligroso como todos dicen que es, las tazas de robos y asesinatos han bajado aunque igual no puedes cruzar muy tarde porque pueden aparecer pandillas y hacer desastres con tu vida. En fin esa tarde dando a tarde con su bolsa en mano la coloca en los contenedores verdes que se ubican en un callejón, sacudiendo sus manos sale de ahí para encontrarse con las personas mayoría de la comunidad afroamericanas que transitan por esa acera hacia los otros edificios o a las iglesias a la cuales son demasiadas.

Ya de vuelta en su departamento decorada con objetos recolectados de sus ambas vidas de solteros y unos que otros regalos de bodas a la cual ella trato de que fusionaran bien en aquel pequeño espacio. Arrastra sus pies luego de poner a toda marcha el aire acondicionado con una bolsa de frituras y caer K.O en el sillón de la vida pasada de soltería de su esposo Axel para ver las maratones de series como todas las tardes.

– ¡Ya llegue!– grita Axel cerrando la puerta mientras su abnegada esposa tiene la cena lista, e hirviente y en la mesa, sus pantuflas en su sitio y rogándole a todos los dioses de las que algunos tiene vagos conocimientos que Axel venga de buen humor.

Axel simplemente se dedica a ser mesero en uno de los más importantes Restaurantes/Bares de Manhattan llamado World Financial Center. Donde asisten magnates y unos que otros artistas de cine, de teatro o cantantes, a la cual fue el lugar de las muchas citas con su "queridísima" esposa.

Axel es un hombre de veintiocho años tierno cuando se lo propone, rostro realmente adorable con cierta apariencia italiana con sus ojos marrones muy claros, cosa que su familia simplemente no lo es, trabajador pero su únicos defectos es el mal genio entre otros.

– ¡Te dije que te callaras!– le grita enfurecido sujetando su esposa fuertemente que le hacía daño mientras con su mano libre hecha puño amenaza en una pequeña trifulca realmente estúpida allí en la cocina mientras ella hecha un mar de llantos allí con sus manos formando una barrera entre ambos y con su voz tratando de tranquilizar el momento.

Ella vuelve al momento silencioso de aquella cena en aquel departamento donde comparte con su esposo de corbata negra floja y camisa blanca donde los primeros botones están desabrochados y su mirada llena de letras del ejemplar impreso New York Times mientras su mandíbula se mueve al ritmo del masticar. Ella se pregunta « ¿Cómo alguien puede cambiar? Él se lo ha prometido tantas veces en lo que va de cinco años sabáticos» como ella misma le llama a los cinco años de matrimonio donde solo ejerce el labor de ama de casa, recordando todas los ramos de rosas rojas compradas en un barato y modesto supermercado a pocas cuadras de ahí, salidas al cine a ver películas extremadamente cursi que a la final cuando encienden las luces Axel está dormido sin nombrar sus sabotajes en pleno rodaje, cenas en los restaurantes donde sus ojos se desvían algunas veces al trasero de otra cuando tiene un trasero literalmente en casa, « ¿Cómo?» Volvió a preguntarse allí sin tocar su cena de esa noche a la cual él ni noto que era comprada, ni tampoco noto cuando ella se levantó lavó su plato y vaso para luego marcharse a su habitación dejándolo ahí solo "cenando" supuesta-mente en compañía de su mirada perdida en ese ejemplar.

Ya con su pijama y un ejemplar de los tantos libro de paulo Coelho lee la frase "La Vida Es Muy Rápida; hace Que La Gente Pase Del Cielo Al Infierno En Cuestión De Segundos".

– ¿me lo dices a mí? Yo Charlotte Parker pase del cielo al infierno desde que me case con Axel Jones.

Sin Ataduras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora