Al día siguiente, salimos con Babú,Jim, Vi, Grisam y los niños de paseo, y de paso, a comprar ropa para los gemelos y Celinda.
La gente que pasaba nos paraba cada dos por tres a ver a los niños.
Cuando llegamos a la plaza fueron a entrar a la modista y yo me senté junto a Roble.
-Felí, ¿No vienes?
-No, gracias, me quedaré a charlar con Roble un rato.
-Está bien, salimos enseguida.
Para mi sorpresa, Roble no me saludó.
Estaba más callado de lo normal, y lo normal es que no estaba callado.
Agudicé mis antenas y oí una dulce melodía cerca de mí.
Cerré los ojos y me puse a escucharla.
La melodía contaba una historia, hablaba sobre libertad y viajes a lugares lejanos y exóticos.
Era una flauta de pan.
De repente la melodía cesó y pude oír la grave y melodiosa voz de Roble.
-JOoooo JOooo JOoooo, TOoooocas Deee MAaaaraaviiillaaa.
-Gracias amigo
Aquella fue la primera vez que oía esa voz.
De la curiosidad, volé hacia aquella voz y me encontré a un hombrecillo sentado sobre una de las ramas de Roble apoyado en su tronco con una flauta de pan en las manos.
Era verde, como las hojas de los árboles, y sus ojos del mismo color, aunque más claros. Y su pelo pelirrojo y revuelto.
Tenía la cara llena de pecas, y una sonrisa que iluminaba, a la vez que astuta.
Se giró para mirarme y le pude ver la cara completamente.
-Hola, ¿Necesitas algo?
-HOoooolaaaa FElíííí, QUeee Alegríííaaa VEeeerteeeee
-¿La conoces, Roble?
-SÍíííí, eeeees uuun HAaaaadaaa Niiiiñeeeraaa
-Ah, entonces mucho gusto, me llamo Romero.
Se incorporó y extendió la mano para que yo la estrechara.
La estreché.
-Encantada, yo soy Sifelíztúserásdecírnosloquerrás, pero puedes llamarme Felí.
-Felí... Bonito nombre. Vosotras las hadas y vuestros nombres impronunciables.
-He oído hablar mucho de tí, ¿eres el primer duende niñero no?
-Así es, aunque no suelo contarlo por ahí ya que no me gusta llamar mucho la atención.
Mientras decía esto se llevó la mano detrás del cuello.
-Oye, a lo mejor tú me puedes ayudar, busco a la familia Poppy, ¿los conoces?
-¿Los Poppy? ¿Shirley, Tommy y el pequeño Oliver?
-Así que así es cómo se llama el pequeñín ¿eeeh?
-Si quieres luego te acompaño, yo se dónde viven.
-Genial, vamos ,pues.
-Espera un momento, tengo que avisar a mi familia, ahora vuelvo.
-Está bien, te espero aquí.
Y dicho esto, se volvió a sentar a tocar su melodía.Bajé de la rama y ví a mi familia hablando con Rosie Polimón.
Me dirigí a Babú para contarle lo sucedido e informarle de que volvería en un rato.
-Yo también quiero ir
Deflor estaba deseando conocer a Romero.
-Deberías quedarte aquí para cuidar de los pequeños. Tranquila, otro día te lo presentaré.
Deflor se decepcionó pero me dio la razón.
Una vez hecho esto fui hacia donde se encontraba el duende.
Él paró de tocar , guardó su flauta y se incorporó.
-¿Vamos ya?
-Sí, sígueme, ¿necesitas que te lleve?
-No gracias, me las apaño para ir veloz.
De un salto, bajó de las ramas y aterrizó sobre el asfalto.
Acto seguido, dio un silbido y apareció un gato anaranjado de entre la gente.
Subió a él y lo espoleó suavemente.
-Vamos amigo, sigue a esa hadita.
Mientras yo volaba por encima de la gente, él iba sobre aquel gato esquivando mágicos y sinmagia por donde pasaba.
Unos minutos más tarde salimos del pueblo y llegamos al Bosque-que-Canta.
Ya allí ,bajó del gato y subió hasta la copa de un árbol para asomarse.
Al fondo se encontraba la granja de los Poppy.
Bajó hasta una de las ramas, donde se encontraba una hermosa golondrina.
Habló con ella a través de su flauta y subió a su espalda.
La golondrina alzó el vuelo a mi lado y fuimos juntos hacia la granja.
-¿Eres el niñero de Oliver?
-Así es, los Poppy me llamaron a la primera, tenían muy claro que yo debía cuidar a su hijo.
-Yo los conozco desde que Shirley y Tommy eran pequeños, y amigos de mis niñas.
Te puedo asegurar que son personas muy agradables, además, seguramente te lleves bien con los animales de la granja.
-Pues me alegro de que me hayan llamado ellos y no cualquier otro.
El duendecillo me sonrió.
Cuando llegamos a la casa de los Poppy, no había nadie fuera.
Romero bajó de la golondrina, se despidió de ella y me siguió.
Barolo vino lentamente hacia nosotros.
Ya estaba muy viejo, pero aún se mantenía.
Olisqueó al duende y, acto seguido, le pegó un lametazo dejándole completamente empapado.
Le dí una hoja para que se secara.
El perro fue trotando y ladrando para avisar a sus amos.
-Sigámosle.
Seguimos a Barolo hasta la puerta de la granja y Shirley salió a recibirnos.
No parecía sorprendida de encontrarnos allí.
Así era ella.
-Hola Felí, ¿cómo tú por aquí?
-Traigo a alguien muy especial.
Romero subió a la cima de un girasol que se encontraba al lado de la puerta y saludó.
-Buenos días, ¿es usted Shirley Corbirock Poppy? Me llamo Romero, y soy el duende niñero que solicitaron, aunque si lo prefieren, me pueden llamar Rom.
-Oh, mucho gusto Rom, te estábamos esperando, pasa por favor, tu también si quieres Felí.
Entré en la casa y estaba igual que hace unos años.
Sólo que encima de los sillones había bordados distintos.
Seguramente fueron tejidos por la tía de Shirley antes de dejarnos.
Edgar Poppy apareció por la puerta, con el pelo cubierto de canas y arrugas por todo su rostro.
Sin embargo, se mantenía en buena forma física, igual que el antiguo conserje del colegio.
-Shirley, ha nacido el potrillo.
-Vale padre, voy para allá. Disculpadme un momento chicos, ahora vuelvo.
Por cierto, Oliver está arriba si queréis verlo.
Shirley salió de casa y entrecerró la puerta.
Nosotros subimos al antiguo cuarto de la brujita, donde se encontraba el pequeño Oliver.
Volé hasta el borde de la cuna y me senté para observarlo.
Estaba profundamente dormido.
Romero escaló y se sentó a mi lado.
-Valla, así que éste es el pequeñín que tendré que cuidar, que niño más majete.
-Shhhh...lo vas a despertar...
El bebé abrió los ojos de repente, como si se hubiera despertado de una pesadilla, dejando ver así sus profundos ojos negros, como dos caramelos de regaliz.
-Bueno, ya no importa.
El bebé rió e hizo que el duende se cayera al interior de la cuna.
Acto seguido, lo agarró con sus manitas, lo agitó como si fuera un muñeco de trapo, y lo abrazó hasta quedarse dormido.
Yo me reí tanto que casi me caigo también a la cuna.
-No tiene gracia.
El bebé no lo soltaba y Romero tenía el pelo despeinado.
-Bueno, la verdad es que sí que la tiene.
-Shhh... Aguanta un momento, en seguida vuelvo.
Volé alrededor de la habitación en busca de algo para dárselo al bebé a cambio del pobre duende.
Entonces vi un burrito de peluche sobre una silla y fui a cogerlo.
De repente oí un ruido.
Me di la vuelta y vi a Mr Berry comiendo azucarillos de frambuesa dentro de una cajita.
-Mr Berry, ¿nos puedes ayudar?
El ratón me miró y me enseñó la lengua roja.
Después asintió.
-Genial, sígueme.
Cuando llegamos a la cuna, Vi al pobre duende intentando salir sin resultado.
-Menos mal que has llegado, pensaba que me iba a quedar aquí para siempre...
-No te preocupes, tengo una idea. Mr Berry, coge éste peluche y cámbialo por el duendecillo de ahí.
Mr Berry alzó su pata y la puso en su frente, como diciendo "A sus órdenes" y realizó la operación con éxito.
Cuando Romero se incorporó tenía el pelo despeinado y la ropa arrugada.
Se quitó el polvo con las manos y dio una galletita a Mr Berry.
-Muchas gracias amigo, y a tí también Felí.
Sonreí.
-De nada, ¿Para qué están los amigos?
Más tarde llegó Shirley y se hizo la hora de irme.
Me despedí de ella y de Romero, y me dirigí hacia la puerta.
Cuando salí, oí la voz del Duende.
-Felí
Yo me di la vuelta y lo vi montado sobre Mr Berry.
-Coge ésto.
Me lanzó un pequeño silbato tallado en madera.
-Si estás en peligro, úsalo.
-Gracias Rom, lo tendré en cuenta.
-¿Nos volveremos a ver?
-Sí- Sonreí- Lo prometo.
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*Fairy Oak, Un Nuevo Comienzo*©
Fiksi Penggemar¿No os habéis preguntado alguna vez que pasa con las vidas de las gemelas después de irse Felí? ¿Qué poderes heredarían sus hijos ? ¿Qué pasa con la siguiente generación de mágicos y sinmagia de Fairy Oak? Lo descubriréis en éste libro. *Nota:Fairy...