-Narra Vanesa-
-Malú, antes de hacer nada de lo que podamos arrepentirnos tenemos que hablar...
-¿De qué? -se apoyó en mi coche expectante.
-De nosotras...
-A ver, Vane. -Me atrajo con sus manos a su cintura- Yo lo que sé es que no puedo vivir sin ti... Me da igual hacerme daño -deslizó sus dedos sobre mis mejillas y me colocó el pelo detrás de las orejas mientras dibujaba una pequeña sonrisa al verme sonrojarme.
-No quiero que sufras -agaché la cabeza.
-Imbécil... -depositó un beso en mi frente y luego subió mi cara a su altura mientras susurraba- Sufro si no estoy contigo.
-Mira... -llevé mi mano a la altura de nuestros ojos y le mostré el anillo- Solo falta que te pongas tú el tuyo.
-Vale. -Sonrió tímidamente mientras llevaba su mano a su bolsillo y sacaba su anillo- ¿Me lo pones tú? Me hace ilusión.
-Qué tonta... -sonreí y me arrodillé mientras con una mano sujetaba el anillo y con la otra su mano- Malú... ¿Quieres ser mi novia?
-No. -Me levantó del suelo y apoyó su frente con la mía- Quiero ser tu todo. Tu novia, tu futura esposa, tu amante, tu mejor amiga, tu todo.
-Puedes serlo ya mismo... -la miré profundamente, observé más allá de sus ojos y pude ver a través de ellos que pensaba lo mismo que yo. Instantes después, tras una sonrisa, se acercó a mí despacio, pidiendome permiso con su mirada pero no me contuve más. Agarré su nuca y la guié a mis labios, donde empezamos a perdernos en nuestra locura. La había echado de menos, mucho. Nos separamos minutos después y al mirarnos empezamos a reírnos. Nuestras miradas ya no eran como antes, ahora brillaban y transmitían todo lo que las palabras no podían expresar. Entrelacé mis manos a las suyas y empecé a depositar un recorrido de besos por su cuello hasta su hombro. No quería sexo ahora mismo, quería cuidarla. Le retiré un mechón que tenía en la cara y, en silencio, empezamos a observarnos y a hablarnos con los ojos. Era la situación más bonita que podíamos vivir.
-Eres tan bonita... -rompió el silencio.
-Pelota... -reí.
-¿Vamos dentro? -preguntó mientras me daba un pico y me rodeaba el cuello con sus brazos.
-Vamos... pero en 5 minutos me iré, Malú.
-Señorita Martín, no voy a insistirle...
-Vale pues me quedo.
-Lo estabas deseando -soltó una sonrisa y al dirigirnos a la puerta nos quedamos de piedra. Todos, todos los familiares de Malú habían salido corriendo de la puerta de su casa hacia dentro. Es decir, que nos habían estado espiando todo este tiempo.
Nerviosa, mire a Malú. No sabía si ella quería contarlo o no... pero enseguida me miró y me apretó la mano.
-No te preocupes. Saben que estoy enamorada de ti. -Y tras esto sonreí, como una embobada tras perderme en sus ojos de nuevo.
Puedo decir, con certeza, que es y será lo mejor que tengo.
--------2 horas después---------
Habíamos acabado de comer, los familiares no habían preguntado nada pero no nos quitaban la mirada, sobretodo por debajo de la mesa. Ambas estábamos cogidas de la mano y la verdad, me moría por besarla. Empecé a tararear en mi mente:
'Aquí y ahora
si pudiera te besaba
ay aquí y ahora
fundidos en abrazos ante el público
viéndonos
perdiéndonos
del mundo'Cogí mi móvil rápidamente, lo escribí en notas y Malú me miró desconcertada.
-Se me ha ocurrido una canción -susurré en su oído y le guiñé el ojo.
-Cántamela.
-No...
-¡Que cante! -empezaron a gritar todos los presentes, me quedé dedconcertada al ver que nos estaban escuchando y, nerviosa, empecé a negar con la cabeza.
-Venga... -insistió Malú.
-Me da... ver...
-¿Vergüenza? -me interrumpió- Estamos en familia.
-Nunca mejor dicho -añadió el hermano de Malú guiñándonos el ojo y yo me sonrojé.
-Pero es que... Lo que acabo de inventar es muy personal. -Dije con la voz temblorosa y muerta de vergüenza- No creo que sea apropiado...
-Igualmente, si al final le das todos los toques, la oirán miles de personas. ¿Qué más da? -Concluyó ahora la madre de Malú, sonriente- Venga, somos todo oídos.
Suspiré, cerré los ojos para hacer la canción mía y, cogiendo aire, empecé:
-'Aquí y ahora
si pudiera te besaba
ay aquí y ahora
fundidos en abrazos ante el público
viéndonos
perdiéndonos
del mundo'...Abrí los ojos poco después, con la vergüenza invadiéndome, miré a Malú de reojo y todos estaban en silencio. No entendía el por qué hasta que la madre de Malú siguió:
-Estamos esperando a que cumplas lo que acabas de cantar -Asintieron todos, yo confusa miré a Malú, ella estaba tímida, sonrojada igual o más que yo y guiando sus ojos a los míos para poder adivinar mis movimientos.
Me olvidé de todos, la miré, coloqué mi brazo por su nuca y con otra mano llevé su barbilla a mi altura. Me acerqué a ella poco a poco, alternando la mirada en sus ojos y en sus labios, ya sólo éramos ella y yo, nadie más. Una pequeña sonrisa salió de nuestros labios y poco después chocaron convirtiéndose en un increíble beso que desprendía todos los sentimientos encontrados.
Nos olvidamos de que existía un mundo más allá de nosotras, perdimos la noción del tiempo. Era suficiente con sentir sus labios sobre los míos y sus manos sobre mi cuello.
Al separarnos seguimos mirándonos, ninguna de las dos se atrevía a mirar alrededor y volver a la vida.
-¡Vivan las novias! -Gritó Gonzalo rompiendo el silencio e instantes después todos los presentes le copiaron la frase:
-¡Vivan!
Malú sonrío, se apoyó en mi hombro y yo le acaricié el pelo mientras miraba a todos los familiares gritando de alegría.
Poco después, cuando ya estábamos todos dispersos por la casa, la madre de Malú se aproximó a mí.
-Sé que la vas a cuidar. -Dijo.
-No le faltará de nada.
-Lo sé. Me encanta la pareja que hacéis.
-Gracias -sonreí, nerviosa, su madre lo notó y empezó a acariciarme el brazo.
-Tranquila, no tienes de qué preocuparte.
-¿De qué habláis? -preguntó Malú mientras abrazaba a su madre por detrás.
-De ti, hija.
-Uy... ¿Y qué decíais? -preguntó.
-Le estaba diciendo que me encanta que sea tu elegida.
-Es la mejor... -susurró Malú mientras se separaba de su madre y entrelazaba sus brazos por mi cuello- ¿quieres que vayamos a dar una vuelta?
-Lo que quieras -rodeé su cintura con mis brazos y le di un beso.
-Creo que molesto -rió la madre de Malú y se alejó de nosotras.
-Va, vamos. -Insistió, caprichosa.
-Y... ¿A dónde?
-Ya lo verás... -se mordió el labio, bajó su mano por mi cintura hasta llegar a mi culo y se mordió el labio.
-Idiota -le aparté- que nos están viendo todos...
-¿Sabes qué? Esa chaqueta que llevas me pone, y mucho.
-Malú...
-Sabes que esta noche no te vas a resistir, ¿verdad?
-Caprichosa.