Imperceptible

36 3 2
                                    

Eran las 5:30 de un día lunes y ya había sonado un par de veces la alarma hasta que Alicia por fin se decidió por levantarse para ir a su trabajo. Se dio una ducha fría y mientras se vestía rápidamente, se comía un pedazo de pan que dejó a medias. Salió apresuradamente de su casa, sin antes despedirse de su esposo y sus hijas que todavía dormían. Con el cielo aún oscuro y una pequeña llovizna que caía suavemente sobre su rostro se encaminó al paradero.

Una vez allí, llegó una micro algo llena que paró, pero no abrió la puerta delantera, sino que abrió atrás para que bajara una señora y Alicia no tenía tiempo para esperar otra así que subió por ahí.

Ya eran las 7:30, por lo que Alicia ya estaba 30 minutos atrasada, así que empezó a apurarse. Estaba en la entrada del edificio de camino al ascensor, le hizo un saludo distante al guardia, que le saludaba todos los días, pero no hubo respuesta, ella pensó que quizás pasó muy rápido o simplemente no la vio. Cuando subió al ascensor estaban dos personas a las que Alicia saludó con un pequeño gesto, estas se quejaban del frío que hacía, pero ella no estaba de acuerdo, debió ser porque estaba más abrigada. De todos modos no alcanzó a decir nada, porque ya había llegado a su piso, donde subió un tipo antes de que ella pudiera bajar, pero no le dio importancia y siguió su camino a la oficina.

- A la hora que llegas. Dijo alguien en el otro cubículo.

Ese no era el compañero habitual de Alicia, pero lo saludó de todas formas.

- Hola, ¿eres nuevo aquí?¿que le pasó a Carlos?
-Si, soy nuevo, es mi primer día. Creo que despidieron a tu antiguo compañero.
-Ah está bien, me llamo Alicia.
-A mi me dicen Luci.
-Entonces bienvenido, Luci. Dijo con tono amigable.

Era la hora de la colación y antes que Alicia fuera a elegir su almuerzo, escuchó una voz proveniente de una de las mesas.

-Hey! Alicia, ven, aquí. La llamaba moviendo los brazos.
-Hola, veo que ya tienes mi comida.
-Así es, te traje lasagña.
-Es mi plato favorito, ¿como supiste?
-A quien no le gusta la lasagña...
Lo dijo con un tono bastante sospechoso, como si supiera todo acerca de ella, pero Alicia no sé extrañó, sino que se lo tomó de forma algo chistosa.

Habian pasado un rato desde que Alicia podía irse, pero se quedó un un tiempo para hacer horas extra. Ya no quedaba casi nadie en el edificio, ya que todos de habían ido. No había salido el sol en todo el día, que estaba oculto detrás de las densas nubes y ahora estaba lloviendo más fuerte que en la mañana, eso iba a ser un problema para Alicia en su vuelta a casa, de no ser por Luci que pareciera estar esperándola a ella para irse.

-Hola, justo me iba, ¿te llevo?
-Está bien, gracias, está muy fuerte está lluvia.
La dejó en frente de su casa y ella vió como se iba por la niebla que hizo parecer que el auto desaparecía.

El aire estaba pesado y la intensa lluvia se había detenido abruptamente, las luces de afuera estaban apagadas y sólo estaba encendida la luz de su habitación. Había un silencio que empezaba a desesperar lentamente a Alicia que casi podía sentir el latido de su corazón y su cada vez más intensa respiración, luego de abrir la puerta, escuchaba un ligero llanto proveniente de su cuarto, al final del pasillo. Caminaba cada vez más rápido al punto de estar casi corriendo, hasta que llegó y vio a sus hijas y su esposo parados enfrente de su cama, de modo que no dejaban ver lo que había ahí, Alicia los llamó un par de veces preguntando qué pasaba, pero no hubo respuesta, así que se acercó lentamente para ver qué ocurría. Y ahí estaba, la podía ver, era ella, tendida sobre la cama, sin mover un solo dedo. Y justo en ese momento la llamaron de afuera, era Luci.

Un Dia Como Cualquier OtroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora