PRÓLOGO

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Abro los ojos y me siento mareado. Las paredes color blanco del hospital, es lo que distingo. Trato de levantar mis manos pero una de ellas la siento pesada, alcanzo a ver la mano delicada de una mujer sobre la mía. Deslizo mi mano de entre la suya suavemente y después la coloco encima y hago  una pequeña caricia.

-¡Bruno! –dice la mujer que se levanta de su asiento. Conozco su rostro al instante.

-Mamá –digo despacio.

Mi madre sale por la puerta y segundos después entra con una enfermera y un doctor. La cama comienza a enderezarse y consigo una vista mejor del panorama. Una habitación con varios globos, dos sillones y todas las paredes blancas al igual que el techo.

-Bruno, soy el doctor Philips. Tuviste una operación de emergencia, ahora te encuentras bien. Tendrás que contestarme algunas preguntas y basándome en las respuestas determinaré si ya podré darte de alta –dice sonriendo y yo asiento. –Muy bien, ¿Sientes algún dolor en alguna parte específica?

Una hora después de preguntas, el veredicto final es que podré irme a casa pero tendré que ir dos veces a la semana hasta asegurarme de que todo esté bien.  Mi padre había ido a buscar ropa a casa para quitarme la bata del hospital, por lo tanto me había quedado a solas con mi madre.

-¿De qué fue mi operación? –pregunto.

-Trasplante de corazón –responde y recuerdo que  ya había tenido algunos problemas con el corazón pero aun así me sorprendió.

Un silencio largo se prolongó en la sala, por alguna extraña razón sentía la necesidad de saber de mi donante.

-¿Sabes quién lo donó? –pregunto realmente intrigado.

-Claro –dice mi madre al tiempo que mi padre entraba con ropa limpia al cuarto.

Terminé de cambiarme con la ayuda de mis padres. Una enferma trae una silla de ruedas que me piden que  la use durante los días que considere necesarios. Cruzamos la puerta de entrada del hospital y el carro de mis padres ya nos está esperando. Hago poco esfuerzo al subirme al carro y una vez que mis padres suben también, hago de nuevo una pregunta:

-¿Podemos ir a llevar flores a la tumba de la persona que me salvó? -. Mi padre me mira un poco nervioso por el retrovisor y asiente. 

Hicimos una parada rápida a una florería cerca del hospital. Desde la ventana del carro elegí unas llamativas flores, que por alguna razón sabía que eran las indicadas.

Llegamos en poco tiempo, así que debió de ser alguiem de mi ciudad;  coloco las flores amarillas en mis piernas y mi madre comienza a empujar la silla. Después de un camino corto por el pasto, nos paramos en una tumba.

-Rainbow -digo en voz alta al leer el nombre escrito.

Leo la lápida y me sorprendo al ver que tan sólo es un año menor que yo, murió joven. Con ayuda de mi madre, pongo las flores donde se encuentran las demás y a pesar de que hay tantas, siento que las mías son más especiales –incluyendo por el color-.  Termino de leer la lápida y la última frase se desliza perfectamente en mi mente. Los recuerdos aparecen, y en ese momento el aire comienza hacer falta en mis pulmones haciendome sentir totalmente perdido.

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¡Hola!
Tenía un poco olvidado wattpad pero aquí está una nueva historia. Espero y les guste el prólogo, me gustaría saber sus opiniones.
Los quiero. Besos.
Atte: lau.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2017 ⏰

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Rainbow [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora