Capitulo 2
El sol todavía no sale, pero ya estoy despierta. Recuerdo que hoy es el cumpleaños de Agustín y todo lo que había pasado la tarde de ayer. Todos los chocolates que compré, la amorosa carta de Cloe y el mágico papel.
Me levanto y lo busco por mi pieza. Lo encuentro tirado al lado de mi uniforme para el colegio. Lo tomo, nada, el papel no dice absolutamente nada.
Lo tomo con la dos manos y comienzo a romperlo, pero extrañamente no se rompe ni se deforma, no le pasa absolutamente nada.
Me encanta leer libros sobre todo libros de aventuras o cosas de suspenso y siempre me trataba de imaginar que la protagonista era yo, que yo era la que vivía todas esas aventuras y esos miedos. Me imagino cómo estaría esto redactado en algún libro.
No le presto mayor importancia al papel, seguramente es algún tipo de papel especial o algo por el estilo.
Me acerco a mi mesa de noche y tomó el chocolate que le compré a Agustín la tarde de ayer, lo miro sin poder creer que no me haya acordado del cumpleaños de mi hermano.
A mi nunca me gustó celebrar mis cumpleaños, no sé por qué, pero hasta el día de hoy no me gusta. Pero mi familia siempre se acordaba de mi cumpleaños y, aunque ellos sabían que a mi no me gustan las celebraciones, igual hacían una torta y me daban muchos regalos. De cierta forma, me gusta, me gusta que me celebren, y si no lo hicieran, no me sentiría muy bien. Sé que es contradictorio lo que estoy diciendo, pero de cierta manera tengo la seguridad de que eso jamás cambiará.
Me acerco al escritorio que está en mi pieza a un lado del closet, abro el tercer cajón y busco, entre todos los papeles que hay, uno que sea de regalo. Lo encuentro y comienzo a envolver el regalo que le voy a dar a Agustín.
Lo adorno y lo dejo sobre el escritorio, me acerco a mi cama de nuevo y me recuesto sobre ella y espero a que mi alarma suene.
Escucho que alguien se acerca a mi cuarto, miro hacia la puerta que se abre lentamente y detrás de ella mi madre aparece. Cierro los ojos para que crea que aun sigo dormida. Lentamente ella entra y se acerca a donde estoy yo supuestamente durmiendo. Coloca su mano sobre mi hombro y lo agita suavemente.
-Kyara-dice en un susurro para que me despierte.
Lentamente comienzo a moverme y abrir los ojos y ella deja de moverme el hombro. La miro y ella sonríe.
-Le vamos a dar una sorpresa a Agustín, necesito que te vistas-me dice y se acerca a la puerta para irse.
Miro unos segundos más el techo, pienso en cuál será la sorpresa, pero nada se me viene a la cabeza. Agustín tiene todo lo que quiere. Un auto, el celular más moderno al igual que la computadora, toda la ropa que quiere, tiene absolutamente todo lo que quiere, seguramente la sorpresa será algo que ya tenga y solo sea más moderno y de última generación.
Me levanto, me dirijo al baño que está en mi pieza, tomo la toalla que está colgada detrás de la puerta y pongo a correr el agua.
Salgo y busco mi uniforme para ir al colegio, me visto y bajo al salón para darle la sorpresa a Agustín. Cuando llego abajo no veo la pila de regalos que siempre está en el salón, si no que no hay nada.
Entro a la cocina y veo a Rosa dando los últimos toques a la gigantesca torta de Agustín.
-¿Cómo has despertado, pequeña?-dice en cuanto entro a la cocina.
-Nunca me ves entrar pero siempre sabes si entro o no-digo y me dirijo a su lado.
-Ay, Kyara-dice en un suspiro- sé más cosas de las que tú sabes.