1. No es cierto

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El reloj marcaba las 7:00am cuando aquel sabor tan horrible reptó por su sistema, haciéndole correr al baño en tiempo record, vaciando el contenido de su estómago en tres largas y asquerosas arcadas sin importarle en absoluto su actual desnudez o el frío que hacía fuera de la cama
- ¡Diugh! - dijo con asco, limpiando su boca con su brazo - ¿Qué asco!

Después de tres minutos sobre la loza del baño y de dos intentos fallidos por levantarse, pudo por fin lavar sus dientes y volver a la cama, aferrándose cual koala a su amado esposo
- Mmm... - murmuro su esposo - ¿Dónde estabas? - dijo con los ojos cerrados, abrazándolo protectoramente
- En el baño, sigamos durmiendo.

El plan era simple, hibernar cual oso polar hasta que su dulce pequeñito pidiera alimento o hasta que su espalda se quejara de dolor, lo que ocurriera primero. Pero luego de cinco minutos sin su amado en la misma cama, tuvo que levantarse corriendo, de nuevo, para continuar vomitando toda la mañana hasta que su bebé exigió ser alimentado y él tuvo que levantarse con toda la fuerza de su cansado cuerpo, vestirse e ir a atenderlo.
- ¿Qué pasa, cielo? - tomó al pequeño pelinegro en sus brazos, quien se aferró con fuerza a su cuello y dejó de llorar de inmediato - ¿Tienes hambre? - mientras hablaba se acercaba a la maleta del menor para sacar el paquete de pañales y las toallitas.

Regularmente se demorada cinco minutos en cambiar a su dulzura pero, en cuando tiró al cesto el pañal usado, su estómago dio un giro tan repentino que por poco no llega al baño
- ¡¿Qué diablos pasa?! - susurró con lágrimas pendiendo de sus pestañas.

Hacía varios días que se sentía mal, su estómago se encontraba delicado y ante el más mínimo olor tenía que salir corriendo al baño, sus fuerzas le habían abandonado desde hacía un par de semanas y el cansancio sin razón lo acompañaba a cada segundo del día, además de que su cabeza siempre quería explotar y los demás comenzaban a darse cuenta de que su humor no era el mejor.

Una nueva arcada y tuvo que sujetarse fuerte del inodoro o de lo contrario caería al piso con su mundo dando vueltas alrededor de él. "Fue el maldito sushi" se decía con arrepentimiento, bajando la cadena del baño para luego tratar de incorporarse con calma, todo seguía dando vueltas
- Me veo fatal - dijo por fin al estar frente al espejo y observar su demacrado reflejo.

Su piel lucía más pálida, aunque se lo atribuía a que acabara de vomitar hasta el alma, sus ojos estaban irritados por el esfuerzo y su rostro estaba cubierto por una fina capa de sudor

- Jamás volveré a comer sushi... ¡ouch! - se dobló sobre su estómago y la acidez precedente a lo que conocía muy bien por los últimos días subió a velocidades vertiginosas por su garganta. Por suerte estaba en el baño, de lo contrario habría vomitado sobre la alfombra de la habitación
- ¿Qué diablos me pasa? - dijo desesperado a la soledad de la habitación luego de vomitar lo que parecía saliva, su estómago estaba completamente vacío - Maldito sushi, no volveré a comer...
- ¿Pa? - dio un respingo al escuchar esa tierna vocecita.

Y cómo una lluvia, las imágenes cayeron una a una dentro de su mente, explotando frente a sus ojos, tan rápidas y coloridas que volvió a sentirse mareado y sin nada en el estómago terminó vomitando más saliva

- ¡¿Pa?! - de nuevo esa vocecita y los recuerdos siguieron fluyendo.

Él vomitando todo en el autobús de la banda, él vomitándolo todo en el baño del hotel, un montón de comida extraña, mareos, aumento de peso, dolor corporal, lágrimas, angustia... y luego todo se torna color rosa, hay un montón de sonrisas, amor, completa felicidad al ver a su pequeño entre sus brazos luego de aquel concierto... todo
- ¡No es cierto! - exclamó levantándose sin importar que casi cae por un repentino mareo - ¡No es cierto! ¡No es cierto! - dice una y otra vez, entrando a la habitación - Sara dijo...
- ¿Pa? - aquella vocecita hace que detenga su carrera a su maleta.

Su pequeño estaba sentadito sobre la enorme cama, babeando su pequeño puño hasta que sus hermosos y grandes ojos verdes chocan con los suyos. De inmediato aleja su pequeña mano de su boquita para dedicarle una gran sonrisa, mostrando dos dientecitos blancos
- ¡Pa! - dice emocionado, alzando sus bracitos para que lo cargue
- No es cierto - susurra despacio, tomando a su hijo en brazos y procediendo a buscar dentro del desorden que tiene por maleta.

Había sido una broma por parte de sus fans hacía dos meses, cuando la banda decidió hacer una gran gira. Se había propuesto el tirarla pero siempre estaba lo suficientemente ocupado como para olvidarlo y al final la había conservado simplemente porque le recordaba aquellos casi nueve meses que sufrió hasta tener a Miles en sus brazos.

Se suponía que no era posible, no de nuevo. Sara les había dicho que no...

- No es cierto - susurró con mortificación, sentado sobre la tapa del retrete. Su mano izquierda frotó su cara con desesperación mientras la derecha sostenía aquel palito rosa entre sus dedos, marcando tres líneas rosas que, según las instrucciones de la caja, daban un resultado positivo - No es cierto - dijo de nueva cuenta levantándose decidido

Se cubrió con una chamarra negra y, con pañalera al hombro y su pequeño hijo bien abrigado entre sus brazos, salió con rumbo al hospital más cercano a aquella hermosa ciudad en Inglaterra.

No podía ser cierto, debía ser un error de aquella cosa. NO. Simplemente no podía estar embarazado de nueva cuenta.

"¡Te voy a matar Iero!"

¡Oops! I Did It AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora