Capítulo 6

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¡Antes que nada!

Quiero disculparme por mi retraso. Tuve que salir de la ciudad y no llevé conmigo el fic, así que no pude actualizar al día siguiente del último capítulo. Ya estoy de vuelta ^^ y les dejaré hasta el cap 9. Mañana tendrán el resto por la tarde. Muchas gracias a las personas que se han tomado la molestia de leer el fic y de comentar.

Saludos a todas y ojalá puedan darse una vuelta en otras de mis obras.


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Capítulo 6

Resignación.
Sinónimo de conformismo. Hace referencia al sentimiento de aceptar personas, cosas o un sin número de situaciones (que designaremos en adelante como "sujetos"), que en el pasado nos rehusábamos rotundamente a considerar o adoptar, pero que en el presente hemos llegado a consentir aun aunque la aceptación sea mínima. La resignación conlleva asumir la responsabilidad de los "sujetos", de tal forma que las decisiones que se tomen con respecto a  éstos no afecten ni cambien el modo, nivel o calidad de vida de la persona afectada, aunque esto último pueda no ser siempre ser así.

En pocas palabras, la resignación es dejar de decir "no", aceptar lo que no quieres y seguir adelante  con esa decisión non grata que has tomando hasta que paulatinamente llegues a aceptarla y logres vivir con ella.

¿Un ejemplo?

Simple. Sólo había que verme. Había llegado a aceptar gradualmente que lo que hacía con otro hombre me gustaba. Y mucho. Es más, hasta lo había superado.

Y bajo ese concepto, justificaba entonces la gran erección con la que me encontré al despertar. Aquella "cosa" enorme era -en parte- consecuencia de un sueño erótico, donde los protagonistas éramos Hyuk Jae y yo, en tantas situaciones con tantas escenas de clasificación triple equis (o R) que moría por saber si en realidad eran posibles de hacer.
Quizá si lo investigaba podría sacarme de duda.

¡Bien por mí!

Con renuencia y lentamente, abrí los ojos mientras me estiraba en la colchoneta a la que ya estaba acostumbrado, gimoteando segundos después a causa del dolor provocado en mi entrepierna por el duro trozo de carne que exigía atención. La cosa estaba estirada sobre mi abdomen con la cabeza brillosa apretándose contra la pretina del pantalón y pensé con gracia e ironía, que quizá  se estaba asfixiando sola, molesta  por la falta de atención.
Me levanté ignorando la "felicidad" que el sur de mi cuerpo derrochaba, más decidido en cambio, a comenzar el día. Tardé al menos quince minutos en ordenar y limpiar mi cubículo más otros diez saludando a Chin y demás compañeros. Alivié las necesidades fisiológicas de todo ser humano, incluyendo un poco de limpieza personal (que para nada incluía darle atención al garrote entre mis piernas) y al final, con cinco minutos de sobra antes del conteo, y muy a mi pesar, me sumergí en un para nada agradable monólogo que iba de la mano de pensamientos caóticos que siempre me llevaban al mismo destino: Hyuk Jae.

Vaya forma de utilizar mi tiempo, pensé mientras bufaba.
Después de dos meses de que hubiéramos pactado nuestra "relación", podía suponerse que me había ido bastante bien con el trato que había entablado recibiendo un poco (o mucho, quizá) de satisfacción como valor agregado a los servicios que él me proveía.  Las expectativas de ser un protegido no eran la gran cosa, pero tampoco era tan malas como lo había imaginado; no obstante aún había un enorme muro que representaba la satisfacción del protector y que era bien consiente, llegaría el momento en el que lo tendría que derribar para poder equilibrar la balanza de la relación.
Sentándome sobre la cama y cansado de seguir preocupándome como venía haciendo desde hacía tiempo, comencé pensar en mi vida y todas las cosas que había pasado hasta el momento.
Con nostalgia, recordé mi niñez, una época que había sido capaz de sobrellevar por los recuerdos y por la forma en la que veía las cosas.

Entre Rejas [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora