Capitulo 23. La Venganza de Azula

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Por Crystal Violeta.

Había dos góndolas en la Roca Hirviente, una fue destruida cuando el alcalde ordenó cortar el cable, pero la otra se encontraba en perfecto estado y ahora, transportaba a un grupo de soldados decididos a recapturar a los fugitivos.


Sokka y los demás, corrieron por un camino de rocas, hasta llegar al borde del acantilado. Ahí vieron que Aang se aproximaba en un dirigible, que se movía con lentitud debido al peso de Appa.

– ¿En dónde está Zuko? – preguntó Aang. Sus amigos, simplemente bajaron la cabeza –. ¿Qué sucedió?

– Lo capturaron – dijo Sokka.

– ¡Cómo que lo capturaron! Tenemos que regresar por él.

– No podemos. Nadie aquíestá en condiciones de pelear contra todos los guardias de la prisión.

– Pero no podemos abandonarlo, él parte del equipo – replicó el avatar – Yo voy a regresar.

– ¡Miren! – dijo Sokka señalando a la góndola – los guardias nos persiguen. ¡Aang, tenemos que irnos!

En ese momento, Azula abrió los ojos, miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el interior de su aeronave. Con los ojos inyectados de sangre descubrió que tenía las manos encadenadas, pero los pies no, así que se levantó de un salto y corrió hacia la cubierta. Lo primero que vio al salir, fue al avatar y a sus amigos elevándose en la aeronave. Llena de furia, lanzó varias ráfagas de fuego azul con sus pies. Una de estas llamas alcanzó al dirigible que empezó a incendiarse.

– ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Sokka al ver que las llamas se extendían.

– ¡Appa, despierta! – Aang sacudía al bisonte con fuerza – ¡por favor amigo, te necesitamos!

El bisonte bostezó y con los ojos entreabiertos se puso de pie.

– Rápido, suban.

El grupo obedeció y juntos salieron volando en el bisonte, mientras el dirigible en llamas se desplomaba justo sobre la nave de Azula. La princesa apenas tuvo tiempo de escapar.

Con impotencia, Azula vio cómo escapaban el avatar y sus amigos. Furiosa, lanzó un fuerte grito para aplacar la intensa rabia que sentía por este desastre.

Una docena de soldados tenían atrapado al príncipe, pero a pesar de todo, Zuko seguía luchando. Cuando Azula regresó a la prisión, le lanzó una mirada asesina.

– Vas a arrepentirte por esto, Zuzu. Cuando termine contigo ni siquiera papá podrá reconocerte...

Por la fuerza, mantuvieron a Zuko de rodillas. Varios guardias sujetaban sus brazos y otro mantenía su cuello inmovilizado con una llave de lucha. A pesar de todo, Zuko intentaba liberarse.

– No tiene caso seguir peleando, Zuzu – dijo la princesa, mientras sacaba un elegante frasco de vidrio –. No podrás escapar de aquí – ella vertió unas gotas en la tetera que estaba en una pequeña mesa de madera – Puedes hacer esto de la forma fácil o difícil. Tú eliges.

Zuko inclinó la cabeza, relajó sus músculos y se quedó quietó, en señal de rendición.

– Así me gusta. Ahora bebe el...

Azula fue interrumpida por el ataque de Zuko, que aprovechando el descuido de los guardias, logró liberarse y lanzó una llamarada sobre su hermana, quién apenas tuvo tiempo de apartarse. Pero el blanco, no era Azula, sino el frasco con el elixir, que en este momento se calcinaba en el suelo, dejando una masa de cenizas y humo.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora