Capítulo 4 :

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- ¿Hacia donde te diriges? - Pregunte con mi vista al frente

- No lo se. ¿Y tú?

- ¿No sabes hacia donde te diriges? - Reí. Pero no obtuve respuesta oral de su parte, solo una linea recta proveniente de sus labios.- Yo me dirijo hacia mi oficina, tengo que terminar unos papeles

- ¿Trabajas? - Pregunto mirándome a los ojos

- Así es... ¿Y tu?

- ¿De que trabajas?


¿Por qué me cambiaba de tema?


- Trabajo en la empresa de mi padre siendo su mano derecha.

- Ah

- ¿Tú trabajas?

- Si.

- ¿De que? Si se puede saber.

- En la cafetería Starbucks , soy mesero.

- Oh, que bien. ¿Cuántos años tienes?

- 18.

- ¿No tendrías que ir al colegio?

- Voy al colegio.

- ¿Y trabajas? - Pregunte en un tono sorprendido.

- Si, ¿Hay algo de malo en eso?

- ¿Por qué lo haces? ¿A falta de dinero? - Le pregunte dirigiéndome hacia el, mirándolo fijo a los ojos unos segundos para luego volver mi vista hacia la carretera.

- Necesito el dinero. Pero no trabajo todos los dìas. Si quieres puedes dejarme aquí. - Dijo en un tono cortante mirando hacia un costado.

- ¿Tienes algo que hacer? - Negó con la cabeza. - ¿Me aceptarías un helado?


No sabía muy bien como, pero esas palabras salieron de mi boca sin antes tener mi permiso. Su cara se transformo y automáticamente sonrío, lo cual me pareció algo extraño.

- ¿Un helado?

- ¿Acaso no te gustan? - Le sonreí

- Si, claro que si.

- De acuerdo, vamos, conozco una muy buena heladería aquí cerca.

- ¿No tenias que terminar de hacer cosas? - Dijo frunciendo el ceño

- Luego las hago, tengo tiempo.

Al llegar a la heladería la empleada pregunto que gustos nos apetecían


- Elige tu primero. - Dije sonriente con las manos en los bolsillos de mi pantalón

- Vainilla y crema.

- Que sencillo eres.

Sonrió mirando al frente.

- ¿Y tú que vas a pedir?

- Mmm, yo quiero un helado de chocolate con pasas al rum y menta granizada. Original, ¿No lo crees? - Presumí con una sonrisa en mi rostro.

- Horrendo. Que feo paladar tienes. - Sonrío nuevamente, pero esta vez bajando su mirada al piso.

Una vez que la empleada nos sirvió los helados, tomamos asiento en una de las mesas. Me incomodaba el silencio, así que decidí comenzar a hablar

- ¿Por qué te citaron en preceptoria?

- Siempre lo hacen.

- ¿Qué has hecho? - Sonreí

Para toda la vida. (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora