Nos quedamos completamente quietas, sin saber que hacer, mi madre acababa de vernos ¡besándonos! Debí tener más cuidado, no sabía de qué forma lo tomaría mi madre, la verdad hasta ese momento no lo había pensado ni una vez, estaba dándome de topes en la pared, entonces Alex se levantó, tomando su mochila, caminó hacia la salida.
- ¿A dónde vas? - le pregunté ya al filo de las escaleras.
- Creo que es mejor que me vaya, no quiero que tú y tu mamá discutan, arreglalo y nos vemos mañana ¿vale? - estaba al punto del llanto, yo sola no sabría qué hacer.
- Bien, nos vemos mañana - dije con un hilo de voz, estaba realmente nerviosa.
Alex me abrazó muy fuerte y me susurro "animo, todo saldrá bien" me dió un beso en la mejilla y se marchó. Subí a mi cuarto y limpie los restos del emparedado que quedaron esparcidos en la entrada, al terminar ya era bastante tarde, decidí irme a dormir e intentar hablar con mi mamá al día siguiente.
Por la mañana cuando desperté, mi mamá ya no estaba en casa, ya se había ido a trabajar, me dolió mucho que ni siquiera se hubiera despedido o me hubiera dejado una nota, siempre lo hace, eso sólo me dijo que aún estaba... ¿enojada? Podría ser que eso fuera, pero no lo puedo decir exactamente, no me podía quedar así, mi madre es mi única familia, no debíamos estar peleadas.
Me preparé el desayuno y me fui a la escuela bastante triste, iba demasiado distraída en mis pensamientos, que apenas si note a Alex caminado a mi lado, ella tampoco decía mucho, pues sabía que esto podría ser muy dificil.
Pasé todo el día perdida en mi mente, intentando encontrar una manera de que mi mamá me aceptara, nos aceptara, necesitaba saber que estaba de acuerdo o por lo menos saber su opinión, no podía estar tranquila con todo esto.
Durante el descanso, le comenté a Alex que no había podido hablar con mi madre de lo sucedido, ella dijo que todo estaría bien, que sólo debería darle tiempo e intentar explicar qué es lo que siento, decirlo era fácil, pero afrontarlo no lo era tanto.
Llegue por la tarde a mi casa, mi mamá aún no llegaba, hice mi tarea y algo de los quehaceres de la casa, quería que mi mamá estuviera aunque sea un poco contenta, necesitaba mucho valor para hablar con ella; pasé el resto de la tarde en mi cuarto, pensando en lo que le iba a decir, pronto llegó la noche, ya eran casi las doce y por fin mi madre llegó a la casa, corrí a su encuentro, la encontré parada a mitad de la cocina.
- Hola – dije en voz baja, pero ella no me respondió – Mamá, ¿podemos hablar? – siguió sin decirme absolutamente nada.
Me quedé parada en la puerta de la cocina esperando su respuesta, las lágrimas empezaron a picar en mis ojos, quería decirle muchas cosas, pero en realidad no sabía cómo.
- Mamá, en serio yo...-
- ¡Callate! Sólo cállate, déjame sola - dijo mi madre, me miró con unos ojos tan fríos, me helaron el alma ¿qué había hecho yo? No es que no lo supiera, sino que, tampoco era para dejar de hablarnos por el resto de nuestras vidas.
- Mamá, por favor - dije con un nudo en la garganta.
- ¡NO! No puedo aceptar eso, mi hija, mi única hija, entiendo eso de que el amor es ciego, pero... con otra... otra... - mi mamá se puso a llorar, intente abrazarla, pero ella me lo impidió.
- Mamá, yo se que es dificil, pero la verdad es que uno no puede escoger - le dije intentando justificarme.
- No, no lo voy a aceptar, no te lo permito, te lo prohibo, debes alejarte de ella - las palabras de mi madre me rompieron el corazón, las lágrimas picaban en mis ojos; no, no podía dejarla, después de todo aquello que pasé, no quiero dejarla.
Le di la espalda a mi madre y subí a mi cuarto, ya sin intentar decir nada más, quizá Alex tenía razón, quizá sólo tenía que darle tiempo.
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Sin ti no puedo vivir
Roman pour Adolescents¿Qué se hace cuando el destino se empeña en alejarte de lo que más quieres? Fabiola es una chica enamorada un tanto fragil y llorona, muchas cosas en su vida se vuelven muy interesantes al llegar Alex, Faby se enamora a primera vista, pero tendran q...