|| Celos ||

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Los labios de Lyon... sobre los de Juvia...

Eso era lo único que miraba Gray en esa escena.

No.

No la perdería.

Nadie lo detenía.

¿Por qué?

De un momento a otro, en los ojos de Gray, los labios de Juvia se empezaban a mover en sincronía con los del albino.

Le irritaba.

Le irritaba solo pensar en ello.

Sacudió su cabeza de un lado a otro, tratando de borrar esa imagen. Pero era inútil.

Su cerebro lo llenaba con cosas que podrían pasar después de ello.

¿Lo odiaría? ¿Lo abandonaría? ¿Lo dejaría?

Todas significaban lo mismo para él.

Solo quería permanecer a su lado. Solo quería quedarse con ella. Solo quería sentir sus labios otra vez. Solo quería sentir sus brazos alrededor de él. Solo quería amarla.

Cuando menos lo pensó, ya tenía sus manos alrededor del albino. 

Sus ojos reflejaban amargura. Reflejaban odio. 

Ya era suficiente. Había soportado demasiado.

Odiaba que Juvia lo hiciera sentir así. Odiaba que Juvia lo acosara. Odiaba que Juvia lo amara. Odiaba que Juvia le sonriera. Odiaba que Juvia se sintiera feliz junto a él. Odiaba que Juvia lo hiciera querer proteger. Odiaba amarla.

Todos le gritaban que parara. Que no lo hiciera.

Pero ese mundo no existía ya.

Esa imagen se reproducía miles veces en su mente.

Causándole rabia. Causándole odio.

Un golpe. Dos. Y tres.

–¡Gray! ¡Para! ¡Déjalo!–gritaban todos.

Al fin y al cabo solo la ayudaba.

Pero los celos del peli-negro podían ir a cualquier nivel.

Juvia comenzó a toser, escupiendo agua de su boca.

Respiraba con dificultad, y pequeñas gotas de sudor apenas se podían comparar con lo mojado que estaba su cuerpo. Volvió a recostarse en la arena, suspirando pesadamente.

Gajeel se apoyó en el pecho de Juvia, tratando de escuchar su corazón.

Pum

Pum

Pum

Un suspiro de relajación se escapó de sus labios. Puso su dedo indice debajo de su nariz.